martes 19 de marzo de 2024
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Oche Califa: “Se canceló definitivamente la profecía de la extinción del libro en papel”

Oche Califa, seudónimo de Ángel Jorge Califa, actual Director Ejecutivo de la Feria del Libro de Buenos Aires, es escritor, editor y periodista. Tiene una gran formación cultural y una vasta trayectoria profesional en editoriales y medios nacionales.  Su figura morena y delgada remite a los misteriosos personajes de los cuentos de las Mil y una Noches. Hace gala de un humor simple y campero, y sus palabras definen con precisión la dimensión actual de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, el evento cultural más importante del año.

 

¿Esta es tu tercera Feria como Director?

Sí, es la tercera, pero mi vínculo con la Fundación El Libro es más antiguo. Yo fui miembro de la Comisión de Cultura de la Feria durante catorce años.

¿Qué tiene la Feria de Buenos Aires que convoca a tanto público?

La Feria tiene el aval de su propia tradición, cumple cuarenta y tres años, para ser siempre la misma y, a la vez, para ser distinta.  Esto en realidad también se logra por la gran oferta cultural que tiene Buenos Aires, con movilidad y presencia. Es verdad que nosotros también producimos algunas cosas en las que innovamos y cambiamos. Por ejemplo, hay un cambio que se produce todos los años como es la ciudad invitada de honor, que en esta ocasión es Los Ángeles, segunda ciudad en cantidad de habitantes de los Estados Unidos, la mitad de ellos hispanoparlante, meca del cine, que tiene un stand de doscientos metros cuadrados y nos trae un programa cultural que incluye doce autores muy importantes y un sinnúmero de actividades para realizar todos los días.

¿Está creciendo la Feria?

Venimos creciendo en distintos segmentos de la industria del libro, y decir libro es decir todo lo humano, porque no hay ninguna actividad humana que no esté en los libros. Y es el caso de la literatura y de las propuestas para los jóvenes. Que es un sector en expansión al que le estamos prestando mucha atención. Es el sector que más está siendo reflejado por los medios en los últimos años, el que tiene más visibilidad, porque lo cierto es que la aparición de una legión de adolescentes lectores muy activos en las redes es una de las mejores noticias que ha tenido esta actividad en los últimos veinte años, o treinta, o cuarenta. Me decía un librero hace muy pocas semanas que se encontraba muy sorprendido por la cantidad de adolescentes que entraban en su librería, cosa que no ocurría hace muchos años.

Hay un fenómeno de la lectura juvenil pero, además, vinculado al libro en soporte papel.

Así es, creo que se canceló definitivamente la profecía de la extinción del libro en papel o libro físico como le llamamos nosotros. Ya no hay más dudas al respecto. El libro electrónico o e-book ha conseguido un lugar en el que es muy útil como el libro académico o educativo, o en algún sector de libros infantiles porque combina con actividades lúdicas, pero el libro en papel sigue siendo el favorito y justamente los adolescentes que abren un canal de youtube, los famosos booktubers, lo que muestran en las redes cuando comentan su libro favorito es el libro en papel.

Comparadas con otras ferias importantes del mundo, Frankfurt, Guadalajara, ¿qué es diferente aquí?

Frankfurt es una feria absolutamente profesional, nosotros nos parecemos a ella en los días previos a la inauguración oficial en los que funcionan las jornadas para profesionales, que el gran público no conoce, es decir que los tres días previos a la apertura al público la Feria es sólo recorrida por unos diez mil profesionales del libro que vienen de todo el país y de otros países del mundo para hacer negocios, informarse, capacitarse y demás. Con Guadalajara somos más parecidos porque ellos combinan, al igual que nosotros, las actividades profesionales con la visita del público en general y de hecho cuando Guadalajara inició sus actividades como Feria Internacional visitó nuestra Feria y buscó asesoramiento e inspiración en nosotros. La Feria de Guadalajara es mucho más corta y creo que eso se debe a que el público cultural y lector que tiene nuestra Ciudad, Guadalajara posiblemente no lo tenga.

Esta es sin duda la gran fiesta de la cultura de Buenos Aires.

Nosotros decimos que es la Fiesta del Libro de Buenos Aires, de Argentina, de Latinoamérica y del Mundo. Porque no hay un evento cultural tan prolongado, con tantos asistentes y con tanta diversidad de actividades y propuestas, como éste. 

¿Cómo vivís la Feria como autor y como editor?

Estamos viviendo un momento muy interesante porque ha venido produciéndose en las últimas décadas una promoción de jóvenes editores que se han ido fortaleciendo y adquiriendo mucha visibilidad y ocupan un lugar importante en la Feria. Creo que ahí es donde más tenemos que poner el ojo porque en verdad las editoriales ya consagradas están muy instaladas y ya sabemos, de una u otra manera, lo que van a editar. Su producción es bastante previsible, en cambio lo que no sabemos qué van a editar son los sellos jóvenes. En este sentido Argentina tiene una distinción muy fuerte si la comparás con otros países, porque la bibliodiversidad que producimos aquí no se produce en otros países latinoamericanos, en donde se manifiesta más claramente la concentración editorial, o un papel protagónico muy fuerte del Estado como es el caso de México. Esto significa, entre otras cosas, que hay muchas oportunidades para el surgimiento de talentos.

¿Qué estás leyendo?

En estos días no logro leer ni el diario, porque llegó aquí a las ocho de la mañana y me voy muy tarde en la noche, pero he estado leyendo a algunos autores que nos visitan en esta edición de la Feria y que yo no conocía. Hasta por cortesía creo que tengo que conocer la obra de nuestros invitados. Es el caso por ejemplo de Etgar Keret, un autor israelí muy importante,  que creo que tiene una literatura que aquí va a gustar mucho. Y más allá del deber profesional que me obliga a leer autores que son novedad, me siento en una edad en la que me gusta repasar lecturas, volver a leer a los clásicos. Esta última semana recordé el libro Bajo el volcán de Malcolm Lowry que leí cuando era adolescente con mucho esfuerzo y lo sufrí mucho. Entonces me dije que voy a tener que leerlo otra vez porque debo de haberlo leído mal, o quizás no era el momento adecuado. El libro está siempre, pero uno no está a veces para el libro.

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