Por Gonzalo Delmonte.
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Buenos Aires, 27 agosto (NA) — La vicepresidenta Victoria Villarruel afirmó hoy que pedirá la reapertura de las causas que involucren a víctimas del “terrorismo” y reclamó que todos los ex integrantes del grupo guerrillero Montoneros “estén presos por ensangrentar” a la Argentina.
Así se expresó Villarruel en el acto por el Día Internacional de la Conmemoración a las Víctimas del Terrorismo que se hizo en el Senado.
Del acto participaron familiares de victimas de atentados durante al última dictadura militar y de los atentados a la Embajada de Israel y la AMIA.
Villaruel planteó que donde pidió: “Argentina merece dejar el pasado atrás, pero debe hacerlo con justicia. Argentina merece ser la tierra de unión y paz que imaginaron nuestros próceres, pero debe hacerlo con justicia”.
La titular del Senado sostuvo que el país “merece no ser un nido de impunidad y, para ello, hace falta que construyamos sobre los cimientos que se hacen con justicia”.
“Por eso, reabriremos todas las causas de víctimas del terrorismo para que sea la Justicia que haga lo que debió hacer más de 20 años”, anunció Villarruel ante un Salón Azul del Congreso repleto.
En esa línea, cargó contra Montoneros: “Arranqué siendo demonizada y repudiada, pero Argentina, nuestra patria dorada, para que pueda vivir su aurora, su renacer con justicia, debe hacerlo solo con este valor. Y, para ello, todos los montoneros tienen estar presos por ensangrentar nuestra Nación”, subrayo.
También apuntó contra el período kirchnerista y nombró al matrimonio presidencialista de Néstor Kirchner y Cristina Fernández, que gobernaron de 2003 a 2015: “Hoy, encontrarnos en el Senado de la Nación hablando de lo que quisieron silenciar y eliminar es un logro inmenso que solo es una parte más del largo camino hacia la justicia, la verdad y la reparación para las victimas del terrorismo”.
“Solo es una parte más del largo camino hacia la justicia, la verdad y la reparación para las victimas del terrorismo. Lo que estamos compartiendo en este salón era impensado hace 20 años”, destacó.
Para Villarruel, “que estemos homenajeando a las víctimas del terrorismo parecía algo imposible en un país donde desde el Estado vanagloriaban los crímenes atroces del terrorismo”.
“Parecía utópico que hubiera resquicios de la luz de la verdad en la muralla de la oscuridad pestilente que construyó el kirchnerismo sobre la década más dolorosa de nuestra historia”, añadió.
Según Villarruel, era “francamente peligroso denunciar los crímenes de los protegidos Néstor y Cristina Kirchner”.
Y añadió: “Fuimos unos pequeños David de un Goliat que tenía todo el poder estatal para garantizarse su impunidad, rescribir nuestra historia y enriquecerse los bolsillos con el dolor de todos los argentinos”, prosiguió.
Para finalizar, la titular del Senado aseguró que su lucha por la “verdad, la justicia y la reparación no se inspira en nada más que su profundo amor a la Argentina”, y que ese fue el “combustible que mantuvo viva la llama” de sus “esfuerzos por un país mejor, más justo y más inclusivo”.
Y se preguntó: “¿De qué derecho humanos pueden hablar aquellos que los violaron y que toleraron que las atrocidades quedaran escondidas? Solo para que los terroristas se convirtieran en los adalides morales de nuestra historia”.
“Tener a nuestras víctimas contar cómo es vivir sin un ser amado es el argumento más fuerte para que no puedan ser esgrimidas del mesianismo terrorista para presionar a los gobiernos de turno”, concluyó Villarruel ante senadores y familiares de victimas como Luis Czyzewski, padre de una victima de la AMIA, y Gloria Alejandra Paulik, representante de víctimas de terrorismo de los 70.
Antes del discurso de Villarruel, Claudia Rucci, directora del Observatorio de Derechos Humanos del Senado, pronunció también un discurso en el que pidió que lo ocurrido “no se relate de otra manera que como ocurrió” y “que los responsables no sean beneficiarios de distracciones que faciliten la impunidad”.
Para Rucci, hija de José Ignacio Rucci, ex líder de la CGT que fue asesinado por Montoneros en 1973, “un crimen es un crimen”.