Nos hemos acostumbrado a tratar los fenómenos migratorios como algo ‘contra natura’. El nomadismo, forzado o elegido, de miles y millones atravesando las fronteras de un mundo estático, con poblaciones afincadas en sus países de origen. Acaso haya que revisar esa visión y observar las migraciones como un rasgo característico de un mundo sacudido y en transición, un mundo que se ha puesto en movimiento. Todo se mueve: los territorios, las fronteras, las naciones, el ambiente y, por ende, también las sociedades.
Se calcula que alrededor de 184 millones de personas, el 2,3% de la población mundial, viven fuera de su país natal. Estas cifras muestran que “la migración se ha convertido en un desafío urgente para el desarrollo mundial”, según nos dice el informe 2023 del Banco Mundial, en parte por causas como los cambios demográficos divergentes y el impacto climático, lo que afecta a las brechas en el bienestar de la población.
Las migraciones descontroladas y las tendencias xenófobas, entre otras problemáticas, se han incrementado y presionan cada vez más sobre las respuestas institucionales que los gobiernos tienen que adoptar. En las elecciones europeas de la semana que viene se ubican entre las principales preocupaciones. La llamada “crisis migratoria”, por su parte, está muy presente, una vez más, en la campaña electoral de los EE.UU. con vistas a noviembre próximo.
Las respuestas pueden darse desde una perspectiva “de gobernabilidad” cuando son desarrolladas solo desde las decisiones gubernamentales, o bien desde una “de gobernanza” donde las políticas y su gestión se realizan en coordinación entre los gobiernos, la sociedad civil, el sector privado y los organismos internacionales.
Es lo que plantea Lelio Mármora en Gobernar las migraciones (Eduntref, 2022): pasar de un planteo “de gobernabilidad” a otro “de gobernanza” de las migraciones internacionales, a partir de dos ejes principales: la legitimidad y la eficacia con que se actúa sobre los movimientos migratorios, incluyendo dentro de la legitimidad aspectos como los de la equidad, legalidad y transparencia; y, dentro de la eficacia, a la información, la normativa y la eficiencia, apelando a la cooperación entre los países de procedencia y de tránsito.
Mármora, que falleció el miércoles 29 en Buenos Aires a los 84 años, ha sido la mayor autoridad en la materia en nuestro país, reconocido también por su desempeño internacional, académico e institucional.
Con una extensa trayectoria en la promoción de los derechos de los migrantes, desplegó una incansable tarea en la visibilización del aporte de los flujos migratorios como motor de desarrollo de la Argentina. Mármora ejerció la actividad docente desde sus cátedras en la UBA, la UNTREF y el ISEN. En la UNTREF creó y dirigió la maestría y carrera de especialización sobre Políticas y Gestión de Migraciones Internacionales y el Instituto de Políticas de Migraciones y Asilo.
Pero además pasó por la función pública, como Director Nacional de Migraciones, entre 1973 y 1974, y al frente del INDEC, treinta años después, entre 2002 y 2007, y se desempeñó como experto en organismos internacionales como la OIM, ACNUR, la OEA, el BID y Cepal. Escribió más de cien ensayos y su libro Las políticas de migraciones internacionales, publicado en 1997, es una referencia en la temática. También escribió para Clarín numerosas notas de opinión.
En la última de ellas, publicada el 7/12 pasado destaca la realidad de un país “abierto a todos los hombres del mundo que quieran habitarlo” y la aceptación de la nacionalidad argentina sobre cualquier otra pertenencia particular, como marco de una ley migratoria acorde a todos los derechos humanos que tiene el migrante. Ponía allí, además, el foco a un dato relevante: la Argentina no es solo un país de inmigrantes sino que también se ha transformado en un país de emigrantes como consecuencia de las crisis económicas de las últimas décadas.
Quienes lo conocieron y trataron, recuerdan a Mármora como un infatigable luchador contra todo tipo de discriminación hacia los migrantes, que se encargó de derribar los mitos y estereotipos negativos que los rodean. La obra que nos deja seguirá ayudando a entender y abordar las migraciones con enfoques integradores, y dar mejores respuestas al desafío que representan, transformando amenazas en oportunidades.
Publicado en Clarín el 1 de junio de 2024.
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