sábado 1 de marzo de 2025
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Zelensky, te están cagando

Esta semana, precisamente el 24 de febrero, se cumplieron tres años de la invasión a gran escala propuesta por las tropas de la Federación Rusa en territorio de su vecina Ucrania. Desde entonces, el pueblo ucraniano no ha hecho otra cosa que convivir con la muerte, la destrucción, las desapariciones y el dolor.
A 36 meses del inicio de esta guerra, el mayor conflicto bélico en territorio europeo desde la recordada guerra de los Balcanes podría estar llegando a su fin. Mientras el poderoso y numeroso ejército ruso intenta consolidar su ocupación y miles de efectivos de las fuerzas ucranianas buscan apuntalar la resistencia, un minúsculo y reducido grupo de políticos estadounidenses mueve los hilos para redefinir el mapa de Ucrania y garantizar la paz en Europa.

Cuando la guerra parecía estancarse entre avances y retrocesos, cuando parecía concentrarse en la consolidación de Crimea por parte del ejército ruso y en ¿inútiles? Intentos ucranianos por recuperar los territorios perdidos de Donetsk, Lugansk, y el Donbass, asumió Trump y cambió panorama para los contendientes.

El magnate norteamericano, admirado por nuestro mandatario Javier Milei, no ha tenido mejor idea que buscar un Acuerdo de Paz con el Gobierno de Moscú, en unas negociaciones que “casualmente” no incluyeron a diplomáticos de Kiev. El presidente estadounidense ha sostenido públicamente que considera la posibilidad de dejar de apoyar a Kiev en su lucha contra el gigante ruso. Esta decisión, cabe aclarar, no fue para nada bienvenida en la élite política de la Unión Europea.

La polémica jugada de Trump consiste en tomar decisiones sobre el futuro de Ucrania y, en cierto punto, de Europa, sin tener en cuenta las opiniones de sus respectivas élites políticas. En señal de preocupación, esta semana el presidente francés Emmanuel Macrón viajó a Washington con la clara intención de convencer a su par estadounidense de que se mantenga del lado de Europa en sus negociaciones con Rusia. Sin embargo, el resultado de las reuniones no fue como deseaba el francés: Trump no hizo ninguna promesa, y todo parece indicar que la guerra en Europa está en un “punto de inflexión”.

Por su parte, Volodimir Zelenski también viajó a Washington esta semana para reunirse con el mandatario estadounidense. Tras la reunión, anunció que se llegó a un “acuerdo marco” de carácter preliminar que permita a Estados Unidos la explotación de los denominados “minerales raros” ubicados en territorio ucraniano.

Ahora bien, ¿Cuáles son esos minerales raros y qué importancia tienen para Estados Unidos? Dentro de los tantos minerales “especiales” que tiene Ucrania (se estima que son más de 20), se destaca el titanio (utilizado para la fabricación de aviones y la industria aeroespacial); el litio, utilizado para las baterías eléctricas; y el uranio (utilizado para el armamento, la energía y la medicina nuclear).

Según trascendió, el acuerdo de paz negociado entre Trump y Putin es un pacto win-win para ambos, donde Ucrania solo “ganaría” la paz, el gobierno de Estados Unidos dejaría de enviar armamento a Ucrania a cambio de las concesiones para explotar sus recursos mineros, mientras que el Moscú anexionaría definitivamente y de forma oficial los territorios conquistados (las regiones de Crimea, Donetsk, Lugansk, y Jersón).

De esta forma, Zelenski lograría salvaguardar la vida de sus compatriotas evitando la continuidad de una guerra donde, sin la ayuda de Estados Unidos y buena parte de la Unión Europea, no tiene chance de ganar. Sin embargo, se ve “obligado” (no está del todo claro si el acuerdo es una negociación o una imposición) a ceder los derechos de explotación de sus recursos minerales a Estados Unidos, y cederle a Rusia cuatro de sus provincias.

En conclusión, este viernes muy probablemente cambiará la historia de Ucrania y Rusia. Zelensky firmaría un acuerdo en la Casa Blanca en donde se asentarán las bases para un alto al fuego, pero a cambio de ceder territorios, recursos, y la posibilidad de integrarse al bloque de la Unión Europea. Todo esto en el marco de una negociación en donde difícilmente se le den garantías de seguridad a su nación ante futuras incursiones rusas, y termine pagando los costos de la invasión sufrida por su vecino del Este.

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