martes 1 de abril de 2025
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¿Una virgen menos?

Es muy probable que el escándalo de las criptomonedas se mantenga durante esta semana ocupando el primer plano de las noticias. Una semana…diez días a lo sumo. Luego llegarán otras noticias, otros escándalos, que colocarán en un segundo o tercer plano el episodio protagonizado por un presidente de la nación promocionando desde su Twitter una estafa.

Promocionando o difundiendo. Como si en el área del poder este juego de palabras nacido de las sesudas oficinas del oficialismo, pudiera engañar a alguien.

Si mi olfato no me falla, no habrá juicio político, no sé si habrá comisión investigadora y las acciones penales ya se sabe que son lentas, sobre todo cuando los destinatarios son presidentes.

Menem y Cristina son un ejemplo que seguramente hoy tranquilizan a Milei y su entorno. ¿No pasó nada entonces? A no equivocarse. Menem disponía de sus operadores muchos de ellos salidos del riñón peronista; los Kirchner de su claque reclutada en Río Gallegos y cuyo exponente más emblemático fue Lázaro Báez.

¿Milei intenta iniciarse con sus jóvenes lúmpenes financieros, ávidos de riqueza fácil, herederos de los yuppies de los noventa, renacuajos salidos de algunas páginas de “ American Psycho”? No lo sé.

Pero sí se algo de esa pandilla de “niños irresponsables” que frecuentan la Casa Rosada, se codean en actos públicos y en reuniones “discretas” con los titulares del poder con la misma familiaridad con la que yo converso con los amigos del bar.

Lo sucedido no parece ser un episodio o una anécdota menor en una fuerza política recién constituida y para quienes enriquecerse a cualquier precio es el primer objetivo moral y el equivalente al éxito.

Insisto: que el juicio político no tenga lugar, “en primera instancia”, como advirtió Macri, no quiere decir que el presidente salió de este entrevero, limpió, casto, puro y sin despeinarse. Lo sucedido es el primer tiro en el pie que le duele, la primer calesita que choca, el primer tropezón por caminar abriendo la boca, el primer torpedo que impacta en la línea de flotación del gobierno. No lo va a hundir, pero acusó el golpe.

El mejor presidente de la historia argentina y el economista autoproclamado como el más sabio del mundo, se vio obligado a elegir entre ser considerado un estafador o un boludo. Por el momento, la opción de boludo parece ser la más prudente. Lo engañaron; abusaron de su buena fe; se aprovecharon de su ignorancia en el tema. Una maravilla. Esta es la tercera vez en cinco años que Milei se manda joditas de este tipo.

Las hizo siendo panelista, las hizo siendo diputado y ahora lo hace siendo presidente. Como Valmont, el personaje de “Relaciones peligrosas”, no puede evitarlo. Es algo más íntimo, más profundo que hacer plata. Durante años se jactó, con esa cadencia que lo distingue, de ser un profesional experto en la materia, el hombre que, según sus palabras, cobra por sus consejos, aunque siempre toma la precaución de no invertir en los lugares donde a sus crédulos clientes les aconseja invertir.

Repito: puede que el presidente eluda las acciones legales o institucionales en su contra, pero la casta, la casta real, efectiva, verdadera, recibe a tambor batiente, a un nuevo socio.

Y además, la condición de “virginidad política” proclamada por Milei, se ha perdido en estos agitados revolcones a la hora de la siesta con chicos decididos a llevarse todo por delante y que, por instinto, formación, elección de vida, están convencidos de que una buena estafa recurriendo a los insumos más avanzados de la tecnología en el mundo globalizado, posee mucho más valor, es más importante, produce más placer, sobre todo si se cuenta con la amorosa complicidad, tolerancia, permisividad de un presidente.

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