“No un hombre, sino una legión de hombres, fue aquel sanjuanino que nació en 1811 y falleció en 1888”. Con estas palabras definió el historiador Guillermo Furlong a Sarmiento, de cuyo nacimiento se cumplen hoy 209 años.
Debemos decir que en torno a aquel natalicio se entretejieron algunas incógnitas. Su acta de bautismo data del 15 de febrero de 1811 pero señala que era “de un día”. Por este motivo ciertos estudiosos afirmaron que nació el día 14.
Buscan más pruebas en el nombre. Sarmiento no se llamó Domingo, fue anotado como “Faustino Valentín” y por entonces solían llamar al recién nacido según el Santo del día. Como todos sabemos el 14 de febrero se celebra San Valentín. Este último dato tiene mucha coherencia ya que la Iglesia Católica lo eliminó del santoral recién en 1969. Sin embargo, observando el nombre de los santos del día 15 hallamos a San Faustino.
Ricardo Rojas, uno de los más grandes biógrafos del sanjuanino, afirmó que el documento bautismal hace referencia a que ese era el primer día de su vida por lo que la fecha correcta es el 15. Además, en sus cartas, Sarmiento mismo lo afirma. El 15 de febrero de 1874 escribió a su nieto Augusto Belín desde Buenos Aires:
“Te escribo el día de mi cumpleaños, es decir que dejo atrás sesenta y tres años bien contados, lo que es una buena admonición para sobrinos y nietos, a fin de que no cuenten mucho sobre este báculo tan carcomido”.
Y por si quedan dudas, su amigo José Posse lo saludó a través de una nota en 1888:
“Mi querido Sarmiento, Una casualidad me ha hecho saber que no habías recibido el telegrama que te hice el 15 de febrero, saludándote en tu cumpleaños, y que estabas quejoso de mi silencio. El telegrama lo hice y te incluyo el recibo de la oficina en justificación mía. No dejé copia del telegrama, pero decía o debía decir: que acompañaba a nuestros viejos amigos en la manifestación que debían hacerte aquel día como un merecido honor a tu nombre!!”
Otra de las incógnitas ronda alrededor del nombre. El padre del aula jamás utilizó Valentín -aunque, como vimos, fue su verdadero nombre- y su familia siempre lo llamó Domingo. Las explicaciones dadas no son muy contundentes, pero al parecer responde a la gran devoción de doña Paula por Santo Domingo.
Evidentemente las polémicas envuelven a Sarmiento desde el principio mismo de su existencia. Pero esto no debe distraernos de su gran obra, la que el mismo sintetizó de modo memorable poco antes de dejar la presidencia:
“Partiendo de la falda de los Andes nevados, he recorrido la tierra y remontado todas las pequeñas eminencias de mi patria. Al descender de la más elevada, me encuentra el viajero, sin los haces de los lictores [escoltas de los magistrados romanos], amasando el barro informe con que Dios hizo el mundo (… ) Dejo tras de mí un rastro duradero en la educación y columnas miliarias en los edificios de las escuelas que marcarán en América la ruta que seguí”.
Publicado en Infobae el 15 de febrero de 2020.
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