Trump aumentó la deuda nacional estadounidense aproximadamente el doble que Biden, según un nuevo análisis de sus historiales fiscales.
El ganador de las elecciones de noviembre se enfrenta a un panorama fiscal sombrío, con niveles de deuda en rápido aumento en un momento en que las tasas de interés ya son altas y la presión demográfica sobre los programas de jubilación está aumentando.
Ambos candidatos tienen una parte de la responsabilidad, ya que cada uno agregó billones a esa cuenta mientras estuvo en el cargo.
Pero la contribución de Trump fue significativamente mayor, según los organismos de control fiscal del Comité para un Presupuesto Federal Responsable, debido a los recortes de impuestos a los ricos y los acuerdos de gasto alcanzados en sus cuatro años en la Casa Blanca.
Trump agregó 8,4 billones de dólares en préstamos durante un período de 10 años, según el CRFB en un informe publicado esta mañana.
La cifra de Biden asciende a 4,3 billones a siete meses del fin de su mandato. Si se excluye del recuento el gasto de ayuda por la COVID, las cifras son 4,8 billones de dólares para Trump y 2,2 billones de dólares para Biden.
Aparte de la situación pandémica para Trump, los principales impulsores de la deuda pública fueron sus recortes de impuestos emblemáticos promulgados en 2017 (que provocaron 1,9 billones de dólares en préstamos adicionales) y los paquetes de gasto administrativo – llamado bipartidista – que le agregaron 2,1 billones de dólares.
Para Biden, los principales factores no relacionados con la COVID incluyen los proyectos de ley de gasto de 2022 y 2023 (1,4 billones de dólares), el alivio de la deuda estudiantil (620.000 millones de dólares) y la legislación para apoyar la atención sanitaria a los veteranos (520.000 millones de dólares).
Los déficits de Biden también han aumentado, según el análisis del CRFB, debido a las medidas ejecutivas que cambiaron la forma en que se calculan los beneficios de los cupones de alimentos, ampliaron los beneficios de Medicaid y otros cambios que suman un total de 548.000 millones de dólares.
El asunto del déficit puede volver a ocupar un lugar destacado en los debates sobre políticas estadounidenses el año que viene. Gran parte de la ley fiscal de Trump expirará a fines de 2025, y la Oficina de Presupuesto del Congreso ha estimado que extenderla por completo aumentaría los déficits en 4,6 billones de dólares durante la próxima década.
Las altas tasas de interés hacen que la carga para los contribuyentes de la deuda existente y nueva sea mayor que durante la era de las tasas de interés cercanas a cero en las que vio la luz.
Y el fondo fiduciario de la Seguridad Social se está agotando rápidamente, lo que provocaría enormes recortes en los beneficios de jubilación si no hay acción en el Congres. “El próximo presidente enfrentará enormes desafíos fiscales”, le dijo a Axios la presidenta de CRFB, Maya MacGuineas.
“Sin embargo, ambos candidatos tienen antecedentes de aprobar billones en nuevos préstamos incluso dejando de lado los préstamos justificados para COVID, y ninguno ha propuesto un plan integral y creíble para controlar la deuda”, dijo. “Ningún presidente es completamente responsable de los desafíos fiscales que surgen, pero deberán preparar el escenario para tomar algunas decisiones difíciles”, concluyo.