La importante victoria del ex presidente en New Hampshire lo mantiene en forma, pero no asegura nada en su larga carrera de obstáculos hacia el retorno a la presidencia. Joe Biden también ganó la interna por un margen mayor que Trump.
Trump, con 92 causas judiciales pendientes parece el protagonista de un road movie que llega a cada pueblo, da un golpe y va hacia el siguiente, huyendo de algo, pero con una meta cierta, aunque no precisamente un rancho donde descansar y disfrutar de su botín.
Muchos republicanos veían a New Hampshire como un bastión duro de roer por Donald Trump. Allí Nikki Haley contaba con un electorado de mentalidad independiente y más favorable a la ex embajadora de los Estados Unidos ante las Naciones Unidas. Pese al pronóstico cualitativo – el cuantitativo le daba a Trump 20 por ciento por sobre Halley – Trump venció decisivamente el martes pasado, gracias – entre otras cosas – a que sus antiguos rivales, como Ron De Santis, se retiraron o lo apoyaron en el transcurso de la semana pasada.
Haley, aunque derrotada – 45 a 55, en porcentaje – sabe que Trump “huye” hacia la candidatura y le recordó a una multitud el martes por la noche que “esta carrera está lejos de terminar”, porque, entre otras cosas una pronta decisión de la Corte Suprema amenaza el estatus electoral de Trump.
Halley y todos saben que cuando el 8 de febrero se hagan las primarias en Nevada, la Corte Suprema podría por fin detener su huida, dejándolo sin nominación posible o hiriéndola de muerte con sólo condenarlo y desatar el repudio social de parte de sus votantes.
La coalición electoral general que Trump tendría que construir está profundamente fracturada por cuestiones de su conducta. Basta mirar a los partidarios de Haley, cuyo apoyo necesitaría en noviembre. El martes en New Hampshire, aproximadamente 9 de cada 10 votantes de Haley dijeron que no estarían contentos con una tercera nominación de Trump, según las encuestas a boca de urna, mientras que el 84 por ciento de sus partidarios dijeron que Trump no volvería a ser apto para la presidencia si fuera declarado culpable de un delito.
El hartazgo de los ciudadanos no se limita a Trump, hace meses que los datos de las encuestas que sugieren que los estadounidenses están insatisfechos mientras observan cómo se desarrolla la saga legal de Trump y cómo Biden muestra signos de envejecimiento.