Tras idas y vueltas, Victoria Tolosa Paz será quien reemplace a Juan Zabaleta en el ministerio de Desarrollo Social. La diputada que supo cosechar millones de votos en una derrota histórica sufrida en la Provincia de Buenos Aires también logró el visto bueno de los movimientos sociales que aprobaron su designación. De esta forma, la flamante ministra deberá liderar un área que se perfila como una de las más conflictivas de cara a las elecciones presidenciales del próximo año junto al ministerio que encabeza uno de los pilares de la coalición oficialista, Sergio Massa.
La designación, cabe aclarar, sorprendió a muchos y conformó a pocos. Si bien es cierto que cuenta con dos cualidades necesarias para ser ministra (tener trayectoria en temas sociales y un vínculo cercano al Presidente), no son pocos los que dudan de su idoneidad y preparación a la hora de hacerse cargo de un ministerio tan conflictivo. De esta forma, se pueden vislumbrar una serie de interrogantes y desafíos con respecto a esta nueva etapa de gestión en el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación.
Si bien es cierto que a Tolosa Paz se la trató de vincular al mundo de la política social desde su rol en el Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales, también es cierto que, a causa de un mediocre desempeño, no logró generar lo que se podría llamar “legitimidad de gestión” ni “legitimidad de territorio”. Ciertamente, la visibilidad de su gestión en dicho Consejo fue limitada y se la conoció un poco más a partir de las medidas de “Argentina contra el hambre”, una política que, dicho sea de paso, básicamente no dio resultado.
Las comparaciones son odiosas, pero necesarias. Comparativamente, es fácil vislumbrar que Tolosa Paz no tiene la experiencia de gestión ni el conocimiento del territorio que sí tenía Juan Zabaleta. Tampoco tiene el conocimiento técnico y conceptual de la política social que sí tenía Daniel Arroyo, un hombre que en poco tiempo supo mejorar los alcances y coberturas del programa Tarjeta Alimentar. En ese marco, lamentablemente, no se puede esperar demasiado de la flamante ministra.
No obstante, podría creerse que Tolosa Paz puede llegar a hacer algunos cambios en la gestión respecto a los lineamientos de Zabaleta. El intendente de Hurlingham en uso de licencia trató de orientar los programas sociales hacia el mundo del empleo laboral formal, lo cual generó serios conflictos con los movimientos sociales que promueven el cooperativismo. Así, Tolosa Paz podría retomar la idea de Economía Social a través del fomento a las cooperativas y el desarrollo local.
En esta línea, se percibe que su gran desafío va a ser justamente la articulación y gestión de los conflictos que surgirán no solo con los movimientos sociales sino también con los intendentes del conurbano. Para esto último lo tenía mucho más fácil Zabaleta, ya que tenía mejor diálogo y entendimiento con los “caciques” y “Barones” por ser intendente de un municipio de la zona oeste del Área Metropolitana de Buenos Aires. A diferencia del saliente Zabaleta, la flamante ministra viene de La Plata, y no tiene mucha trayectoria ni experiencia demostrable en cuanto a la articulación de programas que incluyan etapas de negociación con intendentes de esa zona tan conflictiva.
Hoy en día la política social pasa por la impronta territorial. Una de las claves para llevar adelante ese ministerio y para reducir la conflictividad social se basa en la articulación y capacidad de conciliación con los intendentes y los movimientos sociales, que son los actores claves de la implementación de las políticas públicas del Ministero de Desarrollo Social. En ese marco, deberá cooptar a los movimientos sociales más afines, y ver cómo conciliar con los más radicalizados y contestatarios, como el Polo Obrero de Belliboni. ¿Está preparada para eso? No lo sabemos.
Actualmente, para muchos economistas, el problema central de la Argentina radica en la escalada inflacionaria y cómo impacta ésta en el precio de los alimentos, que no paran de subir. En ese contexto, la principal política social del Gobierno debería ser reducir la inflación y recomponer el poder adquisitivo de los salarios. Dos cosas que, en realidad, exceden las capacidades de Tolosa Paz como ministra de Desarrollo Social.
Así, la solución al flagelo inflacionario y a la falta de poder adquisitivo de los salarios pasará por las manos de otros agentes estatales. De esta forma, Tolosa Paz deberá esperar ciertos logros de gestión provenientes de otros ministerios, como el de Economía o el de Trabajo. De no suceder esto, deberá gestionar la conflictividad social y verá nuevamente el Ministerio de Desarrollo Social sitiado por carpas de piqueteros acampando sobre la Avenida 9 de Julio.
Otro de los grandes desafíos que tiene consiste en levantar su imagen, que quedó muy deteriorada luego de la contundente derrota que sufrió dos veces (en las PASO y en las generales) el año pasado ante representantes de Juntos por el Cambio. Para eso, tiene por delante unos 14 meses de gestión. A priori, podría considerarse que no es tiempo suficiente para mejorar la articulación entre intervención estatal, movimientos sociales y agentes de la Economía Popular.
Por último, la flamante ministra deberá asumir la difícil tarea de mantener un delicado equilibrio entre quienes buscan promover el empleo formal (como discursivamente manifiestan Massa y Alberto) y quienes se resisten a esto levantando las banderas de la Economía Social y la Economía Popular (como buena parte de los movimientos sociales amparados por Grabois). En la búsqueda de ese delicado equilibrio transitará Tolosa Paz hasta la llegada de las elecciones. Mientras tanto, deberá resistir atendiendo la “cuestión social” y evitando un estallido que con 100% de inflación parecería inminente. ¿Podrá hacerlo? ¿Lo logrará? ¿O tendrá un paso olvidable como Batakis en Economía o Scioli en Desarrollo Productivo?