sábado 27 de julio de 2024
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Soñando a Río Negro como actor global

Desde que la conocí por primera vez en 1977, Río Negro ha sido para mí, un sitio de sueños realizados. Allí fui turista en mi tan ansiado viaje de egresados del colegio secundario; aprendí a esquiar en Bariloche, un formidable centro de esquí; la recorrí mentalmente investigando para una tesis doctoral la diplomacia indígena en esa zona durante el siglo XIX; como joven diplomático me formé con INVAP en el deslumbrante mundo de la tecnología nuclear durante numerosos stages entre 1985 y 1988; allí adquirí cuantiosos e inolvidables amigos; en el Centro Atómico y con sólo 27 años debí discutir nada menos que con el Embajador de los EEUU que pretendía ingresar a la entonces ultra secreta Planta de Enriquecimiento de Uranio de Pilcaniyeu; he acompañado cantidades de visitas extranjeras; he recorrido sus maravillosos paisajes y me he bañado en las aguas de su fascinante costa atlántica.

En particular, en 1987, como joven diplomático, visité la provincia de Río Negro acompañando al entonces Presidente Alfonsín quien, junto al Presidente José Sarney del Brasil, llevaba consigo dos sueños gigantescos que había concebido: uno, que no consiguió, fue mudar la capital nacional a Viedma, y el otro, que alcanzó con creces en un gesto de trascendencia único en la historia mundial, fue afianzar la Seguridad del continente, invitando a su par brasileño a visitar la entonces impenetrable Planta de Pilcaniyeu.

A diferencia de varias antiguas ciudades argentinas, Río Negro fue primero un sueño concebido en alguna oficina porteña que, sin embargo, ha cobrado su vuelo propio. He podido como diplomático constatar hasta qué punto ese sueño se ha desarrollado de un modo extraordinario, trascendiendo las fronteras del país y expandiéndose alrededor del mundo, mediante el turismo, la tecnología y sus recursos. He difundido con orgullo, a donde fuera, que se trata de uno de los sitios más bellos del planeta, con la enorme diversidad geográfica sólo reservada a los grandes países. He podido apreciar en amigos extranjeros la admiración que despierta esta provincia. He disfrutado con orgullo de la belleza y el sabor de sus frutas expuestas en las góndolas de los mejores supermercados de Alemania. He logrado promover sus productos tecnológicos desde Europa central, pasando por el Magreb y el Sahara, hasta el corazón de la jungla en el África tropical.

Hoy Río Negro ya es un sueño hecho realidad por su propia gente y sus sueños futuros trascendentes deben estar en manos de ellos, pues la errónea tradición argentina de que todo gran proyecto se concibe primero en Buenos Aires, es uno de los factores intangibles del deterioro de la Argentina como país en su totalidad.

Río Negro reúne todo lo necesario para convertirse en una potencia internacional per se, que no dependa para ello de Buenos Aires, sino que sea concebida de un modo federal, como lo han hecho las ciudades, provincias y regiones más ricas de los países desarrollados, para soñarse descollando en un orden mundial como potencia turística, tecnológica y de recursos naturales, su puerto de aguas profundas de San Antonio Este, sus centrales hidroeléctricas sobre el Río Limay, su minería, su pesca y sus varios parques industriales, entre otros rubros, sin contar su gran tamaño, apenas menor al del Reino Unido, más de dos veces superior al de Austria, o cuatro veces el de Suiza o los Países Bajos.

Ella haría muy bien en diseñar y aplicar una gran estrategia internacional de conexión con el mundo, que se vincule comercialmente con el Pacífico y el Oriente, que se integre a la red de usinas tecnológicas del planeta, que se lance a conquistar mercados de todo tipo y, sobre todo, a despertar la imaginación y el sueño de cada rionegrino de ser parte de su despegue como una marca de escala mundial, con el mítico sello de la Patagonia.

Si la provincia lograse desarrollar altos estándares internacionales de seguridad jurídica y de institucionalidad, educación de excelencia, autoabastecimiento energético, inmigración calificada, infraestructura avanzada de medios de transporte y comunicaciones, conectividad de última generación y canales fluidos y competitivos de conexión con el mundo que logren seducir a los inversores extranjeros, podría concretar el despegue internacional que la transforme en un actor global.

Publicado el 22 de agosto de 2023 en Diario Río Negro.

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