viernes 29 de marzo de 2024
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Ser o no ser libres, el dilema encubierto por la pandemia

Nunca antes en toda la historia de la humanidad la libertad había sufrido mayor asedio a escala global que en la actualidad, pues un sutil aunque omnisciente menoscabo de nuestras libertades esenciales avanza silencioso e implacable sobre cada rincón del planeta.

Sin embargo, como la moneda que gira incierta en el aire rigiendo los destinos humanos, lleva en su anverso el bello rostro de la libertad y en su reverso la dura cifra del poder, esa enorme e insoluble masa de libertad conculcada no se desvanece sino que se transforma en su alter ego, el poder, provocando una monumental transferencia contable desde la columna del “debe” de las libertades de unos, hacia la columna del “haber” del poder de otros. 

Bastan ejemplos sencillos: la vulneración de la libertad de circular se traduce en poder para 4000 peligrosos delincuentes liberados con argumentos sanitarios, quienes se apoderan de una calle convertida en “zona liberada”; la privación de la libertad de entretenerse y de entretener se vuelca a la cuenta de quienes adquieren el selecto poder de abrir casas de juego; cada niño que pierde su libertad de educarse, se forja como la futura pieza de una maquinaria cuyas palancas no dominará; los oradores virtuales se rinden a inapelables botoneras. 

Complica a este fenomenal proceso contable entre la libertad y el poder, que no atañe exclusivamente a gobiernos sino también a instituciones e individuos y que, en consecuencia, la diversidad de grados e intenciones con que se producen aquellos deterioros de la libertad, son sutiles y arduos de discernir. No obstante ello, se deduce con facilidad que, si las libertades perdidas por unos en nombre del resguardo de la salud pública, se traducen en ganancias de poder para otros, es alta la probabilidad de que estos procedimientos oculten móviles extrasanitarios. 

Pero la más delicada vuelta de tuerca de este monumental trasvase que acontece en el mundo, radica en una lenta e inconsciente naturalización del miedo a la libertad, ya no en el elevado sentido magistralmente expuesto por Fromm, sino en uno más vasto: la falta de su ejercicio crea extrañamiento. Los ancianos se recluyen, los niños se aferran a sus padres, los jóvenes se aquerencian y pierden incentivos, el espacio público troca en sinónimo de peligro y el prójimo de amenaza, el emprendedor se confunde con un temerario, se reconoce a la autoridad el rol paternal de vigilancia y castigo, los adultos eluden comunicarse entre sí, se encierran y callan, se sienten inseguros y acosados, y se entregan a la “generosa” protección de los poderosos contra tantas abrumadoras acechanzas. Como en el terreno en que prospera la mafia, cuando la ley guardiana de la libertad flaquea, el miedo de los pusilánimes claudica ante la protección de los audaces. 

Estas tan íntimas y, a la vez, tan recónditas sensaciones, revelan la naturaleza filosófica de la cuestión: si estamos dispuestos a aceptar tan monumental cesión de nuestras libertades que nos retrotraiga a tiempos pre modernos, o enfrentaremos el miedo que nos atenaza y nos alzamos con coraje y responsabilidad, a asumir los innumerables riesgos que incumben a la libertad. 

En otras palabras, el más trascendente desafío que esta pandemia ha planteado a la humanidad, no es de índole sanitario, sino filosófico, pues consiste en el clásico interrogante shakesperiano: “¿Cuál es más digna acción del ánimo, sufrir los tiros penetrantes de la fortuna injusta, u oponer los brazos a este torrente de calamidades, y darles fin con atrevida resistencia?”. 

Ser o no ser libres, este es el más crudo dilema de nuestro tiempo. Quienes escojan la molicie del confort, terminarán tarde de advertir que cada libertad conculcada o cedida, no se recupera con la misma facilidad con que se pierde. Por el contrario, los que afronten la acuciante empresa de esta hora y escojan ejercer las libertades que les corresponden, deberán disputar con quienes intentan apropiarse de las ajenas.

Publicado en La Nación el 21 de octubre de 2020.

Link https://www.lanacion.com.ar/opinion/ser-no-ser-libres-dilema-encubierto-pandemia-nid2485650

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