Si bien una elección previsible por parte del candidato a Presidente Joe Biden, la selección de Kamala Harris como compañera de fórmula, es un soplo de aire fresco en la campaña presidencial de los Estados Unidos: descendiente de inmigrantes, mujer y representante de los sectores de izquirda del partido Democrata, a la vez que fiscal implacable en su paso por la Justica, la senadora por California promete ser una de las protagonistas de la política de los próximos años. Roberto Bavastro nos ofrece una mirada urgente sobre la candidata.
¿Quién es Kamala Harris?
De las semblanzas de Kamala Devi Harris (tendrá sólo 56 años cuando lleguen las elecciones de noviembre) que podemos observar en los medios y las redes cabe destacar su experiencia y trayectoria como funcionaria pública, su firmeza y osadía como dirigente política y que su imagen representa la pluralidad y diversidad. Sin necesidad de reiterar aquí su biografía, sí me parece importante subrayar que la personalidad de la actual senadora por California deja traslucir una dosis de entusiasmo, determinación y sagacidad que pueden darle un buen impulso al ticket presidencial demócrata. Creo que su candidatura como vicepresidenta representa un excelente complemento en la carrera presidencial de Joe Biden.
¿Qué aporta y que le quita a la fórmula demócrata?
En este sentido diría que la elección de Biden, al decidirse por Harris como partenaire, puede interpretarse como una estrategia minimax que busca reducir al máximo esperable los potenciales daños colaterales para enfrentar una dura campaña presidencial. Del menú de opciones que enfrentaba el precandidato demócrata, tal vez Kamala Harris pueda no ser percibida como la que mayor beneficio le aporta, pero muy probablemente sí sea la que menor riesgo a priori representa. En otras palabras, sería como tener un seguro para el “control de daños”.
Harris potencialmente le aporta a la fórmula demócrata una importante cuota en términos de aggiornamiento, moderación y experiencia que refuerzan su ascendencia sobre el electorado más independiente y desencantado con Trump. También significa una vía de renovación dirigencia partidaria y una dosis de motivación para incentivar la movilización de las bases del partido, sobre todo en issues que parecen decisivos para sostener la efervescencia de los sectores más jóvenes y activos ligados a la agenda más “progresista”: Green New Deal, Black Lives Matter, etcétera.
Además, Biden y Harris mantienen una relación de conocimiento previo y confianza que puede fortalecer la idea de equipo y cooperación. En este sentido, la decisión de Biden busca contrapesar sus debilidades y, a la vez, potenciar su figura como “patriarca” del partido. Con Kamala Harris, Biden está eligiendo no sólo a una mujer, negra, de ascendencia jamaiquina e hindú, bautista, ambiciosa abogada, de probada experiencia y eficacia en la actividad pública, políticamente moderada y de fuerte personalidad, sino que está optando por una excontrincante de la primaria demócrata que fue muy crítica con él.
Una clara debilidad del ticket Biden-Harris es que pueda desmoralizar y desmovilizar a las bases más radicales y activas del partido. Sin embargo, creo que la segura polarización de la estrategia de campaña de los republicanos será suficiente para agitar el fantasma de Trump y mantener activos a los demócratas.
¿Es un problema para Trump o es una ventaja que va a utilizar para polarizar?
Dada la actual coyuntura y presuponiendo que la estrategia electoral más eficaz parece ser la moderación, creo que Kamala Harris decididamente representa una piedra más en el zapato de Trump. Dando por sentado que el actual presidente apelará a la permanente radicalización y ridiculización del adversario (difícilmente resulte creíble de asumir otra estrategia) es probable que Harris pueda funcionar como un “pararrayos” para los ataques de Trump. De ser así, no sólo podrá resguardar la moderación de Biden sino que también la puede llevar a fortalecer su empatía con los sectores (del partido e independientes) que más detestan a Trump, resultando un boomerang electoral para el trumpismo.
Dada su edad, si Biden gana, puede convertirse en la sucesora. ¿Conocemos su posicionamiento en temas internacionales?
Podemos especular que en la decisión de Biden hay un espacio por donde se filtra la idea de que Harris pueda convertirse, en el futuro, en su heredera casi natural, representando de algún modo no sólo a Biden sino también a “los Obama”. Pero me parece demasiado temprano y provisorio hacer ahora ese tipo de proyección.
Respecto del posicionamiento en temas internacionales de la candidata demócrata a la vicepresidencia diría que, hasta la actualidad, esa agenda no emerge como su costado más fuerte. Sin embargo, tampoco me parece que, hoy por hoy, sea necesariamente un issue que represente una gran debilidad para Kamara Harris. Ese frente parece estar más que resguardado con la figura y experiencia de Joe Biden y, llegado el caso, la campaña demócrata deberá perfilar alguna figura que pueda posicionarse como la potencial Secretaria de Estado, particularmente si piensan en una mujer para el cargo.