lunes 30 de diciembre de 2024
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Repensar la visibilidad de la mujer en los espacios de decisión pública

A poco de culminar el Mes Internacional de la Mujer hemos participado de conmemoraciones, actividades, espacios de reflexión y concluimos que tenemos mucho todavía por hacer. La desigualdad permanece, las cifras son irrefutables. Los indicadores muestran que la brecha de oportunidades que hay entre hombres y mujeres es llamativamente amplia.

Según el INDEC, el 75% de los puestos de dirección en el sector privado está ocupado por hombres. Solo el 34 % de las listas que compitieron en las últimas elecciones fueron encabezadas por mujeres. En la Justicia Nacional y Federal el 66% son jueces varones y el 34% mujeres. En el caso de camaristas, 76% son varones y el restante 24% son mujeres. En los tribunales superiores el porcentaje de magistradas es del 22% frente a un 78% de magistrados. Cuanto más alto es el cargo mayor es la brecha de desigualdad, según contabilizó el Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA).

Más conocido como Techo de Cristal, es una de las formas que adopta la inequidad de género en el ámbito laboral, profesional, académico y, en general, en cualquier contexto que implique distribución de la toma de decisión y que, a través del mecanismo de la discriminación vertical, impide u obstaculiza el acceso de las mujeres a los cargos públicos y privados jerárquicamente superiores.

La política tiene sus propias brechas, por lo tanto, las mujeres políticas debemos generar los cambios en nuestro espacio y campo de acción. Las legisladoras nacionales y provinciales impulsamos así, junto a dirigentes mujeres del radicalismo bonaerense, una campaña que consiste en comprometer a los dirigentes varones del partido a participar solo cuando los espacios de representación y visibilización están equilibrados entre hombres y mujeres. 

Cansadas de esas fotografías que nos excluyen, esta campaña pretende acompañar los principios de igualdad y promover las voces de las mujeres y de participación en las decisiones. Los hombres asumen el compromiso de no participar como ponente en ningún evento político–partidario o mesa redonda de múltiples expositores sin que al menos haya una mujer.

“Sin mujeres no” hemos llamado nuestra campaña y ha sido inspirada en una acción realizada en las instituciones académicas españolas. A simple vista parece un tema de forma, sin embargo la necesidad de referencias femeninas en los espacios de poder, vernos representadas, ser escuchadas y plantear nuestras posturas resulta una medida trascendente para avanzar en los espacios de la toma de decisiones que más nos excluyen.

La plena garantía del principio de igualdad entre varones y mujeres requiere de medidas de acción positivas para promover la participación igualitaria de mujeres en roles de decisión. Las mujeres tenemos derecho a participar en condiciones equitativas en todos los espacios de la vida política y profesional, incluso ya no a partir del establecimiento de cupos sino en condiciones de plena paridad.

La paridad se plantea como un principio rector de la democracia, que va más allá de la representación formal de varones y mujeres, y que aspira a una democratización de las relaciones entre los géneros. De esta forma contribuye a garantizar el principio de igualdad, promueve un debate más plural y diverso en la inclusión de la perspectiva de género en los asuntos públicos y garantiza la legitimidad democrática de los espacios de decisión.

Necesitamos hechos transversales que nos incluyan a todas. Hacemos un llamado a cada espacio político a que se sume a esta campaña para construir en nuestro país una real paridad.

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