“Tres veces Buenos Aires”
En una reunión multitudinaria, relevantes figuras de la política, artistas, amigos, se dieron cita en la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires para acompañar la declaración como personalidad destacada de la cultura a un gran amigo, editor escritor y periodista Luis Quevedo.
Considero que en la enumeración de sus múltiples funciones nos estamos quedando un tanto cortos, así que vamos a poner en palabras de los amigos que presidieron la mesa del homenaje algunos rasgos importantes de esta ceremonia.
Destacamos algunas palabras del homenajeado esta tarde de miércoles otoñal en Buenos Aires:
Cultor de la modestia, Luis dice que su merecido premio es inmerecido, en un discurso con citas a escritores, cineastas y políticos, despertó por igual aplauso y emoción. “Prefiero no despertar de este sueño, me siento honrado y emocionado en esta jornada rodeado de amigos de toda la vida, por este homenaje en vida a los que no estamos tan acostumbrados en nuestra sociedad”.
“Me llena de orgullo ingresar a este selecto grupo de personalidades de la cultura. No me ha movido otra cosa que hacer de Buenos Aires un lugar mejor para vivir” “Para eso sirve la cultura: para vivir mejor, produce sentido y es una clara señal que nos indica que estamos vivos”.
“Agradezco a los amigos, siento un amor desde las entrañas por mi familia y también amamos a Raúl Alfonsín” Como no sentir orgullo por esta familia si Alfonsín y Luis forman parte de la misma. “La política es una actividad que no goza hoy de buena prensa pero que tenemos que volver a prestigiar como única forma de salir de este atolladero” “La política es pasión y razón y a ella le dedicamos nuestra vida con alegría y devoción, porque es el modo que aprendimos de hacer del mundo un mejor lugar para vivir y convivir”.
“Hoy ejercemos esta noble tarea con muchas circunstancias en contra, como también las tuvo Alfonsín quien no claudicó en su empeño por instalar para siempre la democracia en Argentina y exportarla a los países vecinos”.
Destacó la tarea de esta publicación, Nuevos Papeles, siempre al servicio del periodismo y el debate de ideas para la convivencia, en este marco de peligro inminente de odio e intolerancia.
Menciona como su momento especial como editor el trabajo junto a Raúl Alfonsín con su libro Memoria política editado en 2004: “dice Alejandro Baricco que a veces sentimos que un guionista genial está escribiendo alguna parte de nuestra historia”.
Por supuesto no faltaron palabras para la situación actual: “No me gustan los gobiernos que se enfrentan a la Universidad ni un presidente que se irrita porque le muestran la Constitución Nacional, prefiero un presidente que cite y respete la Constitución, que termine sus discursos citando su preámbulo como un rezo laico” De ahí venimos.
“No me gusta el término de batalla cultural ni de emparentar la cultura con términos bélicos. Las palabras no son neutras. En todo caso, mañana en la batalla, cuidemos las palabras, las palabras no son neutras”.
“No me gusta la oscilación entre populismos que le hacen mucho daño a la sociedad, en especial a los más vulnerables” y nos regala una definición para los tiempos actuales: “Lo contrario de la política no es la anti política, sino la irresponsabilidad de la propia política”.
Apelando al oficio y la pasión que lo seguirá motivando, habla de su ciudad, esta ciudad que es mejor por su tarea y dedicación, Luis Quevedo habló de libros, de periodismo, de construcción de democracia para los tiempos pero se detiene en Buenos Aires.
“Hace poco en una entrevista me pidieron que nombre tres ciudades en las que quisiera vivir, y yo les respondí sin dudar: Buenos Aires, Buenos Aires, Buenos Aires”
El Dr. Gonzalo Álvarez, presidente de la Editorial Universitaria de Buenos Aires, se refirió a Luis Quevedo como gran editor y gran amigo, el que siempre tiene a mano las palabras justas y precisas, que sabe tratar bien a libros y personas, que cuenta con la calma de los sabios. Cálido y generoso con propios y extraños, y destacando su aspecto de buen gestor remarcó que más de 1400 nuevos títulos fueron publicados durante la gerencia de Quevedo en Eudeba y que se comercializaron unos tres millones de libros solo en los canales de venta minorista en papel, realizando un valioso aporte a la difusión del libro universitario, no solo en el ámbito local, sino llevando nuestros libros, porque los libros son de Luis, pero por ello son nuestros, al ámbito regional y destacando su presencia en las más Ferias Internacionales del Libro en las principales ciudades del mundo.
Luis anda escribiendo en verde esperanza el libro de la vida propia y la del prójimo que se le aproxima, y siempre encontrará en él buen humor, paciencia y una sonrisa cálida y fraterna.
Luis es la persona que hay que tener para hacer un buen libro, será por eso que ha paternado tantos de ellos.
Del periodismo a la edición, se llevó lo mejor de la palabra, la lucidez y la elocuencia, y con su permanente calidez, destaca Gonzalo que teniendo siempre enormes chances de trascender en el ámbito privado y “triunfar” en el negocio editorial, eligió quedarse en el mundo de la universidad, donde encontró su mejor lugar en el mundo, sin abandonar del todo ninguna de sus pasiones que lo conforman.
Maria Orsenigo, actual coordinadora de Políticas de Género de la Fundación Alem, destaca su encuentro con Luis Quevedo como el amigo que sin conocer aún, se presentó a las puertas de su oficina allá por 1987, en el apogeo de la primavera democrática, cuando luego del fallecimiento del Intendente Saguier, el presidente Alfonsín nombró como sucesor a Facundo Suárez Lastra. Quevedo, como integrante indispensable de aquella gesta fundacional, llevó a cabo (siempre en equipo, siempre dando lugar) la titánica tarea de construir, profundizar y difundir democracia como Alfonsín decía en sus discursos: en los talleres, en los barrios, en las escuelas. Armó equipos con urbanistas, arquitectos, ingenieros y obreros todo terreno.
Haciendo pie en los vetustos Consejos vecinales, bisabuelos de las comunas actuales, fortaleciendo clubes y otras instituciones locales, llevando el gabinete a los barrios con presencia y participación permanente de miles de vecinos.
En el medio de Facundo Suárez Lastra y el equipo de pioneros de Quevedo estaba la inigualable Gabriela Gonzáles Gass, una joven dirigente radical que está teniendo recientemente una calle que lleva su nombre en nuestra ciudad.
No había un no para Quevedo. Se cuenta desde aquellas épocas que cuando la repartición necesitaba un vehículo y no había presupuesto para adquirirlo, se puso un vehículo a disposición de los vecinos juntando repuestos de diferentes rodados.
Escritor, editor, periodista, en la gestión pública tuvo a cargo funciones de Educación y Descentralización, siempre destacándose no solo en los logros de sus gestiones sino en la interacción virtuosa con personas de diferentes orígenes, creencias y formaciones. Cultor de la convivencia en la diversidad, no se le conoce un reproche ni alguien que nos hable mal de Quevedo.
El viejo 3CV de Quevedo andaba siempre cargado de libros, porque el exitoso gestor público y constructor de democracia nunca abandonó su oficio de editor apasionado. Según María, este editor de noche y día, cazador de epifanías, buscador de momentos, entrelazando libros con futuro realizable, fue un tenaz revisor de las obras de Eudeba, señalando una cúspide necesaria en la reedición del Nunca Más, encarnando historia viva y real desde la más emotiva de las memorias de estos tiempos.
Con hombres como Quevedo estamos listos para escribir también los necesarios libros del futuro, para hacer frente a los próximos debates en nuestra sociedad, siempre con menos virulencia, con más transparencia, con más debate y siempre, siempre con más y más democracia.
Jesús Rodríguez por su parte, destaca en su intervención que Quevedo participó con responsabilidades de gestión pública local y nacional, destacándose como periodista en medios privados de Buenos Aires y en diferentes provincias, que se conocieron en los albores de la democracia en aquel mítico acto de Alfonsín en la Federación de Box, y que desde el primer momento asumió la tarea fundacional de acercar a las personas a la política, a la UCR, masificando la política mientras se ampliaban los márgenes de la legalidad de la actividad, todavía prohibida en épocas dictatoriales y de partidos proscriptos.
Fue parte de la generación que se embanderó con el slogan “Somos la vida” y propició la instauración definitiva de la democracia en nuestro país, militando las ideas de justicia y coraje cívico que nos enseñaba un Alfonsín con carácter de prócer, dando vuelta para siempre la página de terror más funesta de nuestra historia.
En un elogio por la negativa, si hubiera más Quevedos en el mundo de la política, solo habría amigos y nunca enemigos entorpeciendo la acción y el crecimiento.
Quienes tenemos el orgullo de conocer a Luis Quevedo y contamos con el privilegio de su inmensa amistad, nos hacemos eco de esta declaración de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires.