viernes 17 de mayo de 2024
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¿Qué está pasando con la emigración argentina?

La encuesta de la consultora Taquión de principios de marzo es desoladora: el 65% de los argentinos y el 85% de los argentinos de menos de 25 años se iría a vivir a otro país si pudiera. Los porcentajes revelan un descontento generalizado -que se refleja también en otras encuestas recientes-, una de cuyas manifestaciones es la idea de emigrar. Obviamente, entre la idea y las decisiones concretas que conducen a la emigración hay una distancia que solamente un pequeño porcentaje de las personas salva. Por otra parte, hay muchas evidencias anecdóticas sobre familias y personas que han emigrado recientemente o planean hacerlo en un futuro cercano. Estas evidencias son recogidas y amplificadas en los medios de comunicación y en las redes sociales. Todo esto contribuye a crear la sensación de que estamos viviendo una nueva ola de emigración, de magnitud comparable con la de la década de 2000.

¿Hasta qué punto esta percepción es correcta? Es difícil saberlo a ciencia cierta. Hasta ahora hay evidencias de un muy significativo crecimiento de la emigración en los últimos años, pero de magnitud menor que el del período 2002-2008. Las estadísticas migratorias de los países de destino no registran en tiempo real los cambios de residencia. Hay que esperar hasta que se realice un nuevo censo o una encuesta de hogares de muy buena cobertura, o que algunos registros administrativos permitan estimar razonablemente las tendencias recientes. Las estadísticas sobre emigración elaboradas a partir de fuentes de los países de origen suelen ser de baja calidad. Por lo tanto, la primera dificultad para saber qué está pasando con la emigración argentina en la actualidad reside en la limitación de fuentes de información. Nuestro panorama actual es incompleto y provisorio.

No obstante, es posible presentar un panorama que ubique la situación actual en el marco de las grandes tendencias de las dos últimas décadas. Además, para el caso de España contamos con una buena fuente de información, que permite delinear algunos rasgos básicos de la creciente emigración reciente de argentinos hacia ese país.

Los años de la gran emigración

La primera década del siglo XXI fue el período de mayor emigración de la historia argentina. Hacia 2000, de acuerdo con las estimaciones de la división de población de las Naciones Unidas, alrededor de 555.000 nacidos en la Argentina residían en otros países; diez años más tarde, ese número era de 938.000 -hay estimaciones que elevan esa cifra-. Esto es, un aumento de casi el 70% en diez años. No tenemos datos anuales para todos los países, pero los que contamos para España muestran una estampida migratoria en 2002 y una emigración alta y sostenida hasta 2009.

En esa década no solamente se produjo un cambio de escala en la cantidad de emigrantes. También se modificó profundamente su distribución regional. La emigración argentina se “europeizó”: la participación relativa de los destinos europeos -principalmente España- pasó del 25,2% al 44.8% del total y en valores absolutos de 140.000 a 420.000 migrantes. Disminuyó significativamente la participación relativa de los países sudamericanos -sobre todo los limítrofes y Perú- y declinó un poco la de los Estados Unidos.

La imagen tradicional sobre la emigración argentina -al menos de la que se dirige a destinos en el hemisferio norte- es la de una emigración de alta calificación. Si bien en términos comparativos los emigrantes argentinos hacia Estados Unidos y hacia Europa tienen más años de educación que los de otros países latinoamericanos, la emigración argentina no puede ser caracterizada en su conjunto como altamente calificada. Podemos observarlo en el caso español: un porcentaje significativo de los argentinos que llegaron en la primera década del siglo XXI arribó a España de manera irregular -el 73% de los que llegaron en 2002 no tenía papeles-. Si observamos su inserción ocupacional, el peso de los empleos  de media o baja calificación es claro. Entre los hombres que llegaron entre 2000 y 2007, el 24% encontró su primer empleo en la industria de la construcción y el 32% en la hostelería, mientras que entre las mujeres el 28% comenzó a trabajar en la hostelería y el 18% en el servicio doméstico (1).

Los impactos de la gran recesión y la nueva ola migratoria

Entre 2009 y 2015 la cantidad de argentinos residentes en el exterior se estancó. Creció un poco la emigración hacia los Estados Unidos y hacia destinos latinoamericanos y disminuyó la dirigida a destinos europeos -sobre todo hacia España e Italia, que representaban en 2010 casi el 40% de los emigrantes-. A partir de 2009, la llegada de argentinos a Europa se detuvo y en los años siguientes disminuyó levemente. A menudo se piensa que la emigración argentina se explica por lo que sucede en la Argentina. Sin duda, la situación económica y social del país ha sido y es un factor muy importante. Al mismo tiempo, lo que pasa en los países de destino -sus características demográficas, su situación económica o sus políticas migratorias- suele tener una importancia similar o mayor. Entre 2003 y 2008 -años de crecimiento económico y de aumento del empleo en la Argentina-  la emigración creció de manera notable. Desde 2009 y hasta 2015 -años de estancamiento y deterioro del desempeño económico y del empleo en nuestro país- la salida de argentinos prácticamente se detuvo. En otras palabras, en un contexto económico nacional favorable la emigración argentina aumentó y en uno desfavorable, disminuyó.

La explicación más sencilla de este patrón migratorio puede encontrarse en el impacto de la crisis de 2008 en Europa -en particular en España-. En el caso español, la llegada de la crisis supuso una caída abrupta del producto bruto -alrededor de 8 puntos entre 2008 y 2013- y un incremento notable del desempleo, que prácticamente se triplicó en el mismo período. Estas condiciones condujeron a que una parte de los emigrantes argentinos -muchos de ellos en condiciones de precariedad laboral- decidiera retornar. Ante las dificultades económicas en la península se detuvieron las cadenas migratorias que facilitaban la instalación de argentinos en España y el acceso al primer empleo. Las señales que la nutrida comunidad de argentinos enviaba a sus parientes, amigos y conocidos eran claras: en este momento no hay oportunidades. La situación comenzó a cambiar a partir de 2015, cuando la corriente hacia España comenzó a restablecerse. De manera simplificada, podemos señalar que, si el flujo de emigrantes hacia España se detuvo con la crisis de 2008, la salida de esa crisis fue el punto de partida para una nueva oleada de emigrantes hacia la península.

A partir de mediados de la década de 2010, la emigración argentina comenzó a crecer nuevamente: en 2020 había un 14% más de argentinos residiendo en el exterior que en 2015. La emigración hacia los países cercanos -que había crecido poco entre 2010 y 2015- fue la que aumentó en mayor proporción -23%-. Este crecimiento se explica sobre todo por la emigración hacia Chile y hacia Perú, que en el período analizado aumentaron un 41% y un 86% respectivamente. La emigración hacia los Estados Unidos aumentó un 10%, en una proporción menor que la dirigida a los países europeos -12.7%-.

En el cuadro 1 pueden apreciarse las tendencias reseñadas previamente:

Los años de pandemia: la emigración hacia España

Como señalamos al comienzo, tenemos limitaciones muy serias de información para describir los movimientos migratorios más recientes. Con todo, tenemos para España algunas estadísticas de buena calidad y cobertura que nos permiten contar con algunos datos confiables sobre unos pocos rasgos de la emigración reciente. Las estadísticas españolas nos proporcionan información desde el 1 de julio de 2002 al 1 de julio de 2021 sobre cantidad de nacidos en la Argentina que residen en España, con una distribución por género, edad y lugar de residencia. Dado que España es el principal destino de los migrantes argentinos resulta de mucho interés presentar algunos datos básicos sobre los últimos años. En primer lugar observaremos las tendencias desde 2015 -como señalamos, la salida de la crisis de 2008- y luego presentaremos alguna información sobre el período de la pandemia.

La emigración argentina hacia España creció mucho a partir de la salida de la crisis de 2008. A fines de 2015, las estadísticas españolas consignaban 251.778 residentes nacidos en Argentina, un 13% menos que en 2009. A julio de 2021, eran 317.000, un 26% más que en 2015. Es importante notar que el aumento de la emigración de argentinos hacia España fue de un orden de magnitud similar al aumento general de la emigración hacia España -lo que abona la idea de que, más allá de la situación argentina, hay factores de atracción generales-.

Un cambio muy significativo ha sido la modificación de la estructura de edades de los emigrantes. Si comparamos las tasas de crecimiento de los diferentes grupos de edad podemos observar algunos rasgos llamativos. Una parte del crecimiento de los diferentes grupos de edad obedece al crecimiento vegetativo de los emigrados -los adultos de hoy son los jóvenes de la primera década de 2000- y no es fácil distinguirlo del aumento derivado de la llegada de nuevos contingentes. En el caso en que es más fácil hacerlo es el de los menores de 10 años, entre los que se observa una tendencia muy clara. El estancamiento de la emigración a partir de 2009 supuso una progresiva disminución del número de emigrantes menores de 10 años: hacia 2016 se registraban 2618. A partir de ese momento la tendencia cambió de signo y en julio de 2021 había en España 8565 menores de 10 años, reflejando la emigración de grupos familiares con hijos pequeños. También creció la cantidad de adultos jóvenes -menores de 30 años- y de entre 45 y 55 años. La distribución por género es equilibrada, con una levísima mayoría masculina -50.03% de hombres contra 49.97% de mujeres-.

La distribución regional actual reproduce -con algunos matices- el patrón consolidado en la primera década, con Cataluña como destino principal, seguido por Madrid, Andalucía -con Málaga como principal destino-, la Comunidad Valenciana -Valencia y Alicante- y las Islas Baleares. La migración de los últimos años muestra un peso un poco mayor de Cataluña como destino.

Si bien la salida de la gran recesión puede ser vista como el punto de partida de una nueva ola de emigración argentina a España, la llegada de argentinos se intensificó desde 2018. Aun incluyendo el año de encierro, alrededor del 80% de los arribos de argentinos a España desde 2015 se produjo entre mediados de 2018 y mediados de 2021.  

¿Qué pasó en los tiempos de pandemia y confinamiento forzoso? El aspecto excepcional de la emigración argentina hacia España durante la pandemia es que su comportamiento fue contrario a la tendencia migratoria general. Entre 2016 y 2020, la emigración argentina hacia España acompañó el proceso de aumento de la emigración hacia ese país. En el año y medio de restricción severa de la movilidad internacional sobre el que tenemos registro -mediciones de julio y diciembre 2020 y julio 2021, tomado como base la de diciembre de 2019- el patrón fue distinto. La emigración hacia España se estancó: se detuvieron o disminuyeron los flujos de emigrantes de casi todos los países del mundo. Solamente continuó la emigración de un puñado de países, entre ellos Argentina. La cantidad de argentinos creció en alrededor de 21.000 emigrantes, una cantidad similar al crecimiento total de la emigración hacia España en ese período.

Ideas, proyectos y decisiones migratorias

Como señalé al comienzo del artículo, los datos que deberían concitar la mayor preocupación son los relativos a las expectativas de nuestra ciudadanía -sobre todo las de los jóvenes-. Desde esa perspectiva, el horizonte de los próximos años no es particularmente alentador. Sabemos también que la emigración se aceleró en los últimos años. ¿Quiere decir esto que estamos en una circunstancia en la que, una vez levantadas las barreras sanitarias que impusieron los gobiernos, vamos a asistir a una ola mayor de emigración? Es difícil afirmarlo, pero hay algunas señales de que un número importante de argentinos está transitando desde la idea general de emigrar al proyecto migratorio y del proyecto a la decisión de emigrar.

Veamos el primero de los puntos, la transición desde la idea al proyecto migratorio. Un modo de aproximarnos a esa secuencia es seguir la evolución de las solicitudes de ciudadanía europea. Para ello podemos utilizar la información recogida por Chequeado.com sobre solicitudes de certificados de no naturalización de argentinos.

Este certificado -necesario para tramitar algunas solicitudes de ciudadanía en países europeos- da cuenta de si la persona extranjera con respecto a la cual se requiere el certificado alguna vez solicitó u obtuvo o no la ciudadanía argentina. La evolución de la cantidad de solicitudes a lo largo del tiempo proporciona un buen indicio sobre los proyectos migratorios. En el gráfico siguiente se puede observar un gran crecimiento de las solicitudes en 2020 y 2021. Esto no quiere decir que todas las solicitudes terminen en resoluciones que habiliten la continuación del trámite de ciudadanía europea ni que todos los que la obtienen vayan a emigrar. No obstante, el salto en el orden de magnitud entre 2019 y 2021 es un indicio claro de la transición de la idea al proyecto migratorio.

Para aproximarnos a las decisiones de emigrar, es posible utilizar -con precaución- el registro que desde septiembre de 2020 lleva la Dirección Nacional de Migraciones. Esa Dirección solicita a los viajeros internacionales una declaración jurada en la que tienen que manifestar el motivo de su viaje al exterior. Las declaraciones juradas no son fuentes ideales, pero ilustran una tendencia -que posteriormente puede ser confirmada con fuentes más robustas-. Los datos disponibles muestran que entre septiembre de 2020 y octubre de 2021 50.128 argentinos señalaron que el motivo de su salida del país era la mudanza. Es una cifra muy importante -alrededor de 3500 salidas por mudanza por mes- de un orden de magnitud comparable a la emigración del año 2003.

En síntesis, el recorrido por los fragmentos de información con los que contamos para estimar las tendencias migratorias recientes debería encender algunas alarmas. Desde 2015 y, sobre todo, desde 2018 se observa una aceleración de la emigración -después de un período de estancamiento previo-. Aun en un contexto muy restrictivo la tendencia se mantiene, sostenida por la falta de expectativas sobre el futuro del país que consignan diversas encuestas de opinión. Asimismo, algunos datos muestran que esa falta de expectativas en el país se manifiesta en un número muy importante de decisiones de comenzar y de concretar proyectos migratorios. El contexto de los países de destino ha sido en general favorable hasta 2020. Las políticas de encierro durante la pandemia y los cambios en la situación económica y en la política migratoria derivados de la invasión rusa a Ucrania han modificado el contexto previo y abren un interrogante sobre la continuidad de las condiciones para la recepción de nuevos inmigrantes -sobre todo en Europa-. A medida que conozcamos los resultados de algunos relevamientos de información en otros países podremos apreciar si las tendencias a la aceleración de la emigración se confirman o si, por el contrario, se estancan. Por ahora, la tendencia apunta en la primera dirección.

1. En El sueño de los perdedores (2015) Fernando Esteban proporciona un análisis detallado de las tendencias migratorias de argentinos hacia España entre 1970 y 2010, con referencias precisas de su desempeño ocupacional.

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