domingo 15 de septiembre de 2024
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Por qué no pueden (ni deben) repetirse las elecciones en Venezuela

Dentro y fuera de Venezuela se busca una solución pacífica a la crisis que desató el fraude que implementó Nicolás Maduro para aferrarse otros seis años al poder. Nadie dentro del país cree en los números que presentó el Consejo Nacional Electoral, según los cuales el chavismo habría ganado con 51% de los votos. Tampoco ningún país democrático medianamente serio los reconoce. Transcurridos más de 15 días de la contienda no apareció ningún desglose que demuestre estado por estado (provincias), municipio por municipio, escuela por escuela ni mesa por mesa cómo se expresó la voluntad popular de los venezolanos. Es lo contrario a lo que hizo la oposición, que en una web cargó las actas y las publicó. Son su prueba de que Edmundo González Urrutia barrió a Maduro de manera incontestable: se le atribuyen poco más de ocho millones de votos —récord absoluto— con los que se impuso en cada estado y capital, con amplias ventajas también en los lugares más pobres e inhóspitos.

Con respecto a lo que ocurre en Venezuela no hay grieta. Países como la Argentina, Uruguay, Perú y Estados Unidos reconocen ya a González Urrutia como presidente electo. Otros como Colombia, Brasil y México piden que el Consejo Nacional Electoral muestre las actas, como se hace en los países democráticos. La espera, sin embargo, no puede extenderse hasta el infinito. De ahí que esta postura parezca insuficiente, sobre todo cuando Chile denuncia que hay violaciones masivas a los derechos humanos, o la propia misión de observadores de la Organización de Naciones Unidas confirmó que del 28 de julio a esta parte hubo al menos 20 muertes y más de mil detenciones por protestas y persecución política.

¿Cómo se puede presionar más a Maduro para que entregue el poder? La oposición, que este sábado prepara protestas masivas a nivel mundial, reconoció que cedió la frecuencia de sus convocatorias para tratar de que la cantidad de detenidos y desaparecidos sea la menor posible. En paralelo rechazan la propuesta, ya blanqueada por Colombia, de repetir las elecciones. María Corina Machado dice que solo se sentará a conversar para liberar a los presos políticos e iniciar una transición ordenada, mientras que González Urrutia exhorta a Maduro a no retardar más su salida.

En la vereda de enfrente el chavismo decidió atrincherarse: censuraron Twitter-X, intensificaron los allanamientos ilegales contra dirigentes, activistas y periodistas, amenazan con ilegalizar WhatsApp y Tik Tok y sancionaron una ley que permitiría la disolución exprés de ONG que documentan y denuncian las atrocidades de la dictadura. La población, así, se ve sometida a un terrorismo de Estado que los lleva a no compartir posteos en Instagram ni almacenar fotos o videos en sus celulares, por temor a ser enviados a cárceles que el propio Maduro anticipó que serán utilizadas para trabajos forzados como la construcción de carreteras.

¿Se pueden repetir unas elecciones en esas condiciones o armar un cogobierno entre González Urrutia y María Corina Machado junto con Nicolás Maduro o Diosdado Cabello, como propuso Gustavo Petro desde Colombia?

Nada garantizaría que el chavismo no optase por inhabilitar a González Urrutia como ya lo hizo con Machado. O que no vuelvan a robarse la elección como el 28 de julio. O que vuelvan a perseguir, encarcelar y torturar a los fiscales de la oposición en los centros de votación. O que apelen a una guerra o conflicto interno para patear la pelota hacia adelante.

Por otra parte, en Venezuela no existen las elecciones con balotaje. La contienda es a una sola vuelta y las gana el candidato más votado, independientemente de la diferencia con el que quede segundo. Con un voto de más basta. Y no es tampoco parámetro si el que quedó primero venció a uno o diez rivales.

No se ha visto en el mundo que un candidato que gana con 30 puntos de ventaja tenga que someterse a una segunda vuelta. Es más: ¿hubiera alguien pedido una repetición de elecciones si Maduro ganaba? Difícil de creer.

Se desconoce, en este momento, si caerá la dictadura chavista, y cómo será su eventual salida. Si huirán en un avión a la madrugada, si terminarán rodeados por millones de personas en el palacio presidencial, si firmarán una especie de amnistía. O si se sostendrán por la violencia y la sangre de más gente inocente que solo quiere vivir en democracia. Negociaciones en curso seguramente hay. Pero no queda duda de que repetir las elecciones es, cuando menos, una absoluta falta de respeto a un pueblo que pacíficamente ya expresó de forma incuestionable cuál es su voluntad popular.

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