La democracia argentina cumplirá 40 años con el trasfondo de una sociedad crispada y envuelta en un sentimiento generalizado de angustia y frustración.
No es ocioso recordar que la Unión Cívica Radical fue el partido que encabezó su refundación de la mano de Raúl Alfonsín, un líder con determinación y coraje para conducir una transición que echó los cimientos sólidos de una democracia duradera.
Frente al agudo conflicto político que enfrenta nuestro país, capaz de poner en serio riesgo la continuidad de nuestra cultura democrática, los radicales somos interpelados por nuestra tradición histórica para defender tan importante legado.
Aceptando que la misma dirigencia capaz de consolidar hasta aquí uno de los sistemas institucionales más robustos de todo el continente ha sido incapaz de construir un sendero de desarrollo económico e inclusión para el conjunto de nuestros compatriotas, es fácil concluir que el fracaso colectivo de la política es la causa preponderante del hastío generalizado que acecha nuestra democracia.
Hace ocho años nuestro partido tomo la decisión orgánica de conformar el Frente Cambiemos, junto a otras fuerzas democráticas, aún a expensas de diferencias conceptuales o ideológicas. La evidente degradación democrática que se vivía por entonces fue la razón válida esgrimida.
Un Gobierno que manipulaba la Justicia pretendiendo subordinarla, atacaba al periodismo independiente, ignoraba a la oposición sustituyendo el dialogo por una sumatoria de monólogos, reivindicaba su alineamiento con dictaduras varias del resto del mundo y que, en palabras de su máxima figura, estaba decidido a “ir por todo” constituía un peligro concreto de acabar con la convivencia republican inaugurada en 1983.
Amparados en “la ética de la responsabilidad” que aprendimos de Alfonsín, los radicales decidimos dejar de lado diferencias, no porque carecieran de importancia, sino en nombre de un bien superior: preservar sin mella esa democracia que él había alumbrado más de treinta años atrás.
No seriamos honestos sin reconocer que aquel gobierno que integramos no logró mejorar el bienestar material de los argentinos, constituyendo esa la causa principal del regreso del kirchnerismo al poder. A punto de concluir ese nuevo mandato, sin embargo, la situación general del país ha empeorado ostensiblemente.
La insistencia en erróneas políticas de años anteriores desmejoró notablemente la calidad de vida de los argentinos. Un gobierno plagado de conflictos y confrontaciones internas, obsesionado con una agenda de impunidad , profundizo las actitudes reñidas con nuestro sistema democrático, exacerbando el enfrentamiento social y la desunión nacional. Estamos mucho peor que en 2015.
Las ideas fuerza que sellaron el pacto de convivencia democrática son hoy consignas vacías, fruto de su malversación con el fin de apuntalar un proyecto de poder por el poder mismo.
En este contexto, la ausencia de diálogo y los posicionamientos cada vez más irreductibles generaron impotencia en las instituciones para resolver los acuciantes problemas de la sociedad, lo que naturalmente derivó en un sentimiento generalizado de angustia e irritación colectiva.
No debería extrañarnos que fruto de esta situación se reconfigurara el panorama político nacional. La aparición de La Libertad Avanza representa la otra cara de la misma moneda. En este caso un populismo de derecha más radical, que anuncia medidas apocalípticas sustentadas en un modo de gobernar por decreto o por aprobación plebiscitaria.
Su irrupción no hace sino incrementar la responsabilidad de un partido como la UCR. Estamos comprometidos, más aún que en 2015, a contribuir en la construcción de un camino de salida republicano, decididos a ejercer toda la influencia posible para que nuestras ideas se vean reflejadas en un gobierno de coalición.
Nuestro desafío es que la democracia y sus instituciones vuelvan a resultar eficaces para brindarles una esperanza al conjunto de nuestros compatriotas.
Potenciada por el apoyo popular que viene cosechando en distintas provincias, orgullosa de su despliegue territorial y representación parlamentaria, consciente de su histórico compromiso con los valores de libertad e igualdad que jalonan su trayectoria, la UCR debe realizar los máximos esfuerzos para convocar y movilizar todas sus recursos en apoyo de la fórmula que integran Patricia Bullrich y Luis Petri, una opción racional y democrática que va a sacarnos de este angustioso presente, evitando un salto al vacío.
Publicado en Clarín el 25 de septiembre de 2023.
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