viernes 26 de julio de 2024
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Polonia sale de la senda iliberal

Después de ocho años de gobierno del partido nacionalista Ley y Justicia (PiS), los votantes polacos optaron el domingo pasado por el cambio, dando a tres partidos de la oposición suficientes escaños para formar un nuevo gobierno.

El domingo pasado, el oficialista PiS obtuvo el 35,4 por ciento de los votos, según un recuento preliminar, lo que equivale a 194 escaños, pero eso no alcanza para obtener una mayoría en una cámara baja compuesta por 460 plazas legislativas. Con ese número, el PiS no podrá formar gobierno, pero podrá atrasar su constitución. Por su parte, la Plataforma Cívica, Tercera Vía y La Nueva Izquierda – el trio opositor – están en condiciones de reunir 248 escaños en el nuevo parlamento.

Según la constitución polaca, el presidente debe convocar una nueva sesión parlamentaria dentro de los 30 días posteriores a las elecciones. Luego tiene 14 días para nominar un candidato a primer ministro, al término de lo cual, el candidato tiene 14 días para ganar un voto de confianza en el parlamento. Si eso fracasa, el parlamento elige un candidato para primer ministro.

Si la oposición finalmente llegara al gobierno, le espera una ardua tarea difícil porque, en primer lugar, a los tres partidos opositores los une su disgusto por el PiS, pero sus programas difieren notablemente. Y, en segundo término, tendrá muchas dificultades para aprobar leyes, ya que no contará con las tres quintas partes de los votos parlamentarios necesarios.

Plataforma Cívica, el partido más grande liderado por el principal candidato a primer ministro Donald Tusk, ex primer ministro y presidente del Consejo Europeo, es parte del Partido Popular Europeo de centro derecha en el Parlamento Europeo. Pero también engloba partidos más pequeños de diferentes agrupaciones, como los Verdes.

La Tercera Vía es una coalición de dos partidos: Polonia 2050, fundada por el presentador de televisión Szymon Holownia, y el Partido Popular Polaco (PSL), la fuerza política más antigua del país que representa al campesinado. Polonia 2050 forma parte de Renew, mientras que el PSL forma parte del PPE. El grupo tiene un sesgo de centroderecha, lo que significa que es probable que choque con la izquierda en temas como flexibilizar las leyes draconianas sobre el aborto.

La Nueva Izquierda es, a su vez, una fusión de tres pequeños grupos cuyos líderes a menudo se enzarzan en duras trifulca.

La primera tarea de la nueva administración – una vez que pueda conformarse – será remover a muchos funcionarios colocados por el PiS en puestos estratégicos del estado: medios de comunicación, estamentos judiciales, organismos de control y las corporaciones estatales. Polonia tiene una larga tradición de gobiernos que recompensan a sus partidarios con cargos, pero el PiS lo llevó a un extremo no visto desde la época comunista.

En el plano de la UE, la salida del PiS marca un cambio radical. En los últimos ocho años, la UE enfrentó a Varsovia por los cambios introducidos en el sistema judicial destinados a someter a los jueces a un control político más estricto. Algo así como el intento varias veces frustrado de Benjamín Netanyahu en Israel.

La Comisión Europea tomó medidas para poner fin a los derechos de voto de Polonia como miembro de la UE y mediante el llamado procedimiento del Artículo 7, bloqueó el pago de 36 mil millones de euros en préstamos y subvenciones del fondo de recuperación pandémica del bloque y demandó a Polonia ante el Tribunal de Justicia de la UE, mientras que el Parlamento Europeo aprobó resoluciones denunciando el retroceso de Varsovia en materia de principios democráticos.

Polonia, bajo el PiS se ganó muchos adversarios en la región y el nuevo gobierno intentará reparar ese daño. También se alió con Viktor Orban en Hungría o Georgia Meloni en Italia como una entente euroescéptica e iliberal que sufrirá un importante revés con la salida del PiS, a la vez que desalentará el voto a partidos de derecha como el ascendente Alternativa para Alemania (AFD).

Tusk culpó al PiS por la crisis en las relaciones con Ucrania después de que el gobierno polaco restringiera las importaciones de cereales ucranianos para no molestar a los agricultores polacos y dijera que no enviaría más armas a Kiev.

Mientras que Bruselas, Berlín y Kiev respirarán aliviados por el cambio de dirección en Varsovia, es probable que las cosas sean un poco más tensas en Budapest. Polonia y Hungría tenían un pacto de defensa mutua, bloqueando la unanimidad necesaria en el Consejo Europeo para avanzar con el procedimiento del Artículo 7.

Coincidiendo con las elecciones se celebró un controvertido referéndum – propuesto por el oficialismo – sobre inmigración, edad de jubilación y otras cuestiones. El gobierno quería que el pueblo votara si aceptaba a miles de inmigrantes en el marco de un plan de inmigración diseñado por la UE. Como para que el resultado fuera vinculante la participación debía superar el 50 por ciento, la oposición militó la abstención y logró reducirla al 40 por ciento, por lo que el resultado del referéndum cayó en saco roto.

Sea cual fuere el devenir del nuevo gobierno polaco, es seguro que desandará el camino recorrido por el PiS. “Polonia vuelve a la senda europea”, aseguró Rafal Trzaskowski, alcalde de Varsovia y hombre de confianza de Tusk.

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