María Paula A. Cicogna es Licenciada en Ciencia Política y Doctora en Antropología. Desarrolla actualmente líneas de investigación en políticas públicas y derechos humanos en contextos de movilidad humana (en especial de desplazamiento forzado), como así también sobre el rol de las políticas culturales como fortalecedoras de la participación ciudadana. Acaba de compilar para Eudeba el libro Estado, Sociedad y Políticas Públicas.
¿Cuál es la relación entre Estado, sociedad y políticas públicas que buscaste, junto a tu equipo, plasmar en el libro?
El objetivo principal fue analizar los procesos que ha vivido la República Argentina a lo largo de su historia teniendo en cuenta el rol de la sociedad civil en cada período y, al mismo tiempo, remarcar las principales acciones y omisiones en cada Gobierno. Fue una tarea difícil pero enriquecedora hacer confluir los saberes y experiencia profesional del equipo para poder lograr una mirada lo más amplia posible, pero armónica. Se buscó analizar los hitos más relevantes de cada período a través de un marco teórico interdisciplinario que permitiera la conjunción de estas tres dimensiones a lo largo de la obra. Por ejemplo, uno de los capítulos temáticos se centra en el diseño y desarrollo de la Ciudad de Buenos Aires, desde la visión de las políticas urbanas, para ilustrar el modelo agroexportador y la vida cotidiana en esa época; otro trata sobre la evolución de los derechos de las mujeres en Argentina, y de ese análisis se desprende como en los gobiernos más “inclusivos” los avances normativos se generan desde arriba, y en los autoritarios o con políticas que benefician, principalmente, a los sectores económicos, surgen desde abajo. En ambos textos se ve claramente esta articulación entre los tres conceptos.
¿Hay puntos en común entre esta mirada actual y la de los autores clásicos como O’Donnell y Oszlak?
Oszlak siempre sigue vigente y guiando el camino en materia de administración pública y políticas públicas, y O’Donnell, solo o en asociación con Oszlak, nos ha dado herramientas valiosas para poder analizar al Estado latinoamericano. Son referencia obligada y se puede seguir dialogando con sus obras aunque tomemos distintos períodos o coyunturas, aunque hagamos foco en distintas cuestiones o temas de agenda; son un punto de partida para poder transitar hacia el enfoque de derechos y el enfoque interseccional, imprescindibles a la hora de diseñar políticas.
Los actores sociales actuales no son los mismos que protagonizaron los grandes cambios de fines del siglo XIX y principios del XX. ¿Cuáles crees que son necesarios identificar como los más dinámicos y que cambios podrán producir en la actualidad?
El año pasado se vieron varios ejemplos de movimientos de jóvenes en las manifestaciones que se desarrollaron en Colombia y en Chile hacia fines de año, incluso algunxs representantes de lxs movimientos de jóvenes por el clima fueron invitadxs al seno de la ONU por el Secretario General Guterres. Si bien siempre existieron dentro de los partidos políticos subagrupaciones de jóvenes, en este caso entran a la escena con acciones “transgresoras” (considerando el contexto en el que se desarrollan) para reclamar un cambio drástico. Tanto la sociedad chilena como colombiana no habían visto este tipo de marchas hasta el año pasado, como tampoco la ONU había hecho participar “formalmente” a activistas que le dijeran en la cara a los gobernantes lo que estaban haciendo mal. Los países latinoamericanos, muchos de ellos con heridas abiertas por la violencia generalizada, han podido generar al interior de la sociedad civil un nuevo actor social que pudiera decir “nos quitaron hasta el miedo” y así poder generar el espacio de diálogo necesario para que se escuchen las demandas sociales no canalizadas hasta ese momento.
¿Crees necesario un abordaje interdisciplinario para entender los problemas actuales de la sociedad y el Estado? ¿Cuál sería el aporte principal desde la Ciencia Política?
La Ciencia Política brinda herramientas valiosas para realizar un análisis macro, es por eso que es interesante poder dialogar con otros saberes como la Sociología, la Antropología, que brindan herramientas para poder conocer las relaciones sociales en una configuración cultural determinada y acercan herramientas para un enfoque micro; la Historia, para poder conocer la línea de tiempo que desarrollaron las cuestiones que hoy nos interrogan y observar los procesos en su contexto, entre otros. La Ciencia Política provee ciertos elementos que permiten tener una mirada del contexto, como la posibilidad de analizar el escenario internacional y situar en él al espacio regional y/o Estado objeto de estudio, como así también permite adentrarse en las ramas de ese Estado, en sus instituciones, como así también comprender su organización y el liderazgo que lo conduce. Pero esa mirada macro a veces nos aleja de quienes usufructúan las políticas públicas, es por eso que hacer uso de las teorías y/o herramientas metodológicas de otras disciplinas hace que se genere un equilibrio en el análisis que permite comprender de una forma más acabada los procesos, tanto “desde arriba” como “desde abajo”.
Sos una especialista en cuestiones migratorias y su relación con los derechos humanos. ¿Cuáles fueron los principales problemas que enfrentaron las migraciones internas a lo largo de nuestra historia?
Tanto los migrantes internos como internacionales son poblaciones vulnerables y han sufrido, y suelen sufrir, dificultades para acceder a derechos: trabajo, salud, educación, vivienda, alimentación, entre otros. La falta de información suele generar el desconocimiento sobre los derechos y garantías que pueden gozar, amparados por la Carta Magna y otras normas. El modelo de nación en el que se crea el Estado argentino desconoce a sus pobladores originarios y se funda en aquellas personas que traerían de ultramar la fuerza de trabajo para sostener el modelo agroeconómico, pero sin otorgarles la posibilidad de acceso a derechos laborales, políticos, entre otros, y en los sucesivos gobiernos esta contradicción se acentuaría. Aunque se han generado oportunidades para que las personas migrantes, internas e internacionales, se desplacen en o hacia Argentina, y aunque por ley gozan de los mismos derechos que aquellas personas nacidas en el país (en el caso de las personas migrantes internacionales con cierta restricción en sus derechos políticos, acorde a la unidad política en la que estén radicadas), siguen existiendo diferencias en el acceso a derechos que requieren de acciones de promoción de derechos constantes para que puedan ser subsanadas y para que las personas migrantes puedan vivir plenamente integradas en la sociedad de acogida.
¿Cuáles serán los desafíos que enfrentará el Estado en el mundo pospandemia?
El gran desafío es poner en primer lugar las decisiones en política climática ya que el cambio no puede esperar. Hay estudios que demuestran que si las especies siguen siendo amenazadas por la desidia y falta de control estatal en pos del “crecimiento” económico se puede producir una nueva pandemia en cada lustro. Aunque ya se hayan vulnerado cuatro de los nueve límites planetarios (indicadores creados por el Instituto de Resiliencia de Estocolmo para identificar la gravedad de la situación y avalados por la revista Science), aún hay posibilidades de tomar medidas que puedan mejorar la vida en el planeta, el único que tenemos.
¿Que rol le cabe a la sociedad civil en el futuro contexto?
Si observamos la evolución de las demandas planteadas por sociedad civil al Estado, en las distintas formas que ella asume, se puede ver la evolución de la participación, primero como grupo de presión para poder posicionar temas en la agenda gubernamental, luego como vehículo o protagonista de la exigibilidad y justiciabilidad de derechos, más tarde como actor o actriz social en el ciclo de las políticas públicas. De todos modos queda mucho trabajo por hacer: que el Estado proponga consultas periódicas a través de los mecanismos de participación garantizados en la Constitución Nacional, que difunda las posibilidades que tiene la sociedad civil de elevar proyectos de ley, de participar en las evaluaciones de las políticas públicas, entre otra acciones. Aunque existen instituciones estatales que han incorporado en su sitio web o redes sociales algunas iniciativas para que sociedad civil sume propuestas, enmarcadas en los objetivos de la Agenda 2030 y/o el Plan de Acción de Gobierno Abierto, no son lo suficientemente conocidas. La participación de la sociedad civil en la toma de aquellas decisiones que generan controversia generaría legitimidad, cohesión y consenso.
La fotografía que ilustra esta nota fue tomada de una captura de pantalla.