Se repite como un mantra que nuestra región cuenta con los recursos que el mundo necesita y ,como inferencia directa, resulta necesario consolidar nuestro bloque regional – el Mercosur- y afianzar su capacidad de negociación para potenciar y amalgamar lo que cada uno de los países puede aportar al intercambio económico y productivo en este mundo volátil y complejo.
Surgido en los 80 con el retorno de las democracias, el ocaso de la Doctrina de Seguridad Nacional, bajo el liderazgo de Alfonsín y Sarney como presidentes de la Argentina y Brasil, este espacio tuvo un rol clave a nivel geopolítico dando por terminados un sinfín de conflictos diplomáticos, tensiones y hasta disputas bélicas que habían caracterizado los vínculos en los últimos 200 años como la sangrienta guerra de la Triple Alianza. La creación del Mercosur no solo significó un valioso instrumento de desarrollo económico y de integración política sino también de armonización de las relaciones entre los países del Cono Sur.
Dando continuidad a ese impulso integracionista el parlamento del Mercosur (PARLASUR) es una institución central para promover a la armonización de las legislaciones y la articulación de normativas tendientes a proyectar al Mercosur como bloque en un contexto global complejo y con oportunidades para el desarrollo.
Resulta inevitable que, incluso en espacios relacionados a asuntos exteriores, se haga la comparación entre el alcance de los parlamentos regionales (Parlamento Andino, Parlasur, Parlacen, etc.) y el Parlamento Europeo. Sin embargo, los recorridos históricos entre unos y otros son distintos: los orígenes del Parlamento Europeo se remontan a 1952, luego de dos guerras mundiales que afectaron severamente al continente, mientras que el Parlasur comenzó a tomar forma en 2005 y desde su surgimiento ha atravesado tanto coyunturas de armonización de gobiernos que fomentaron la integración así como otras donde los gobiernos retrocedieron en el andamiaje institucional del bloque de integración. En ese contexto, el Parlasur no ha podido quedar al margen de esa cierta inconsistencia de la política regional y ha sido relegado en su rol de instrumento parlamentario.
Para avanzar en un camino sostenible hacia la integración resulta imperioso que todos los Estados Miembros, tal como indica el protocolo constitutivo del Parlasur, elijan a sus parlamentarios de forma directa como lo hace nuestro país para garantizar la representación de sus pueblos y que sus representantes tengan dedicación exclusiva en la tarea de fortalecer la integración. Esto es lo que han decidido hace más de una década los estados de Brasil, Paraguay, Uruguay y la Argentina. Ese es el camino, aportar con la contemporización de la diplomacia parlamentaria para cumplir con el objetivo de la integración regional. Por eso, el Parlasur debe hacer cumplir las metas originales y transformarse en un parlamento que represente a los pueblos en forma directa, que tenga capacidad de recomendar normas y que dichas normas sean tratadas por los parlamentos nacionales para unificar la agenda que tienen el resto de los organismos e instituciones del Mercosur.
Una mención particular sobre nuestra delegación: las y los parlamentarios argentinos no cobran dietas, solo perciben viáticos para el traslado a sesiones y no cuentan con cuerpo de asesores. Sin embargo, la delegación que asumió en diciembre del año pasado es la que tiene la mayor participación en comisiones a la vez que muestra la más alta producción parlamentaria.
Por último, considero que todas los debates legislativos en torno a cómo mejorar la representación argentina en ámbitos supranacionales son fructíferos mientras no signifique el debilitamiento institucional del Mercosur y sus organismos, dado que ello dejaría en inferioridad de condiciones a las y los ciudadanos ,las empresas, empresarios, trabajadores y productores que tienen el desafío de insertarse en mundo complejo y convulsionado y negociar con bloques extrarregionales. Por eso, desde nuestro lugar de parlamentarios debemos recuperar la iniciativa integracionista y aunar esfuerzos para contribuir al fortalecimiento institucional del Mercosur y así obtener los logros económicos y sociales a nivel local, regional e internacional.
Publicado en La Nación el 6 de septiembre de 2024.
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