viernes 26 de julio de 2024
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Pánico

Para la RAE, el pánico es un miedo muy intenso y manifiesto, especialmente el que sobrecoge repentinamente a un colectivo en situación de peligro. Ese temor puede manifestarse de múltiples formas, pero como según muchos especialistas, en este caso está sobredimensionado, me resulta de mayor interés ver que pasa en el mundo de las apuestas, en donde la gente pone la plata en el mismo lugar que la boca; o sea: en el mercado.

En condiciones normales en las que las expectativas no influyen en el resultado; el mercado resume el consenso de las opiniones informadas, ponderado por los montos de las apuestas sobre cada uno de los escenarios posibles. La semana pasada Deontay Wilder era favorito en las apuestas sobre Tyson Fury, en la pelea por el título de los pesados, pero el inglés venció al norteamericano por KO técnico en el séptimo asalto, lo cual nos enseña dos cosas; los mercados también se equivocan y las apuestas no inciden en el resultado.

Pero lo que está pasando con la fiebre del coronavirus es mas parecido al concurso de belleza de Keynes. El inglés explicaba en la Teoría General el modo en que se elegían las acciones; “la inversión por profesionales puede compararse a esos concursos de los periódicos en que los concursantes tienen que seleccionar las seis caras mas bonitas entre un centenar de fotografías, ganando el premio aquel competidor cuya selección corresponda más aproximadamente al promedio de las preferencias de los competidores en conjunto; de tal manera que cada concursante ha de elegir, no los semblantes que él mismo considere mas bonitos, sino los que crea que serán más del agrado de los demas concursantes, todos los cuales observan el problema desde el mismo punto de vista”

La moraleja es que poco importa si el miedo está exagerado o si el panico se asienta en datos objetivos. Mi primera reacción con los escepticos sobre el peligro de la epidemia fue “compren muchachos; hagan sus apuestas”, pero si el mercado sobrereacciona a escala global, la contraccion de los flujos se puede llevar puestas a varias economías emergentes y producirse una suerte de profecía autocumplida; una estampida, origanda quizas en un panico injustificado, que aplasta a la gente en su huida.

Para muestra basta un botón; el Dow Jones se derrumbó 12,5% en la semana, mientras que el índice FTSE100 que reune a las empresas mas importantes de Europa cayó 11,2%, en la corrección mas grande del mercado desde el 2008.

Los commodities acompañaron la depresión global; el petróleo perdió casi 9 dólares (un 16,8%) y no se salvó ni el oro, que termino la semana cediendo 3,4%. Todo el dinero del mundo fue a buscar refugio en los bonos del tesoro americano; el de 10 años terminó rindiendo 1,16% que es el valor mas bajo de su historia pero la demanda estuvo firme para todas las maturities.

Pero los datos de la economía real podrían estar mostrando que el pesimismo de los mercados en una de esas se queda corto. El viernes supimos que el índice de producción manufacturero de china se hundió al nivel mas bajo de su historia, incluso más de los que había caido en la crisis del 2009. Para tener una idea; el PMI que está estable en un nivel de 50, derrapó hasta 35,7 en la producción de manufacturas y la hecatombe fue incluso peor en los servicios, donde el ínidice colapsó hasta 29,6 siendo que nunca había mostrado una contraccion (índice por debajo de 50) en su historia; ni siqueira en la crisis del 2009.

En ese contexto, la caída en el precio de los commodities que exportamos puede ser mas grande y el impacto más fuerte, tanto por el canal comercial directo, como indirectamente por el arrastre que sufra Brasil, donde las exportaciones vienen de caer 20% en enero, haciendo saltar el real al mínimo histórico de 4,50 por dólar (cerró a 4,47).

A esto hay que sumarle el impacto en el canal financiero. Esta semana vimos la salida de fondos más grande de los últimos años en los mercados emergentes y por el vuelo a calidad de los inversores saltó también el riesgo país. 

Publicado en Clase Media, el Newsletter de Martín Tetaz, el 2 de marzo de 2020.

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