Norberto Bobbio (1909-2004) fue un pensador italiano que descolló en derecho, filosofía y ciencias políticas, hizo relevantes aportes a las relaciones entre liberalismo, socialismo y democracia y ejerció gran influencia en los debates doctrinarios de la segunda mitad del siglo XX. De esas contribuciones, por las que conviene rescatar su figura, deseamos señalar dos aportes invalorables para la hora actual: por un lado, reivindica una actitud moderada ante los problemas de la democracia, opuesta a los extremismos, a quienes caracteriza como fundamentalmente antidemocráticos, sean de izquierda o de derecha, “la díada extremismo-moderación tiene muy poco que ver con la naturaleza de las ideas profesadas” (Derecha e izquierda); en segundo lugar, Bobbio nos introduce en el futuro de la democracia y analiza las posibilidades de extensión de sus horizontes.
Bobbio ha sostenido que “el Estado liberal no solamente es el supuesto histórico sino también jurídico del Estado democrático” y parte de la defensa de una definición mínima de democracia: “Un conjunto de reglas procesales para la toma de decisiones colectivas en el que está prevista y propiciada la más amplia participación posible de los interesados” (El futuro de la democracia).
Bobbio considera que su definición mínima permite distinguir entre democracia representativa y democracia directa. Y en consecuencia razona que la ampliación del proceso de democratización no consiste en el paso de la democracia representativa a la democracia directa como en el paso de la democracia política en sentido estricto a la democracia social, o sea, en la extensión de la democracia del campo de la sociedad política al campo de la sociedad civil. Bobbio temáticamente insistirá en que el verdadero cambio en el desarrollo futuro de las instituciones democráticas puede ser resumido en la siguiente fórmula: de la democratización del Estado a la democratización de la sociedad.
Su pensamiento reconoce que la evolución natural de los derechos políticos del liberalismo fue la convergencia hacia los derechos sociales. Todos los Estados democráticos existentes fueron al principio liberales, pero el mercado político se sobrepuso al mercado económico, y lo corrigió creando el Estado benefactor. En busca de expandir el concepto de igualdad más allá de los logros del Estado de Bienestar introduce un concepto de mayor alcance político: la democratización de la sociedad. Bobbio entiende esta democratización como su aplicación a campos sociales ajenos al mundo de la política. Aunque no da mayores precisiones sobre el contenido de su propuesta democratizadora del mundo no político, menciona que debería alcanzar principalmente a la gran empresa y a la administración pública. Sin embargo, pese a la infinidad de libros y monografías que se publican, la teoría política todavía no ha logrado establecer un conjunto de reglas que permitan avanzar en un camino seguro de democratización a la altura de las demandas del siglo XXI.
En el caso argentino, partimos de varios escalones anteriores al Estado de bienestar y estamos obligados a realizar profundas reformas políticas, económicas y sociales en un marco de elecciones cada dos años, que permitan transformar el paquidérmico y obsoleto Estado argentino en un instrumento al servicio de la población. No podremos tener un Estado de bienestar moderno durante muchos años por no disponer de los recursos necesarios, pero lograr acercarse a ese objetivo progresivamente, que implica una profunda transformación del Estado actual, tanto a nivel nacional como provincial y municipal, podría ser una prenda de unión entre las diferentes fuerzas políticas. Una posible fórmula de consenso sería: del Estado predatorio al Estado de bienestar.
Publicado en La Nación el 5 de marzo de 2024.