El presidente Milei enfrenta un desafío con pocos antecedentes, dado que hereda la situación socioeconómica más grave de la democracia y una de las más agudas de la historia argentina. Tal es la magnitud de la crisis que solamente podrá ser superada con un profundo cambio del modelo populista y estatista que predomina desde finales de la Segunda Guerra Mundial. Ante semejante reto, conviene recordar a tres presidentes argentinos que, en épocas diferentes, enfrentaron desafíos semejantes y que, gracias al éxito de sus gestiones, permitieron que la Argentina se encaminara en la senda de progreso.
Bartolomé Mitre (1821-1906) fue el primer presidente constitucional de la nación argentina unificada tras la batalla de Pavón. Al asumir la presidencia, en 1862, las condiciones en que se hallaba la república eran precarias. El tesoro estaba exhausto, las deudas eran cuantiosas, era necesario organizar los tres poderes nacionales, disponer de edificios para alojarlos separadamente de las autoridades provinciales, solucionar el traspaso de funciones de la provincia a la potestad nacional, reorganizar el Ejército y poner al día los sueldos, crear las estructuras mínimas de la administración pública nacional, y en añadidura a esta tarea de proporciones colosales impulsar el programa básico de la generación del 37: educación, inmigración, inversiones extranjeras, ferrocarriles, ocupación de tierras. En el contexto de alzamientos constantes en las provincias y de la extenuante guerra del Paraguay, todo estaba por hacerse. Una valorización de la obra gubernamental de Mitre que soslaye su punto de origen no le hará suficiente justicia; los presidentes que lo sucedieron partieron de las bases que edificó.
Mitre impulsó la construcción de colegios nacionales y fundó en 1863 el Colegio Nacional de Buenos Aires. Bajo su gestión se fundó en 1867 el Ferrocarril Andino, primer ferrocarril nacional. Fomentó la inmigración y, acorde con el incentivo dado a la colonización agrícola, en 1866 se creó la Sociedad Rural Argentina. Con el objetivo de separar el poder nacional del provincial, Mitre pronunció su discurso de apertura de las sesiones parlamentarias de 1864 en el nuevo edificio del Congreso que ordenó construir. El día siguiente de su asunción se dictó la ley 27, que estableció la Corte Suprema de Justicia. Por la ley 48, se organizaron los tribunales nacionales. También se nacionalizó la vigencia del Código de Comercio de Buenos Aires. Mitre puso manos a la obra y logró resultados extraordinarios.
Carlos Pellegrini (1846-1906) fue un eminente miembro de la generación del 80. Su actuación fue decisiva para superar la terrible crisis del 90 y reencauzar el país en un camino de fecundo progreso, que lo llevó a transformarse en una de las naciones más prósperas del mundo.
Como miembro del Partido Autonomista Nacional, fue elegido vicepresidente en la fórmula con el presidente Miguel Juárez Celman para el período 1886-1892. Juárez Celman estableció el predominio absoluto del poder presidencial sobre las provincias conocido como el “unicato”, que le permitió iniciar una política de empréstitos masivos, recibir grandes inversiones en ferrocarriles y en sectores que no tenían retornos adecuados y eran despilfarros de fondos, alentar proyectos especulativos con oro y en la Bolsa, incrementar la emisión de billetes de los bancos de modo descontrolado por la ley de bancos nacionales garantidos, de 1887. Mientras los nuevos préstamos que ingresaban permitían cubrir los servicios de la deuda y el saldo neto negativo del comercio exterior el modelo funcionó. Cuando comenzó la desconfianza de los inversores del exterior y el flujo de fondos se redujo, la crisis se aceleró y estalló la burbuja especulativa. A principios de 1890 se suspendieron los pagos, los precios se encarecieron y se produjeron corridas bancarias. El Banco Nacional quebró. El descontento social contra el presidente se extendió rápidamente. En abril de 1890, la Unión Cívica, un movimiento multipartidario y social, reúne a toda la oposición en el mitin del Frontón. El 26 de julio estalla la Revolución del Parque. Tres días después, y tras fuertes combates, la revolución es derrotada por las fuerzas del gobierno dirigidas por Roca y Pellegrini, quienes negociaron un armisticio que incluía la renuncia de Juárez Celman. Pellegrini asume la presidencia en medio de una gravísima crisis social y económica. Su objetivo prioritario fue restablecer la confianza en el gobierno argentino y cumplir con los pagos de la deuda. Para eso logró un empréstito de comerciantes y banqueros para pagar el siguiente vencimiento de la deuda. También fundó el Banco de la Nación y creó la Caja de Conversión, con normas que impedirían los abusos que habían llevado a la crisis. Elevó los derechos de importación y dio de baja las concesiones de ferrocarriles y obras públicas con garantía de la Nación cuyos concesionarios no habían cumplido con las condiciones contractuales. Al mismo tiempo restableció el orden público y aseguró la continuidad de las instituciones. En tan solo dos años como presidente, la crisis comenzaba a quedar atrás. Por su exitosa actuación se lo recuerda como “piloto de tormentas”.
Agustín Pedro Justo (1876-1943) ocupó la presidencia entre 1932 y 1938, en plena crisis del 30. La crisis del 30 arrasó con el sistema internacional de libre comercio y relaciones multilaterales que habían existido desde la segunda mitad del siglo XIX. Muy cercana a un apocalipsis del capitalismo, fue igualmente gravosa para los países centrales y los países de la periferia. Para enfrentarla, Justo y su ministro de Hacienda, Federico Pinedo, adoptaron una serie de reformas urgentes bajo un enfoque pragmático, en línea con lo que sucedía en otras partes del mundo y cuyo norte era mantener el equilibrio presupuestario, una política esencial de los conservadores. Sería imposible resumir en este artículo las medidas adoptadas. Me limito a señalar que incluyeron un canje voluntario de títulos en circulación, el saneamiento de las carteras de los bancos, la división del mercado de cambios en uno oficial y otro libre, la creación del Banco Central de la República Argentina, la sanción de la ley de unificación de impuestos internos y su coparticipación, la que creó el impuesto a los réditos, la negociación del tratado Roca-Runciman, entre otras. A partir de 1934, los principales indicadores comenzaron a mostrar resultados alentadores. Mientras en la mayoría de las naciones occidentales la crisis seguía haciendo estragos, la Argentina fue el primer país en que el PBI consolidó su tendencia positiva, comenzó a crecer el saldo neto de inmigrantes y el desempleo se ubicó en los niveles existentes antes de la crisis.
Justo fue el líder de una estirpe de políticos que sabían conjugar el reconocimiento de las normas clásicas de la economía con la urgencia de adoptar nuevos instrumentos para enfrentar la crisis. Por su realismo eran capaces de evolucionar en su pensamiento sin temer quedar atrapados en dogmas inmutables.
¿Qué enseñanzas nos dejan los tres presidentes que hemos analizado? Mitre inició la construcción del Estado moderno siendo fiel a su ideario liberal. Pellegrini tuvo coraje y firmeza en el manejo del poder para resolver una crisis económica y una revolución militar que parecían fuera de control. Justo demostró que se puede ser pragmático en circunstancias extraordinarias sin abandonar sus convicciones.
Fidelidad a los principios, firmeza en el poder, pragmatismo en la gestión. Tres pilares para la hora actual