Por Mayra García.
Buenos Aires, 12 noviembre (NA) — El último debate presidencial, una semana antes del balotaje, mostró esta noche al candidato oficialista Sergio Massa con un rol dominante sobre toda la primera mitad y a un Javier Milei que recién logró acomodarse tras la segunda parte.
El ministro de Economía tomó el control del primer bloque de temas, ya que en los tres ejes temáticos que se tocaron hasta el corte apostó a una estrategia que le dio rédito: “Por sí o por no”.
Milei entró en el planteo de Massa y quedó envuelto en la tarea de responder si realmente tenía pensado llevar a cabo sus principales propuestas de campaña, como la dolarización, el cierre del Banco Central, los subsidios y las tarifas.
Ese plan le rindió frutos al candidato oficialista, porque colocó al libertario en el lugar del que tenía que dar explicaciones y, al mismo tiempo, eludió responder sobre los temas más filosos de la situación económica del país.
Con esa estrategia de preguntar por sí o por no, Massa consiguió prácticamente eliminar del debate presidencial la palabra “inflación”, cuestionó que el candidato de La Libertad Avanza desaprovechó.
Massa, que durante toda la noche se mostró más sólido a la hora de hablar sin ayuda memoria, también tuvo un golpe de efecto al revelar que Milei trabajó en el Banco Central, y dejó sobrevolando en el aire la idea de que el libertario quiere eliminar la entidad por una bronca personal, ya que no le renovaron el contrato.
También deslizó que su salida del BCRA podría tener que ver con una cuestión de equilibrio mental del economista, a quien también desafió a hacerse un “psicofísico”.
El líder del Frente Renovador intentó de esa forma mostrar que Milei no está preparado para gobernar, también le achacó al postulante de La Libertad Avanza su alianza con Mauricio Macri y destacó que lo habían dejado solo esta noche en la UBA.
Otra estrategia que le sirvió a Massa fue despegarse del kirchnerismo e incluso, retó al libertario a “hacer una denuncia en Tribunales” si tenía pruebas en su contra de algún delito.
El objetivo del ministro también fue dar señales por fuera del debate, al llevar entre sus invitados a dirigentes que pueden sumarle apoyos en otras fuerzas en la segunda vuelta.
Francisco De Narváez, Carlos Maslatón, Graciela Camaño, Alejandro “Topo” Rodríguez y Mónica Fein dieron el presente convitados por Massa, que también llevó al ex jefe del Ejército Martín Balza para reforzar su discurso sobre Malvinas.
Milei, por su parte, arrancó con el rol del entrevistado y cayó en la red de preguntas de Massa, que incluso lo llevaron a quedarse sin tiempo para hablar de sus propuestas al contestarle al ministro de Economía.
Si bien pudo colocar motes como “pinocho” y “ventajita” a su contrincante, en la primera parte del debate presidencial se lo vio menos concentrado que en presentaciones anteriores y no logró salir del juego que propuso el oficialista.
Tras hablar con sus colaboradores en el corte, pudo ordenarse y salir al segundo tiempo con otra iniciativa, al tratar de pegar a Massa con la casta y el gobierno de Cristina Kirchner.
También logró puntos al señalar las deficiencias en la educación y datos negativos de la administración actual.
En el bloque de seguridad pareció perdido con el tiempo y el discurso y le dio el paso a Massa sin hablar, algo que el ministro hizo notar como una “falta de estudio” del tema.
Tras el debate, los dos bandos sacaron conclusiones y las caras de satisfacción se vieron en las tribunas de Unión por la Patria.
No obstante, apenas finalizado el match los libertarios cantaron a los gritos “La casta tiene miedo” (NA).