El politólogo argentino dijo también que la polarización “está erosionando la cultura democrática argentina”; sostuvo que “el riesgo es que el funcionamiento normal de las instituciones termine convirtiéndose en un problema institucional grave que no tendría por qué ocurrir” y manifestó que “Milei es un presidente muy minoritario que actúa como si fuese muy mayoritario”.
En una entrevista con La Nación, Martín D’Alessandro dijo que “la radicalización de las políticas del gobierno” de Javier Milei y que plantea que “son las únicas posibles para que la Argentina salga adelante” está “arrastrando” a los “extremos a aquellos actores que antes se oponían a esa forma extrema de entender la política”; juzgó que ello resulta “peligroso desde el punto de vista de la lógica sistémica del funcionamiento democrático”; manifestó que “Milei es un presidente muy minoritario que actúa como si fuese muy mayoritario” y sostuvo que “el riesgo es que el funcionamiento normal de las instituciones termine convirtiéndose en un problema institucional grave que no tendría por qué ocurrir”.
D’Alessandro, Doctor en Ciencias Sociales, graduado en la Universidad de Buenos Aires, dialogó mano a mano con la periodista, Laura Serra, quien a partir de algunas reflexiones previas le planteó que la irrupción de Milei no modificó el esquema político del país, ante lo cual dijo ello no sucedió en la medida en la que me parece que “muchos actores políticos la están interpretando” y reflexionó que “lo que Milei está provocando es que fuerzas de centro están dejando este lugar del espectro político para apoyar, casi de manera irrestricta, la radicalización de las políticas del Gobierno, que plantea que son las únicas posibles para que la Argentina salga adelante y hay que hacerlas rápido. Está arrastrando a ese extremo a aquellos actores que antes se oponían a esa forma extrema de entender la política. Eso es peligroso desde el punto de vista de la lógica sistémica del funcionamiento democrático”, advirtió y alertó además que “es difícil entender la lógica de un presidente que insulta a los opositores que lo quieren ayudar y de los que depende su estabilidad en el cargo”.
De inmediato, para fundamentar esa última aseveración invitó a reflexionar sobre lo que ocurrió con el rechazo en la Cámara de Senadores al DNU 70/2023. “Muchos de los que votaron a favor dijeron públicamente que el DNU era anticonstitucional. Sin embargo, lo apoyaron igual con tal de avanzar en algunas reformas, a sabiendas de que en las formas el decreto no es constitucional. Este ejemplo ilustra lo que yo estoy viendo, que es una tendencia centrífuga del sistema con la configuración y la competencia política de dos bloques antagónicos, que no necesariamente expresan la dualidad derecha-izquierda al estilo clásico de la ciencia política, y que buscan posicionarse confrontando entre sí. Eso es problemático para la vigencia de la Constitución porque, en función de un diagnóstico político, que yo creo que es endeble, se está erosionando la cultura democrática argentina”.
Aceptó que esa situación tiene similitudes con lo que ocurrió cuando bajo su gobierno Cristina Fernández de Kirchner pretendió imponer una reforma judicial “y no tuvo mayoría en Diputados”, rememoró, tras lo cual consideró que “el problema que se agrega ahora, algo bastante común de los presidencialismos de América Latina, es la oscilación pendular entre la concentración del poder y la ausencia de poder. En el medio se juega la gobernabilidad del sistema político. Sobran antecedentes en otros países que muestran que presidentes minoritarios, con muy poco escudo legislativo, que confrontan con el Poder Legislativo, no terminan su mandato. La receta habitual es que los presidentes minoritarios desarrollan mecanismos para gobernar con el Congreso. Pero Milei es un presidente muy minoritario que actúa como si fuese muy mayoritario. Entonces puede suceder que las respuestas de defensa por parte de uno de los poderes del Estado, como fue la reacción del Senado frente al DNU, terminen interpretándose como ataques a otro de los poderes, en este caso, el Ejecutivo. El riesgo es que el funcionamiento normal de las instituciones termine convirtiéndose en un problema institucional grave que no tendría por qué ocurrir”.
Al preguntársele cuánto puede penetrar en la sociedad la actitud de Milei, quien luego que el Senado rechazó el DNU insistió en trazar una línea entre los ‘orkos’, la ‘casta política’ que, juzgó, busca preservar privilegios, y aquellos que ‘abrazan las ideas del cambio hacia la libertad’. D’ Alessandro opinó: “En parte depende del resto de los actores. Milei tiene un estilo populista en este sentido. Así como era populista el estilo de Cristina. El presidente plantea esta forma binaria que, por lo que dijimos recién, puede ser dañina para el funcionamiento de la democracia. Puede ser muy exitosa si todos lo demás se lo creen”.
Y completó: “Yo creo que es falaz. Es cierto que hay sectores que no quieren ceder privilegios y se resisten a los cambios. Pero tal como está planteada la discusión, se está forzando a quienes están de acuerdo con un cambio a adscribir a las formas de este gobierno. Pongamos el ejemplo del PRO. Es un partido que ha tenido mucha paciencia en construirse como un actor del centro político y que hizo de la moderación y el republicanismo una prédica. Construyó, también con mucho trabajo, una coalición centrista, republicana y moderada. Sin embargo, ahora decide abandonar toda esa construcción tan larga y trabajosa para zambullirse en un proyecto incierto que no refleja, ideológicamente, lo que siempre ha sido el PRO. Ese corrimiento tan rápido y repentino lo veo un poco apresurado”, agregó D’ Alessandro.
Insistió: “Me parece que los actores políticos están sobredimensionando lo que la sociedad está viendo. Todavía es temprano, pero yo no sé si el año próximo, cuando haya elecciones legislativas, no va a haber una demanda social por una configuración política de centro. En las elecciones legislativas no hay balotaje, se abre la perspectiva a un abanico de opciones. Tiendo a confiar en que la polarización no puede ser la única opción y que tarde o temprano la demanda de reformas, que son necesarias, puede ser resuelta con mecanismos de diálogo, negociación y moderación. Es el camino más difícil, máxime cuando en las redes sociales se incita a la confrontación. Milei tiene poco escudo legislativo y confronta con el Congreso. Es un presidente muy minoritario que sin embargo actúa como si fuese muy mayoritario”
Al ser consultado acerca de si creía que la sociedad argentina se derechizó al confiar en Milei, politólogo remarcó: “Que Milei haya sido votado por el 56% de los votos no significa que la sociedad argentina se haya derechizado” y juzgó que “la sociedad argentina reaccionó cansada por los malísimos resultados de todos los partidos y de todos los gobiernos anteriores y encontró en él un atajo para avanzar hacia algo nuevo. La sociedad no se volvió libertaria porque votó a Milei. No creo que la sociedad repentinamente se volvió pro-mercado y anti-Estado. Quiere vivir una vida normal y está perfecto que así sea”, dijo.
Al definir, ante otra consulta, el perfil político del Presidente, D’ Alessandro expresó: “Es un experimento tan nuevo, tan disruptivo y tan producto de una coyuntura de hartazgo y de descrédito hacia la política que me costaría definirlo. Diría que, en términos ideológicos, es un liberal extremo; en términos de trayectoria política, es un outsider y un novato. En términos de la comunicación es un populista. A veces es pragmático. Es muy atractivo en los medios, no tanto por lo que él tiene por ofrecer, sino por todo lo que él rechaza. No tiene partido; un poco de razón tiene (Mauricio) Macri cuando dijo que Milei es él, su hermana y las redes. No ganó porque la sociedad argentina quiso tener al primer gobernante libertario de la historia de la humanidad, sino porque quería expresar un rechazo, un desdén frente a la política tradicional”.
Apuntó: “Milei está en un dilema, porque debe seguir reflejando en su comunicación ese rechazo, porque es el capital que lo alimenta como figura política, pero este estilo lo lastima enormemente en el papel que debe ejercer como presidente, en que necesita exhibir otras cualidades para lograr resultados. Entonces ahí hay una contradicción evidente; otros líderes pueden conjugar mejor esta dualidad, pero él no lo está logrando. Resulta difícil entender la lógica de un presidente que insulta a los opositores que lo quieren ayudar y de los cuales depende su propia estabilidad en el cargo”.
En otro pasaje de la entrevista se le planteó en lo discursivo, Milei apela al insulto y a la diferenciación de la casta y que da la impresión que empieza a entender la lógica de la política porque convocó a los gobernadores y líderes partidarios a un “Pacto de Mayo”, tras lo cual le pidió su visión al respecto. D’ Alessandro respondió: “No lo sé, porque no me queda claro qué imagina el presidente y el Gobierno la idea de pacto. ¿Pacto es negociación o imposición? Reunió a todos los gobernadores en la Casa Rosada, pero él no concurrió. En su mensaje al Congreso dijo que habrá pacto si previamente el Congreso le vota las leyes que reclama. No me queda claro si esta convocatoria es la expresión de una voluntad pragmática de negociar y entender cómo funcionan los frenos y contrapesos en una democracia o es una demostración más de su convicción de que él representa una voluntad mayoritaria e imparable de ir hacia una sociedad diferente que solo él podría encarnar. Al radicalizarse en sus políticas, el Gobierno arrastra a ese extremo a actores que antes se oponían a esa forma de ver la política.
Al consultársele qué consecuencias podría acarrear esta tensión entre la Nación y las provincias por la decisión del Gobierno de cortar las transferencias y la obra pública y el politólogo respondió: “La relación entre el Estado central con las provincias es la columna vertebral de la historia de los problemas políticos de la Argentina. Mientras el Presidente siga teniendo una imagen en la opinión pública relativamente alta, todo se le va a facilitar. Ahora bien, ¿qué pasaría si los resultados no aparecen o si los resultados que puede mostrar son demasiado costosos en términos sociales? Yo pondría el foco en el conflicto con Buenos Aires y este llamado a la “rebelión fiscal” contra el aumento de impuestos que dispuso el gobernador Axel Kicillof. Que la Nación se inmiscuya con los impuestos que cobra una provincia es grave porque eso afecta directamente la matriz del federalismo argentino”, alertó.
“Pero no sabemos si en realidad son fuegos de artificio, un posicionamiento político que no pasa de lo discursivo, u otra cosa. Me parece muy peligroso para la convivencia institucional si el conflicto realmente escalara. Volviendo al inicio, que los actores políticos sigan apostando a una polarización extrema para posicionarse frente al otro en función de la inmediatez de la coyuntura, abandonando el centro político, es una irresponsabilidad”, concluyó D’ Alessandro.