Las elecciones legislativas del 14 de noviembre no dejaron muchas sorpresas, fue un gran triunfo de la oposición, 42% a nivel nacional, la mejor elección de una oposición en 25 años y una profunda derrota del oficialismo, 33%, la peor derrota del peronismo en su historia.
Juntos por el Cambio prácticamente mantuvo los votos que obtuvo en las paso del 12 de septiembre, en esa oportunidad obtuvo medio punto porcentual menos, y el frente de todos sumó un punto. El oficialismo ganó en nueve provincias, mientras que Juntos por el Cambio ganó en 13 , y en Neuquén y Río Negro ganaron partidos provinciales.
Ya la cuarta elección legislativa que pierde el Kirchnerismo, que perdió todas, menos en 2005. En términos institucionales, lo más relevante son los cinco senadores que ganó la oposición, en términos políticos, se confirma un escenario de competencia con dos polos principales, y se ratifica lo que se había advertido en las primarias, el descontento con el presidente y con su gobierno.
Mirando con un poco más de detalle, se advierten tres elementos relevantes. El primero es que la izquierda marxista es ahora la tercera fuerza a nivel nacional, el segundo, es la sorpresa que dio la derecha de Javier Milei y su partido La Libertad Avanza en la Ciudad de Buenos Aires, y el tercero, es la mejora del oficialismo en la Provincia de Buenos Aires. De perder por cinco puntos en las paso de septiembre, a perder por uno y medio, lo que desató la euforia del peronismo, que, aun perdiendo por primera vez en la historia, manteniéndose sin escisiones en el distrito, convocó a un acto de festejo en la plaza de mayo.
Aunque esto es contra intuitivo, esa leve recuperación en su principal bastión electoral, significa evitar, o al menos la posibilidad de administrar, un escenario catastrófico, que repitiera el virtual vacío de poder que se vivió la semana posterior a las paso. En esta oportunidad, el peronismo asume que ha disipado el riesgo del derrumbe del gobierno, y el kirchnerismo tiene todavía algo de margen de acción. Estos tres puntos que lograron los intendentes del conurbano, paradójicamente, da en el sistema político en su conjunto, un horizonte posible para buscar un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, y llegar normalmente a las elecciones de 2023.
