a periodista y escritora argentina Mariana Enríquez, que acaba de publicar “Un lugar soleado para gente sombría”, un libro de cuentos llenos de fantasmas en un sentido amplio, considera que “desde los años 70, con Stephen King, el terror se convirtió en un género realista”.
En una entrevista con EFE, Enríquez argumenta que “Stephen King supo entender que el terror ya no venía del espacio exterior o del trastornado social, (…), sino que el miedo estaba en una escuela con una chica a la que hacen ‘bullying’ y que con el poder de su mente acababa con sus agresores”.
En los doce cuentos de ‘Un lugar soleado para gente sombría’ (Anagrama), escribe sobre el mal que acecha y los monstruos que surgen de pronto en la realidad más cotidiana, en grandes urbes como Buenos Aires o Los Ángeles o en pequeños pueblos recónditos.
En el contexto actual de amenazas climáticas en el planeta, está ganando espacio el denominado “ecoterror”, reconoce, que no le interesa demasiado, aunque está detrás de la proliferación de distopías en la ficción y su consumo masivo en series de televisión.
“El terror que escribía cuando era muy joven nada tiene que ver con el que hago ahora, porque a los 50 años aparecen cada vez más miedos, entre ellos la menopausia”, señala.
La pandemia sale en algún cuento, pero todos los relatos fueron escritos en el verano de 2023, “en medio de una ola de calor espantosa que duró un mes”, dice Enríquez.
Hablando de fantasmas y miedos en un país como Argentina la conversación lleva a la dictadura, sus desaparecidos, convertidos en una suerte de fantasmas en el primer cuento del volumen y finalmente al actual presidente, Javier Milei.
“Milei no es un marciano, había unas condiciones de hartazgo de la población muy peligrosas que la política no supo contener ni quiso verlo y eso dio lugar a que la gente tomara la decisión maximalista”, comenta Enríquez.
La escritora explica que ella no sentía “esa desesperación que tenía la gente” con los gobernantes precedentes, con los que tampoco estaba de acuerdo.
En su opinión, la sociedad actual tiene “un problema con la verdad y la realidad y las grandes narraciones de terror, como ‘El proceso’ de Kafka, tienen que ver con que las cosas no son lo que parecen y ahí se abre una quiebra en la realidad”.
Precisamente, Enríquez atribuye el éxito del género del ‘true crime’ a que se trata de “un intento individual y racional de llegar a la verdad”, como en el relato basado en la historia real de una chica desaparecida en un hotel de Los Ángeles, investigado por una periodista, cuyas espeluznantes imágenes recorrieron internet.
Otros miedos atraviesan los cuentos, como el miedo al pasado, en un país en el que los desaparecidos continuaron incluso después de finalizar la dictadura, o el miedo a la enfermedad o el envejecimiento.
“Nuestras conversaciones han pasado de tratar sobre películas, lugares para tomar algo, comida o política, a hablar sobre pruebas médicas, operaciones”, concluye Enríquez. EFE