María Paula Gago es doctora en Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires. Se posdoctoró en Ciencias Sociales en el Centro de Estudios Avanzados de la Universidad Nacional de Córdoba. Es Investigadora del Instituto de Investigaciones Gino Germani por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Actualmente se desempeña como profesora adjunta regular de la Universidad de Buenos Aires, donde dicta la materia Semiología del Ciclo Básico Común y de la Universidad Nacional Scalabrini Ortiz. Su primer libro es Semiología de los signos a las interpretaciones publicado por Eudeba. Acaba de publicar en el sello Catálogo del Plata su segundo libro: Rumor y Revolución, sobre los hechos que desencadenaron el gran pánico durante la Revolución Francesa.
¿Acabas de publicar un libro sobre rumor durante la revolución francesa? ¿Por qué elegiste este tema?
El libro retoma un trabajo que escribí hace unos cuantos años. En ese trabajo me ocupé de analizar el papel que cumplió el rumor en el marco de las jornadas del Gran Pánico de 1789, en el marco de la revolución francesa. Me interesó realizar ese trabajo porque, por un lado, los estudios que predominan sobre la revolución francesa son historiográficos y me pareció que podía ser un aporte abordar ese proceso desde lo comunicacional a partir de abordar específicamente el rumor dado que contribuyó al desarrollo del proceso revolucionario. De ninguna manera con esto quiero decir que el rumor generó la revolución. Pero sí es una variable a considerar para pensar el desarrollo de los acontecimientos.
¿Por qué, concretamente, qué rol cumplió?
Lo que se conoce como jornadas del Gran Pánico, es un levantamiento campesino ocurrido una semana después del 14 de julio de 1789, que es cuando ocurre la toma de la Bastilla. Dentro de los estudios historiográficos, hay un consenso acerca de que los sucesos ocurridos en París propulsaron el levantamiento en la campiña. A su vez, el malestar en el campo tenía su origen a la miseria engendrada por la escasez y la desocupación. El miedo a los bandidos, al hambre y a un supuesto “complot aristocrático” (circulaba un rumor que sostenía que los aristócratas matarían a los campesinos como consecuencia de lo ocurrido en París; dicho complot jamás se comprobó) son cuestiones que entraron en relación y posibilitaron la aparición del pánico y eso motorizó el levantamiento, que la burguesía aprovechó en su favor. Sin embargo, hay aspectos que no deben confundirse. Primero, los levantamientos causados por las hambrunas o la llegada de bandidos en época de cosecha eran comunes en el campo. Y los motines generados por el hambre avivaban aún más el miedo. Sin embargo, el “Gran Pánico” a diferencia de levantamientos anteriores encontró su particularidad en su carácter antiseñorial. Los campesinos, sugestionados por las noticias que circulaban acerca del complot aristocrático y la llegada de bandidos, terminaron asaltando los castillos y atentando contra la vida de los señores feudales. En este sentido, el rumor funcionó como una vía de propagación del pánico y como un motor que propulsó la violencia y favoreció el levantamiento hacia el orden instituido. A partir de aquellas jornadas, que se extendieron por más de la mitad del territorio francés, se puede comenzar a dilucidar una “ruptura” y una alteración que asustó a los propios burgueses, y que contribuyó a la caída del antiguo régimen. Por lo tanto, los rumores que circulaban cobraron verosimilitud para el campesinado porque anclaba en su imaginario, esto es, en recuerdos, fantasmas, experiencias previas. Dicho de otro modo: el miedo que generaban esos rumores estaba justificado por la historia de bandidos que los atacaban, las hambrunas, los privilegios de los señores feudales y las cargas que soportaba el tercer sector.
Entonces si tuvieras que definirlo ¿qué es un rumor?
El rumor es un vehículo de noticias, informaciones. Es un medio de comunicación. Las teorías que más acogida han tenido son las realizadas por psicólogos estadounidenses, que asocian al rumor con información no verificada y, por lo tanto, falsa. Se relaciona con acontecimientos cotidianos, se transmiten de persona a persona, con el objeto de que crean en él, sin que existan datos concretos que permitan verificar su exactitud.
Asimismo, pueden presentar inconsistencias en cuanto a la información que presentan.
En épocas de fake news, ¿en qué se diferencian del rumor?
Las fake news son discursos que están construidos para generar desinformación. Esto significa que hay una “intencionalidad” previa de generar distorsión. Mientras que el rumor, aunque puede contribuir a la confusión, no necesariamente irrumpe para con esa finalidad y tampoco es necesariamente falso.
Volviendo al rumor ¿por qué logran difusión aunque presenten informaciones que no se pueden verificar y sean inconsistentes?
Los rumores logran circular porque materializan, explicitan representaciones imaginarias que se vinculan con experiencias previas, miedos, fantasmas, etc. Entonces como su forma de organización no es lógica, sino psicosociológica, estos relatos pueden presentar inconsistencias y, sin embargo, “lograr prender” dentro de una comunidad.
¿Cómo se ve eso en la actualidad?
Bueno la pandemia ha sido un ejemplo que permitió advertir cómo ciertos rumores, tomando elementos reales, lograban prender, aunque no fueran “sólidos” en cuanto a las informaciones que planteaban. Por ejemplo: los llamados médicos antivacunas, que efectivamente eran profesionales de la salud con matrícula, y ponían en tela de juicio la seguridad de las vacunas presentándolas como un negociado de los laboratorios o los discursos, que estos médicos de alguna manera validaban, acerca de que las vacunas implantaban chips en las personas para tenerlas controladas. La información que presentaban esos discursos, que circulaban bajo la forma de informaciones no verificadas, era inconsistente y no se podía verificar. ¿Cómo saber que una vacuna tenía un chip que se inocularía a una persona? ¿Es posible que una vacuna traiga un chip dentro? ¿Es rentable inocular a la población mundial con un chip? ¿Con las tecnologías de la información y la comunicación con las que contamos es necesario inocular con un chip para perfilar el comportamiento de las personas? Sin embargo, lograron resonar, o sea circular y que muchas personas crean en esa información. ¿Por qué? En primer lugar, algunas de las personas que apoyaban estas “teorías” efectivamente eran profesionales de la salud o sea que la fuente de la que provenía la información funcionaba como una metagarantía de que lo que se decía era verdad. Por el otro lado, para la población resultaba verosímil la afirmación de que los laboratorios buscan amasar fortunas como lo también lo era que las esferas de poder quisieran “ocultar” sus reales intereses que estos médicos o también comunicadores sociales “develaban” ante la población. Entonces, en las informaciones no verificadas o rumores cobran materialidad temores, sospechas en función de experiencias, recuerdos que forman parte del imaginario social y esto es lo que hace que se tornen verosímiles para una comunidad.
De la revolución francesa a la fecha ¿Qué cambios hay en las formas de producción, circulación y recepción de rumores?
El rumor contemporáneo asume otras características y otros medios de circulación que no estaban presentes en otros momentos históricos: gracias a las redes sociales digitales un usuario publica una información que se difunde globalmente de manera inmediata. Sin embargo, no hay muchas diferencias en cuanto a los mecanismos subjetivos que favorecen su difusión. Si bien el desarrollo tecnológico permite plantear la existencia de rumores globalizados, estos tienen anclaje cultural, por ende, no están exentos de procesos de actualización geográfica. Vuelvo a lo que decía antes, la “verosimilitud” del rumor es antes que nada la manifestación de temores, miedos, recuerdos, experiencias, fantasmas de un colectivo. Por eso para intentar seguir el proceso de producción, circulación y efectos del rumor no debemos reparar solamente en la objetividad de los discursos o sea en lo que dicen, si es falso o verdadero, sino también indagar en las motivaciones y mecanismos de la subjetividad que hacen que se torne verosímil aun cuando es inconsistente o presenta información que no se puede verificar.