viernes 26 de julio de 2024
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Marcelo Cavarozzi: “Boric tendrá que transitar un sendero estrecho y mantener equilibrios políticos”

Hace algunas semanas se realizaron elecciones en Colombia y en Chile asumió un nuevo presidente. Marcelo Cavarozzi fue veedor en las elecciones colombianas y es un especialista en política latinoamericana. Sobre estos temas conversamos con él en esta entrevista exclusiva para Nuevos Papeles.

¿Qué se votó recientemente en Colombia? 

El domingo 13 de marzo se realizaron dos elecciones simultáneamente en Colombia. Por un lado, se renovó la totalidad de la Cámara de Representantes y un tercio del Senado y, por el otro lado, se realizaron consultas dentro de los espacios coalicionales en los cuales se presentaban varios candidatos y candidatas para la elección presidencial. La consulta fue decisiva para las tres coaliciones más importantes, las que se pueden definir como la derecha, el centro y la izquierda, es decir el Equipo por Colombia, el Centro Esperanza y el Pacto Histórico. Pero lo fue por diferentes razones. En el caso de la derecha, porque sirvió para definir un candidato fuerte, “Fico” Gutiérrez, después de un extenso período donde parecía que las fuerzas conservadoras, en el contexto del descrédito del actual presidente Iván Duque, no conseguirían generar un pretendiente verosímil. En el caso del centro, porque la consulta brindó un resultado totalmente negativo para la coalición (2,2 milones de votos), ya que la suma del candidato más votado, Sergio Fajardo, y sus competidores internos fue mucho más reducida que las coaliciones adversarias de derecha (4 millones) e izquierda (5,6 millones).  Fajardo, quedó prácticamente descartado para la primera vuelta presidencial que se celebrará el 29 de mayo y es posible que algunos de los integrantes del centro se inclinen por la derecha o por la izquierda antes de esa fecha. En cuanto al Pacto Histórico de izquierda, consagró a Gustavo Petro como el candidato más votado de todos erigiéndolo como el político mejor posicionado para la primera vuelta. Si bien es prácticamente seguro que Petro sea el ganador en ella, no está garantizado que saque la mitad más uno de los votos, lo que haría innecesario un segundo turno electoral. Y de requerirse esa instancia adicional, los contendientes serían Petro y Gutiérrez.

Los resultados potenciaron al candidato de la izquierda, Petro, de cara a las presidenciales. ¿Quiere decir que tiene el camino allanado para llegar al gobierno? ¿Qué posibilidades tienen los candidatos de centro y de centro derecha?

Si se concreta el triunfo de Petro en cualquiera de los dos turnos, un primer rasgo del congreso electo en marzo es su fragmentación, lo que torna difícil la formación de mayorías sobre todo para un presidente de izquierda. En las semanas previas a la primera vuelta, o después, se puede despejar una incógnita importante, esto es la estrategia que seguirá el partido Liberal, uno de los dos partidos políticos históricos que habían manejado el ejecutivo y el legislativo colombianos desde el siglo 19 hasta 2002 cuando triunfó Uribe. Hasta ahora su máximo dirigente, el ex-presidente César Gaviria, convertido en un inesperado árbitro de la política colombiana, ha manejo con astucia e indefiniciones hacia qué lado se inclinará en la elección presidencial, si hacia al de Petro o el de “Fico”. Esta indefinición también deja en el aire, al menos por ahora, cuál será la dirección en que se orientará el congreso. De todos modos, resulta poco probable que, más allá de los virajes tácticos que los parlamentarios protagonicen en la coyuntura de la elección presidencial, el nuevo congreso colombiano apruebe reformas radicales dada la orientación predominantemente conservadora de la mayoría de sus miembros.

Hace algunas semanas asumió en Chile el presidente Boric, quien tiene en su agenda una profunda lista de reformas en un país con una economía consolidada, pero con grandes sectores postergados. ¿Cómo ve el camino que tendrá adelante el joven presidente chileno? ¿Será una continuidad de los gobiernos de la Concertación, especialmente los de Lagos y Bachelet o irá más rápido en las reformas?

El panorama que enfrenta Gabriel Boric es completamente diferente al Chile de la primera década del siglo actual durante la cual asumieron los primeros presidentes socialistas posteriores a Allende, Ricardo Lagos y Michelle Bachelet. Más allá de la complicada evolución de la convención constituyente, que tiene que elevar un texto a más tardar el 4 de Julio próximo, el gobierno se enfrenta con el desafío inédito de combinar mecanismos de democracia representativa y democracia directa. Y a ello se agrega la demanda de reformas a componentes centrales del modelo económico heredado de la dictadura de Pinochet. En ese contexto se debe tomar en cuenta que el candidato opositor obtuvo el 45 % de los votos en la segunda vuelta presidencial y que los actores opuestos a las reformas son los que concentran el poder económico chileno. En otras palabras, su peso excede al porcentaje obtenido por Kast en la elección. Además, hay que reparar en que buena parte de la Democracia Cristiana no apoya reformas significativas al modelo neoliberal y parte de la coalición que apoyó a  Boric exige cambios profundos y rápidos y rechaza la incorporación al gobierno de numerosos funcionarios del partido Socialista, que tienen mayores capacidades técnicas que los y las jóvenes del presidente. Por ende, Boric, para tener éxito, debe transitar un estrecho sendero que le exigirá mantener difíciles equilibrios y demostrar gran astucia política.

Se observa que en los países del cono sur se está dando cada vez más una tendencia a oposiciones parlamentarias fuertes y gobiernos condicionados, como por ejemplo lo que pasa en Perú, donde se acaba de aprobar un proceso de vacancia al presidente. A la vez, de ganar la elección Petro tendrá que lidiar, como dijimos antes con un Congreso opositor, en Chile hay cierto equilibrio entre Boric y los sectores de oposición, en Argentina el presidente Fernández necesitó de la oposición para aprobar el acuerdo con el FMI y está en problemas con la vicepresidente y su organización política ¿Estamos en presencia de un presidencialismo debilitado en América Latina? ¿Volveremos a discutir sobre la rigidez de este tipo de gobierno

América Latina, y la democracia representativa en occidente, están enfrentando situaciones críticas inéditas. La decadencia de los partidos políticos se traduce en una novedosa incapacidad para gestionar demandas sociales y conflictos faccionales dentro de la clase política. En el último medio siglo, las limitaciones de la política no han sido ajenas a la profundización de variedades de capitalismo en las cuales los Estados pierden la capacidad de regular comportamientos sociales, en especial las conductas de empresarios, tanto de los que operan dentro de los marcos legales como aquellos otros que lo hacen por fuera  En ese marco resulta al menos simplista referirse a “parlamentos fuertes” si se repara en el desprestigio que afecta a la mayoría de los políticos, tanto los que se desempeñan en funciones ejecutivas incluida la presidencia, como los parlamentarios. Ese fenómeno generalizado contribuye a que personajes recién llegados a la política logren niveles de popularidad elevados en la medida que aparecen como ajenos a los vicios y carencias de la actividad política cotidiana. En dicho contexto no es sorprendente que en muchos casos los ascensos vertiginosos de estos políticos de nuevo cuño resulten el preludio de procesos de carácter efímero que, a la larga, no hacen más que reforzar tendencias más estructurales de disolución de los lazos sociales, y no meramente de decadencia de la política. El ascenso de Castillo en Perú y su posterior penoso deambular en búsqueda de apoyos parlamentarios que eviten su destitución es un ejemplo de un fenómeno que, eso sí, guarda pocas semejanzas con las tribulaciones de un gobierno partido por la mitad como el argentino, y las alternativas que pueden darse en Colombia en caso de un triunfo de Petro. 

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