Al ser entrevistados por La Nación sobre la situación en Venezuela y los caminos que debieran adoptarse ante la crisis derivada de la decisión del régimen de Nicolás Maduro de declararse como triunfador en las elecciones en base a los resultados avalador por el Consejo Nacional Electoral que fue desconocido por la oposición que, a su vez, defiende la victoria que proclama haber obtenido en las urnas, con consultores y especialistas Jesús Seguías, Aníbal Pérez-Liñan, María Victoria Murillo y Bernabé Malacalza coincidieron que hasta el presente la presión internacional no ha sido suficiente como para lograr hacer retroceder a la dictadura chavista; exhibieron distintas posturas al reflexionar acerca de la acción de la oposición y su líder María Corina Machado mientras que también dejaron ver sus visiones distintas respecto de si la salida estaría en una negociación o si podría ser por la vía de una insistente movilización popular que logre debilitar al gobierno al punto de que acepte retirarse del poder.
Seguís, consultor político, Presidente de la encuestadora DatinCorp, de Venezuela, expuso que la experiencia de los últimos 25 años en Venezuela ha probado que el mecanismo de las sanciones para forzar algún cambio de gobierno no tuvo éxito; dijo que la oposición en este momento tiene un elemento que constituye a la vez una gran fortaleza y una gran debilidad que se corporiza en el liderazgo de Corina Machado. “La gran fortaleza es que tienen un liderazgo definido con María Corina Machado, que ha logrado impactar emocionalmente. Pero esa fortaleza a su vez es su gran debilidad, porque el gobierno ha dicho mil veces que jamás le van a entregar el poder a Machado y a otros líderes de la oposición por las confrontaciones anteriores. Es más, ha dicho que no le entregará el poder a nadie de la oposición”, apuntó-
Sostuvo que “la violencia en las calles no va a generar ningún tipo de cambio en Venezuela” y consideró que la razón de ello radica en que “el gobierno tiene todos los poderes de coacción suficientes para impedirlo”, y, además, “el gobierno está estructurado ideológica y políticamente para la confrontación, y no solamente con los opositores, también con Estados Unidos. Para ellos es la épica revolucionaria al mil por mil. El terreno de la calle, el terreno de la insurrección popular y hasta militar”. De todos modos, dijo que por considerarse optimista por naturaleza cada día nos aproximamos más a una solución. En primer lugar, porque el país que tenemos hoy no le sirve a nadie; ni a Maduro, ni a los chavistas, ni a la oposición. Y eso es una condición apropiada para empezar desde cero y comenzar un proceso de cambios internos a través de las negociaciones”.
Por su parte, Pérez-Liñán, profesor de ciencia política y asuntos globales y director del Instituto Kellogg de Estudios Internacionales en la Universidad de Notre Dame, Estados Unidos, también opinó que La presión internacional es importante, pero no es suficiente para lograr una salida democrática en Venezuela.” El régimen de Maduro ha mostrado una y otra vez que está dispuesto a pagar el costo del aislamiento internacional, si es necesario, para mantenerse en el poder”, advirtió y plante que con los datos que indican que el candidato a la oposición, Edmundo González Urrutia ganó con el 67% de los votos frente a un 30% de Nicolás Maduro.
“Sin embargo, una transición negociada parece altamente improbable. No hay nada que la oposición pueda ofrecer a Maduro y a su círculo íntimo que supere los beneficios de atrincherarse en el poder. Creo que el régimen buscará cerrar el debate sobre los resultados electorales presentando actas falsificadas, legalizadas por el poder judicial aliado en los próximos días. Quizás esta estrategia sea suficiente para permitir una retirada honrosa de Brasil, Colombia y México, pero no creo que calme al resto de la comunidad internacional, ni a siete millones de venezolanos que votaron por el cambio. “El gobierno se verá obligado a aumentar la represión para sostenerse en el poder”, pronosticó Pérez-Liñán. Y consideró: “Dada la reticencia del gobierno a aceptar el resultado de las elecciones, el cambio solamente es posible si se produce una amplia y coordinada movilización en las calles”, aunque convocarla “no es fácil” y, en ese sentido dijo que Corina Machado ha mostrado una prudencia inusual en su estilo y al mismo tiempo “el régimen venezolano no ha dudado en escalar la represión para mantenerse en el poder”, tras lo cual remarcó: “La caída del régimen de Maduro solamente parece posible si se produce una protesta popular masiva, seguida de un quiebre en la unidad militar”.
En tanto, María Victoria Murillo, profesora de Ciencia Política y directora del Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Columbia, Estados Unidos, coincidió con el argumento en cuanto a que la presión intencional y las sanciones al gobierno de Maduro “demostraron ser incapaces de lograr el cambio de régimen y solo generan sufrimiento a la ciudadanía”; destacó como una herramienta con la que cuenta la oposición fue que se unificó y estableció un dispositivo electoral impresionante con fiscales en todas las mesas, lo que le permitió reproducir los resultados electorales y dar cuenta de su victoria con evidencia de las actas generadas en las mesas de votación. Tras muchas experiencias de dispersión y abstención, esta vez ha logrado organizarse bajo el liderazgo de Machado”.
Destacó que el régimen de Maduro reaccionó ante el resultado de las elecciones con la represión. “El costo de esta represión a quienes fueron las bases chavistas con las fuerzas armadas y la policía podría generar presiones internas sobre Maduro que aún no hemos visto”, reflexionó. Desde esa perspectiva es que se refirió a si podría haber una salida para la crisis en Venezuela. “No conocemos bien lo que ocurre dentro del régimen y tampoco estamos al tanto de las negociaciones que parecen estar ocurriendo. La transición requiere aliados dentro del régimen que prefieran una salida negociada a la posibilidad de una revolución más adelante, que reconozcan la legitimidad electoral. Si el régimen se abroquela contra la transición es muy difícil que esta ocurra”.
A su turno, Bernabé Malacalza, investigador en temas estratégicos del Conicet y profesor de la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT), juzgó que la presión internacional para aislar a Venezuela “ha fracasado”, describió que las sanciones asfixiaron a la sociedad venezolana, pero no debilitaron a Maduro” si no que por el contrario “lo pusieron a la defensiva y lo envalentonaron al tener un enemigo externo claro. Maduro está alineado con China y Rusia, y Venezuela” pero lo ubicó como un foco de interés geopolítico por sus recursos energéticos y por ser un vecino problemático, generar éxodo migratorio, y avivar conflictos o entorpecer negocios en Guyana. “China quiere su estabilidad y necesita cobrar sus deudas; Rusia la usa para incomodar a Estados Unidos en su patio trasero, tal como Estados Unidos lo hace con Ucrania en el suyo. El aislamiento es una utopía”, pronosticó.
Cuando la consulta se refirió a qué herramientas tiene la oposición para lograr un final distinto al que se planteó en otras ocasiones y, a la vez, qué margen de maniobra existe para una eventual negociar una transición, Malacalza consideró: “El margen para negociar una transición pacífica y pactada ‘a la chilena’ dependerá de dos factores: una oposición moderada y abierta al diálogo, y un Maduro debilitado y dispuesto a negociar”, planteó y describió que cuestionar legítimamente el fraude de Maduro no significa que la oposición pueda autoproclamarse ganadora”
“No hay lugar para transiciones impuestas desde afuera o fantasías insurreccionales que buscan el quiebre en las Fuerzas Armadas o una intervención extranjera, como algunos fanáticos trumpistas pretenden y quieren impulsar desde Estados Unidos”, puntualizó y sostuvo que no habría que descartar que vuelva a aparecer en una eventual segunda presidencia de Trump.” Todo esto solo alimenta la narrativa conspirativa de Maduro de que los opositores son golpistas”, mientras que al referirse a si podría haber un cambio en Venezuela desde la movilización popular consideró: “Como demuestra el caso de Polonia en 1989, las transiciones impulsadas por presiones de la sociedad civil ocurren debido a un debilitamiento progresivo de la popularidad del líder autoritario y una mayor movilización social que provoca desgaste, hasta que finalmente se decide convocar a nuevas elecciones. Es el caso de una transición por desgaste y colapso, no pactada. Sin embargo, el obstáculo para esta opción de transición es que Maduro tiene un control férreo del aparato represivo y está dispuesto a ir a fondo para eliminar a la oposición, comenzando por detener a sus líderes o forzarlos al exilio”
Respecto de las variantes de salida a la crisis, expuso: “Venezuela se debate entre una transición pactada que requiere moderación de ambas partes; una impulsada por la presión de la sociedad civil, amenazada por la represión y el éxodo migratorio; una sangrienta impuesta desde afuera, que podría resurgir como opción con un triunfo de Trump; y un trágico desenlace de autoritarismo ultra-cerrado similar al de Nicaragua, con detención y expulsión de opositores. Una transición es un periodo de incertidumbre. Sin embargo, hay certezas: un desgaste de 25 años de chavismo y 11 años de madurismo. Hay que tomar las cosas ‘un día a la vez’”, concluyó Malacalza.