viernes 24 de enero de 2025
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Maduro, de Chávez a Pérez Jiménez

Hace rato ya que Nicolás Maduro ha quemado las naves, en su viaje sin retorno hacia la autocracia. Asume un nuevo mandato como lo hacían en otras épocas tantos otros dictadores latinoamericanos que buscaban revestirse de legitimidad electoral por la fuerza. Mientras, otro presidente electo, Edmundo González Urrutia, reclama el respeto a la voluntad popular expresado en las urnas, como uno más de los más de ocho millones de venezolanos que han marchado forzosamente al exilio.

Mientras tanto la detención del gendarme argentino Nahuel Gallo acusado de espionaje por el régimen venezolano introduce otro componente regional al conflicto bilateral entre Caracas y Buenos Aires. No es la primera vez, tampoco, que ello sucede. Un episodio lejano, ocurrido allá lejos y hace tiempo puede ilustrarlo.

En los años ’50 del siglo pasado, en plena Guerra Fría, los militares argentinos que habían derrocado a Perón presionaban sobre los países que lo acogían en el exilio: el Paraguay del dictador Stroessner, Panamá y la Venezuela del dictador Marcos Pérez Jiménez, desde donde Perón seguía dirigiendo a distancia los hilos de su movimiento. Lo que ocurría en Caracas durante el primer semestre de 1957 merece una atención específica.

El embajador argentino de la Revolución Libertadora, el general Toranzo Montero, enviaba notas y solicitaba audiencias a Pérez Jiménez exigiéndole la expulsión de Perón bajo amenaza de romper relaciones diplomáticas. La respuesta del venezolano fue de igual tenor. Se negó a recibir al embajador-general argentino y lo acusó de abierta injerencia. El 25 de mayo de 1957, semanas antes del agravamiento de las tensiones entre los gobiernos de Caracas y Buenos aires, una bomba destruyó por completo el automóvil de Perón.

Fue Venezuela la que terminó rompiendo relaciones diplomáticas con la Argentina, pero a un costo alto. Pérez Jiménez empezó a sufrir los planteos y embates de sus jefes militares, que le reprochaban, entre otras cosas, el modo de conducir el conflicto generado, el asilo otorgado a Perón y los problemas que estaban causando con distintos países de la región los compromisos políticos con conflictos ajenos.

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