Todas las posturas políticas y partidarias han destacado desde siempre, la importancia de Brasil para la argentina, países limítrofes, Sudamérica y el mundo.
Se ha producido un acontecimiento electoral ejemplar, del cual resulta triunfante Lula, en un contexto de gran equilibrio electoral e institucional.
Sabemos del aprovechamiento que hace el kirchnerismo de su figura, y de sus simpatías.
Esa circunstancia no debe empañar la significación esencial y positiva, de que Lula haya prevalecido sobre Bolsonaro. Y apostar a que su sensatez y experiencia sabrán navegar mejor sobre las aguas del proceloso mundo actual, incluidlas las relaciones con sus vecinos de todo signo político.
Lo ha exteriorizado con la elección de su Vicepresidente, sus discursos de campaña y su conciliador mensaje final, testimoniando su renovada visión superior a las meras parcialidades, y su reconocimiento de las dificultades para afrontar el problemático nuevo tiempo.
Todo indica que su adultez le ayudará a “navegar” con sentido creativo, como recordó Fernando Pessoa (1888-1935), parafraseando el clásico de los navegantes antiguos, según Plutarco: “Navegar es preciso, vivir no es preciso”:
“Quiero para mí el espíritu de esta frase, transformada
la forma para casarla con lo que yo soy, vivir no
es necesario; lo necesario es crear.
… Cada vez más así pienso. Cada vez más pongo
en la esencia anímica de mi sangre el propósito
impersonal de engrandecer la patria y contribuir
para la evolución de la humanidad.”
Ante el gran suceso, democrático y pacífico, no caben especulaciones menores. Y corresponde saludar con entusiasmo al triunfo de Lula, y aguardar esperanzado sus efectos sobre las relaciones con nuestro país.