El 4 de abril murió, a los 76 años, el cantante español Eduardo Aute. No solo era cantautor, también fue poeta, tuvo su paso por el cine y fue un intelectual politizado. Se definía como un estrecho amigo de los cantantes ibéricos de su generación: Serrat, Sabina, Patxi Andión, entre otros. Generaciones más jóvenes lo homenajearon en distintos escenarios.
Pero además se lo conoció como un hombre rebelde que cuestionó la censura del régimen franquista, se animó como pintor y también como escritor de prosa continua. Fue algo así como un hombre del Renacimiento. Nada respecto al arte le resultaba extraño y estudió siempre como en sus tiempos de adolescente. Era, por decirlo de alguna manera, una tormenta creativa.
Hace poco publicó la colección de poemas “El Sexto Animal”, en el que ensayó formas originales de explicar sus sentimientos. En definitiva, se adentraba en nuevos formatos con pasión adolescente.
En España sus admiradores formaban una multitud donde actuara, presentara sus obras o donde pudieran escuchar sus discos. Aute cantó junto a Silvio Rodríguez y el cubano ya fallecido Santiago Feliú.
Nacido en Filipinas, donde había emigrado su padre para trabajar en una compañía tabacalera, se mudó junto a su familia a Barcelona primero y luego a Madrid.
Por haber estudiado en distintos colegios dominaba a la perfección varios idiomas, incluyendo el tagalo, uno de los integrantes lingüísticos del Pacífico, el de su infancia.
En su juventud vivió en París, un período importante de vida. Allí se impregnó de las creaciones de cantantes como Jacques Brel (un belga de admirable interpretación que triunfó en Francia) y poetas como Paul Éluard. Su paso por la capital francesa lo deslumbró porque pudo actualizarse con respecto a las corrientes de pensamiento más jerarquizadas, entender las inquietudes de los centros universitarios y hasta ver muchas películas prohibidas en España, como “Lolita” de Stanley Kubrick.
Cuando llegó la democracia después de la muerte de Francisco Franco y del Pacto de la Moncloa, Aute se hizo conocer como hombre de izquierda pero con tonalidades populistas. Criticaba la globalización y despreciaba a los gobiernos de Estados Unidos.
Con el transcurso de los años también cuestionó a algunas administraciones políticas democráticas. El exagerado libre mercado, decía, lleva cada vez más a los ciudadanos a tener menos derechos.
En cierta oportunidad declaró: “Hay diversas maneras de entender la democracia, está la democracia formal, que es lo que estamos viviendo en España hoy en día. Otra cosa es que sea una democracia social, que eso ya lo pongo muy en duda”.
Aute no creía en el destino de la actual unidad europea. Sentenció al respecto: “En el continente en el que vivimos hay países con trayectorias muy distintas, que siempre estuvieron en grescas, donde siempre hubo guerras. Europa es un mosaico de naciones muy fuertes cultural e históricamente. Es una Europa diseñada por los economistas. No hay una unidad afirmada y compartida”.
Aute viajó con mucho interés por América Latina. Cantó en Buenos Aires, Uruguay y Chile. Hasta escribió una canción a la que llamó “Siglo Veintiuno”, en homenaje a Enrique Santos Discépolo, uno de los pilares del canto popular argentino.
Uno de sus innumerables poemas dice :
“Y prescindir de la Pregunta
como prescinde la Música de la luz que la responde,
del color
que la responde,
de la carne y del Azar,
del Universo y de la memoria
que la responden
al poseerla.”
Publicado en El Auditor el 7 de abril de 2020.
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