miércoles 8 de mayo de 2024
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Luis Alberto Romero: “El debate sobre el DNU y la mega Ley puso sobre la mesa los temas sustantivos de la Argentina”

El historiador juzgó que “los veinte años de experiencia kirchnerista me siguen pareciendo un bloque de cemento que obturó todo” en torno al debate público y dijo que en los últimos años “hay una infinidad de cosas que no estuvieron en el debate público”, tras lo cual destacó que “me impresiona mucho que el Congreso esté mirando y tratando cosas como nunca antes había mirado”. También reflexionó sobre la evolución en la historia argentina del concepto y República y, en ese marco, recató la experiencia de 1983 con el retorno a la democracia y subrayó que fue “el punto más alto al que se ha llegado en este aspecto en la Argentina”

En una entrevista con Clarín, el reconocido historiador, Luis Alberto Romero, consideró que el debate de la llamada del DNU 70/23 tanto como la llamada ‘Ley Ómnibus’ o ‘Mega Ley’ “puso sobre la mesa los temas sustantivos de la Argentina”, discrepó en parte con quienes atribuyen cierta pobreza a la actual calidad del debate político y, por el contrario, dijo “no me parece tan pobre” aunque se esté “muy por debajo” del “nivel de debate del ‘80”, al tiempo que no dudo y remarco también que en ese sentido “los veinte años de experiencia kirchnerista me siguen pareciendo un bloque de cemento que obturó todo”.

Una primera pregunta en curso del reportaje con el periodista, Damián Toschi, sirvió para que Romero analizara la calidad del debate político en la Argentina. “Mi percepción, por lo que recibo de toda una corriente de opinión, de gente muy amiga, que pone mucho énfasis en la carencia y la pobreza del debate público, es que a mí no me parece tan pobre. Es cierto que respecto del nivel de debate en la década del 80’ estamos muy por debajo. Pero eso también forma parte del creciente analfabetismo político de la sociedad. Es algo que ha ido acompañando la pérdida de los valores de la ciudadanía, que en 1983 parecieron muy claros y se han ido borroneando”

“Ahora, dicho esto, me parece que no es tan terrible. Para poner un ejemplo: en las dos décadas kirchneristas, donde el debate público estuvo envenenado por la grieta, tuvimos una excelente discusión sobre la despenalización del aborto. Fue transversal a cualquier alineamiento político y se escucharon infinidad de voces”, juzgó por lo que “la situación no es tan pobre, aunque la polarización durante el kirchnerismo la ha estropeado. Ahora, en este mismísimo momento, da la impresión de que hay un descongelamiento. Están apareciendo los temas profundos, sustantivos. No son solo temas de índole político-institucional, sino estatal-político. En este sentido, el debate sobre el DNU y la mega Ley ha puesto sobre la mesa los puntos negros de la Argentina”.

El historiador fue consultado acerca de qué rasgos definen, mayoritariamente, a la sociedad argentina en este tiempo, y al respecto puntualizó: “En primer lugar, la brecha social y el mundo de la pobreza. Al mismo tiempo, hay un grupo pequeño que no vive cien por ciento en el país”, por lo que advirtió: “Entonces es muy difícil encontrar entre esos dos mundos la conexión que clásicamente caracterizó a la sociedad argentina como una sociedad de clase media”, en tanto que al preguntársele si se podía trazar algún paralelismo entre el presente y algún momento histórico determinado, Romero apuntó: “No lo sé. Mi posición está sesgada porque los veinte años de experiencia kirchnerista me siguen pareciendo un bloque de cemento que obturó todo. Creo que podríamos esperar una situación mejor que durante el gobierno de Mauricio Macri, donde el camino táctico elegido fue el de no confrontar demasiado, sobre todo en términos argumentativos. La argumentación fue más pobre que las políticas que se hicieron. De hecho, hay una infinidad de cosas que no estuvieron en el debate público. Pero hoy me impresiona mucho que el Congreso esté mirando y tratando cosas como nunca antes había mirado”.

En otro pasaje relevante de la entrevista, Romero fue consultado acerca de cómo, a su criterio, evolucionó en la historia argentina el concepto y República y respondió: “La república está muy entrelazada con la democracia, aunque en realidad son cosas diferentes y a veces contradictorias. Si miramos el siglo XX, nuestra primera experiencia democrática – incluyo aquí la del radicalismo antes de 1930 y la del primer peronismo – fue progresivamente cada vez menos republicana. La segunda experiencia comienza en 1983, con un fortalecimiento muy grande de las ideas de democracia y república. Es el punto más alto al que se ha llegado en este aspecto en la Argentina. Incluiría dentro de este período la reforma de la Constitución Nacional de 1994. Más allá de que se puedan discutir aspectos específicos, el hecho de que una convención constituyente, totalmente legítima, haya convalidado y modificado un texto constitucional le dio un respaldo enorme a las instituciones republicanas”.

Cuando se le preguntó que vigencia tienen en el presente las ideas liberales, Romero planteó: “Eso es todo un problema. No es tan fácil decir de qué se está hablando. Ezequiel Gallo escribió una vez un artículo que me parece brillante. Allí dice que el liberalismo – sobre todo en el siglo XVIII – no es una teoría completa. Se trata de un conjunto de principios que tienen que ver con la libertad y el individuo que, en la realidad, se dan combinados con otros. Siguiendo su criterio, a veces el trasfondo liberal luce menos, a veces más y otras está claramente confrontado. Pero es algo que todavía necesita ser defendido, incluso de quienes hacen una versión exagerada del liberalismo. Hay que defender la dimensión política del liberalismo”

Ante otra consulta respecto de qué diferencias existen entre los partidos políticos argentinos surgidos en los siglos XIX y XX respecto de las fuerzas aparecidas en las últimas dos décadas, el historiador puntualizó: “Son completamente distintas, y claramente no es un problema argentino. Pasa en todo el mundo. Hay un modelo de partido político que, en sus orígenes, a principios del siglo XX, se llamó ‘el partido político moderno’, con afiliados, comités y una organización piramidal que desde la base hasta la cima iba legitimando la conducción. Pero, sobre todo, era un mecanismo de contención y encuadramiento que convertía a los individuos en fuerzas colectivas, con un programa. Hace mucho que eso no existe”.

“Otra cosa que ha existido en la segunda mitad del siglo XX son los movimientos, mucho más laxos y a la vez disciplinados detrás de un líder. Ahora hay una cosa mucho más fluida, los espacios políticos. Uno de sus problemas es que no tienen cómo dirimir legítimamente sus diferencias en una elección interna porque no se sabe cuánta gente está afiliada a ellos. Por eso hoy los partidos políticos son nucleamientos de opinión detrás de una persona. Aquí, entonces aparece el grave problema para la democracia: cómo armar acuerdos, coaliciones. Y diría, miremos a la Unión Cívica Radical (UCR) para recordar cómo era un partido que conserva su estructura y puede darse el lujo de hacer una convención nacional. Todavía es un modelo de partido.

Hacia el tramo final de la entrevista, se le preguntó si tiene sentido utilizar hoy las categorías ‘izquierda’ y ‘derecha’ a la hora de analizar procesos políticos y económicos y en su respuesta fue categórico: “No, absolutamente”, y completó: “Si hubiera izquierdas y derechas ¿dónde ponemos al kirchnerismo? Muchos amigos me dicen que es la izquierda posible. No hay forma de que pueda imaginar al kirchnerismo con algo que tenga que ver con la izquierda. Soy un socialdemócrata frustrado. Tengo la ilusión de que haya una izquierda progresista y reformista”

 

“Por eso, tampoco podría ubicar al peronismo. Por otro lado, tampoco me encaja en la idea de derecha lo que, en su momento, representó Mauricio Macri. Lo que veo en la así llamada ‘derecha macrista’, y ahora mucho más claramente en Javier Milei, es la idea de que, de algún modo, el Estado debe dejar de ser una máquina de generar prebendas. Lejos de desaparecer, necesitamos un mejor Estado para establecer el gobierno de la ley”, concluyó.

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