martes 16 de abril de 2024
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Los inmigrantes como arma política en los EE.UU.

El problema de los inmigrantes latinos cobra, en ese país, un nuevo giro “innovador”, ahora impulsado por el gobernador de Florida, Ron DeSantis, un republicano con aspiraciones presidenciales.

Así como el protagonista de la película “El lobo del Wall Street” arrojaba enanos como perversa y malsana diversión, o como denuncia Milagritos León, el protagonista de “Amores enanos” de Federico Jeanmaire, los gobernadores republicanos del sur de los EE.UU. han decidido “reenviar” decenas de venezolanos y colombianos indocumentados que ingresaron por las fronteras de sus estados a algunas ciudades demócratas del norte, como Washington, Nueva York y Massachusetts. El argumento de los republicanos es que los estados progresistas respecto a la inmigración deberían sufrir en carne propia el asunto y, de paso, asumir buena parte de la carga económica y política que conlleva cobijar a esas personas.

El miércoles de la semana pasada, el gobernador republicano de Florida, Ron DeSantis, envió a alrededor de 50 inmigrantes a la isla de Martha’s Vineyard, en Massachusetts, como parte de un programa de 12 millones de dólares diseñado para transportar a indocumentados a las llamadas “ciudades santuario”. “Florida no es un estado santuario”, subrayó DeSantis luego de hacer el “lanzamiento de inmigrantes”. En su defensa de esa decisión que le ha valido un aluvión de críticas, el republicano dijo que algunos políticos han decidido aplicar medidas “innovadoras” para proteger a EE.UU. de las políticas de “fronteras abiertas” de Joe Biden.

El gobernador, que está en campaña para la reelección, ironizó que para los inmigrantes es mejor “poder ir a una jurisdicción santuario, para lo cual los vamos a ayudar a que tengan transporte para que puedan trasladarse a pastos más verdes”. Y justificó la medida, también, desde el punto de vista fiscal: “Las cargas de la entrada de migrantes irregulares en el país deberían compartirlas todas las comunidades. No debería recaer todo en un puñado de estados republicanos”, aseveró.

El arribo intempestivo del contingente al destino vacacional para los ricos y poderosos, incluido el expresidente Barack Obama, generó caos en la isla. En medio de las protestas de los políticos demócratas, los residentes locales se unieron para ofrecerles a los inmigrantes, en su mayoría venezolanos, comida y refugio, luego de alojarse en una iglesia protestante.

Un día después, el gobernador republicano de Texas, Greg Abbott, envió dos micros con inmigrantes, directamente a la residencia de la vicepresidenta Kamala Harris en Washington. Unos 100 inmigrantes, también venezolanos, fueron “depositados” cerca de la puerta de guardia del Observatorio Naval, días después de que la vicepresidenta insistiera en que “la frontera es segura” pese a que diariamente miles de inmigrantes indocumentados llegan a territorio estadounidense desde México.

El jueves por la mañana, cuando la vicepresidenta salió de la Sala Este de la Casa Blanca después de dar un discurso, un periodista le pidió comentarios sobre la reciente llegada de migrantes cerca de su residencia. Harris simplemente miró al reportero y siguió caminando sin responder.

En julio, varios condados de Texas declararon una emergencia ante lo que califican como una “invasión” de migrantes. En los últimos meses, el gobernador del estado, Greg Abbott, amplió su estrategia de enviar inmigrantes a Washington, Nueva York y Chicago, todas ciudades dirigidas por alcaldes demócratas. Abbott argumenta que las ciudades fronterizas en Texas están abrumadas, y que aquellos en el poder, que viven en grandes urbes alejadas de esa realidad deberían vivir esa “experiencia”.

La vocera de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, acusó a Abbott de dar aviso a Fox News sobre la llegada del autobús, pero no de discutirlo con el Departamento de Seguridad Nacional o con las autoridades de la ciudad de Washington.

Por su parte, el gobernador demócrata de Illinois – y billonario – Jay Robert Pritzker, calificó las acciones de Texas como “una proyección despiadada de la política sobre las personas”. “Mientras otros estados tratan a estas familias como fichas intercambiables, en Illinois serán tratadas como seres humanos”, enfatizó Pritzker- reconocido filántropo – declarando el estado de emergencia para brindar apoyo logístico a ciudades como Chicago, que atienden a los recién llegados.

Oscar López, del New York Times, consultó a un grupo de periodistas en Estados Unidos y Venezuela para reportar las reacciones en América Latina al polémico traslado. Algunas personas —líderes políticos, activistas, gente de a pie y otras— condenaron a los gobernadores republicanos por utilizar a los migrantes como peones políticos.

El gobernador de Arizona, Doug Ducey, también adoptó esta política, ideada primero por el expresidente Donald Trump principal responsable del agravamiento del flujo inmigratorio al desfinanciar una serie de programas que desalentaban las peregrinaciones riesgosas y masivas en sus países de origen y negando la realidad de que el problema inmigratorio en los EE.UU. es producto de la pobreza, la carencia de instituciones y de oportunidades de los países más postergados de América Central.

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