El presidente electo dejó en claro que su objetivo será alcanzar el equilibrio fiscal en el corto plazo, y para ello el plan “motosierra” puso en la mira a los gastos de capital del presupuesto nacional, es decir la obra pública, que se estiman en 1,5% del PBI para el cierre del 2023.
La decisión de revisar y/o paralizar algunas obras públicas en particular en el sector energético pueden tener alto impacto en el entorno fiscal 2024, este es el caso de la reversión del gasoducto del norte.
A partir del 1º de enero, Bolivia deja de ser un proveedor en firme de gas natural y pasa a ser interrumpible, dicho en otras palabras, se prioriza el abastecimiento a Brasil y solo venderá a Argentina de existir excedentes.
En los primeros nueves meses de 2023, se importó desde Bolivia el 7% del consumo interno de gas natural por un monto aproximado de USD 800 millones.
El corte de suministro desde el país vecino y la postergación de la reversión del gasoducto del norte representa un verdadero problema para el abastecimiento de 7 Provincias del centro / norte del país, y en particular para la generación eléctrica en esa región que depende fundamentalmente de centrales térmicas a gas, que por sus características no pueden reemplazar por gas oil como combustible alternativo.
El reciente anuncio de la suspensión de la licitación genera por si solos riesgos de terminar a tiempo una obra critica que debiera estar operativa el próximo mes de mayo.
Si esta obra no se completa son tres los impactos posibles:
- Mayores importaciones de GNL que las previstas para 2024, y esto tendrá sin dudas efectos en el balance comercial energética que se preveía superavitario y debería revisarse a la baja.
- Aumento de la demanda de divisas, con impacto en liquidez del Banco Central y dependencia del precio internacional del GNL en un contexto de alta volatilidad global.
- El aumento de las importaciones de gas generará un aumento casi directo en el costo promedio (monómico) de generación en dólares (recordar que el 80% de la generación utiliza gas natural como combustible) y por lo tanto un aumento en la cuenta de subsidios económicos, cuyo principal rubro es el sector eléctrico.
Por lo tanto, la reversión del gasoducto del norte es una obra que no debería paralizarse, por el contrario, resulta una obra critica que mejora la economía energética, contribuye fiscalmente y cuenta con financiamiento de un préstamo CAF y con fondos públicos asignados a partir de las exportaciones de energía eléctrica realizadas por CAMMESA durante 2023.