viernes 26 de julio de 2024
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La odisea de Silvia Labayru

En su próximo libro La llamada, la periodista y escritora Leila Guerriero cuenta la historia real de una joven de 20 años que fue violada, mantenida en cautiverio y obligada a hacerse pasar por la hermana de Alfredo Astiz, alias el “Ángel Rubio”, para que él pudiera infiltrarse entre las Madres de Plaza de Mayo. Silvia Labayru era estudiante secundaria del Nacional Buenos Aires, el colegio más prestigioso de la ciudad de Buenos Aires, dependiente de la UBA. Este establecimiento siempre se destacó por su alto nivel intelectual, tanto de los profesores cómo de los estudiantes. Y también por su alto nivel de politización. Dos premios Nobel argentinos fueron a ese colegio, Saavedra Lamas Y Houssay. Y dirigentes políticos como Manuel Belgrano, Mariano Moreno, y más actuales cómo Carlos Corach, Martin Lousteau, Axel Kicillof y el ex líder Montonero Mario Firmenich.

En la década del 70 todos los colegios secundarios ardían de politización y de organizaciones estudiantiles que actuaban en los centros clandestinos de estudiantes. Argentina venía de largos períodos de dictaduras y los jóvenes se cuestionan porque tenían que ser gobernados por la cúpula de las FFAA que no tenían ningún mandato popular, todo lo contrario a lo que estudiaban en sus clases de Educación Democrática. La enorme mayoría de los estudiantes eran de izquierda. La oposición a la guerra de Vietnam y la revuelta del Mayo Francés se había propagado por todo el mundo y entre los estudiantes argentinos caló hondo.

Una de las agrupaciones estudiantiles más numerosas era la Unión de Estudiantes Secundarios, rama de la Juventud Peronista en la educación media. Las luchas internas entre la derecha y la izquierda del peronismo fueron feroces y la muerte de Perón creó un vacío de poder que resultó funcional a que la cúpula de las Fuerzas Armadas en un nuevo golpe de Estado retomaran el poder. El Nacional Buenos Aires era un bastión de la militancia estudiantil y en especial de la Unión de Estudiantes Secundarios. La UES, fiel a la Juventud Peronista mayoritaria, adhirió a la izquierda peronista de Montoneros y los jóvenes estudiantes también ingresaron a dicho grupo guerrillero, que pasó de su lucha contra la derecha peronista a combatir a la Dictadura de Videla.

Labayru, hija de una familia de militares, fue secuestrada estando embarazada de seis meses, por un grupo de tareas clandestino de la Armada y llevada a la Esma, el centro de detencón ilegal más grande. Allí pasó un año y medio cautiva, y fue torturada, violada y obligada a realizar trabajo esclavo. Entre los alaridos de sus compañeros torturados, parió a su primera hija.

Labayru fue forzada a representar el papel de hermana del capitán Alfredo Astiz, un miembro de la Armada conocido como el “Ángel Rubio”, para que este pudiera infiltrarse en la organización Madres de Plaza de Mayo, operativo que terminó con tres Madres y dos monjas francesas desaparecidas. Una llamada desde la ESMA le salvó la vida. Fue liberada en junio de 1978 y en el avión rumbo a España, junto a su hija de un año y medio, pensó: “Se acabó el infierno”. Pero los padecimientos continuarán por los prejuicios de muchos exiliados con visión maniquea.

En el exilio, Labayru fue acusada de traición por otros argentinos obligados a huir del país y abominada por quienes habían sido sus compañeros de militancia. Desde entonces, se armó una vida en España evitando casi por completo todo contacto con la prensa. Haciendo honor a su condición de egresada del Nacional Buenos Aires, Silvia se recibió de Licenciada en Psicología en la Universidad Complutense de Madrid. De nuevo tuvo que soportar la discriminación de algunos psicólogos argentinos exiliados en España.

En 2018, la contactó desde Buenos Aires un hombre que había sido su pareja en los años setenta. Luego de muchas décadas, Silvia regresó a la Argentina y se reencontró con un amor setentista. Silvia fue querellante por violencia sexual en uno de los juicios por delitos de lessa humanidad. Fueron cientos de jóvenes mujeres secuestradas y sometidas a esclavitud sexual en campos de detención de la dictadura. Cómo Ulises, el héroe de la tragedia griega, Silvia después de muchísimos años regresó a su tierra.

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