jueves 28 de marzo de 2024
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La grieta más preocupante

El Presidente parece haber asumido el rol que su jefa política le impuso, apartándose de su papel conciliador con el resto de la sociedad.

Apenas dos meses tardó el Gobierno en sacar de la escena a tres jueces que intervienen en causas por corrupción que involucran a la Vicepresidenta. Ese fue el tiempo que transcurrió desde los primeros movimientos en el Consejo de la Magistratura hasta los decretos firmados por el presidente luego de que el Senado anulara esta semana los traslados de los magistrados.

El Gobierno que posterga a los jubilados, improvisa en la gestión de la pandemia y anuncia durante semanas un paquete fantasma de 60 medidas salvadoras, cuando quiere, hace gala de una eficiencia demoledora. En los temas que le interesan, claro. No vayan a ilusionarse los distraídos.

El plano judicial está abierto. La Corte Suprema resolvió que se pronunciará sobre los amparos que presentaron Bruglia y Bertuzzi para evitar ser removidos de la Cámara Federal. Ambos sustentan sus argumentos en una Acordada del máximo tribunal del año 2018, en la cual se establecieron parámetros precisos para regular los traslados de jueces. Donde no hay dudas es en la arena política. En el significado inmediato de lo que ocurrió en los últimos días.

La grieta más preocupante y con mayor potencial de daño en la Argentina es la que separa al Gobierno de la sociedad. Un abismo meticulosamente planeado por funcionarios que siguen una agenda paralela que nada tiene que ver con los aprietos de un país que coquetea con el colapso.

El Alberto “de la concordia”, que llamaba a la unidad de todos los argentinos para encarar un proyecto superador, duró lo que un suspiro. El Presidente asumió sin reparos el rol que su jefa política le impuso y aplica solemnemente el atributo primordial que la circunstancias le exigen: la obediencia.

Hace algunos días el Presidente dijo que está haciendo lo que prometió en la campaña. Que las críticas que recibe solamente pueden significar una cosa: que están haciendo las cosas bien. Más allá de la decisión de continuar hablándoles a los convencidos y menospreciar a la inmensa mayoría de los argentinos, lo que transmiten sus palabras es la institucionalización de la soberbia como instrumento de gestión.

En otras palabras, el Estado y la razón son ellos. No hay nada más.En el mismo día que les comunicaron a miles de familias que sus ahorros van a valer todavía menos, consagran la impunidad de Cristina en el Senado de la Nación.

¿Moraleja? El oficialismo no ignora las instituciones. Las pervierte. El cuadro de una Argentina desmembrada lo completan las ausencias: de una política educativa sensata y transparente; de un plan de capacitación en nuevas tecnologías y mercados a los emprendedores; de una distribución responsable y equitativa de los recursos que tanto necesitan y les corresponden a las provincias.

El Gobierno está perdido en su propio laberinto. Ese que fueron levantando con el rechazo constante al diálogo, la subestimación de la inseguridad y la búsqueda desvergonzada de impunidad. No es casualidad que hayan pasado a retiro al presidente que en modo profesor daba cátedra en los primeros meses de cuarentena.

Se aislaron de una sociedad que necesita certezas y recomendaciones basadas en información de calidad y no en miedos infundados. Solamente asoman la cabeza para sacar alguna ventaja e ir tachando los pendientes de la agenda exclusiva del kirchnerismo duro. La Argentina de hoy duele. Pero si pensamos en la del futuro próximo, la bronca y angustia llegan a un nivel difícil de asimilar.

Los jóvenes son las principales víctimas de este modelo que precariza al Estado y renuncia a la política. Para muchos de ellos es más tentador subirse a un avión en Ezeiza que entrar a una universidad nacional. Los desafíos para los que soñamos con otro país, y estamos convencidos de tener la fuerza y la humildad para lograrlo, van agrandándose cada día. Estamos preparados para ser parte de la solución.

Publicado en Clarín el 22 de septiembre de 2020.

Link https://www.clarin.com/opinion/grieta-preocupante_0__lthIoxHa.html

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