La Fundación Alem de la Unión Cívica Radical expresó su preocupación por el grave comunicado de la Oficina del Presidente con el que se informó la salida de la ex canciller Diana Mondino y la llegada a ese rol del médico veterinario y exembajador en los Estados Unidos, Gerardo Werthein, financista de los viajes del presidente Milei a ese país.
En dicho comunicado resalto un último párrafo que hace recordar a los años del macartismo norteamericano, cuando afirma que se “iniciará una auditoría del personal de carrera de la Cancillería, con el objetivo de identificar impulsores de agendas enemigas de la libertad”.
Al respecto la fundación radical, presidida por Agustín Campero, señaló:
“La Fundación Alem afirma que en política exterior el gobierno amenaza para ocultar su incapacidad. Nuestra opinión:
La reciente declaración del Sr. Presidente Milei respecto a que “iniciará una auditoría del personal de carrera de la Cancillería, con el objetivo de identificar impulsores de agendas enemigas de la libertad” es una amenaza de inicio de caza de brujas y purga ideológica.
Lo hace sobre un cuerpo profesional y bien preparado del Estado -el diplomático- que lleva adelante la responsabilidad de implementar la política exterior del país y cumple con la ley del servicio exterior que está regulada sobre la base del cumplimiento de las instrucciones.
En este caso lo que hay es un problema en la definición de la política. Esta amenaza de persecución es una forma de disimular la incapacidad del gobierno de gestionar el país en general y la política exterior en particular.
Además es contraria al art. 19 de la Constitución Nacional que sostiene: “Las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden y a la moral pública, ni perjudiquen a un tercero, están sólo reservadas a Dios, y exentas de la autoridad de los magistrados…”.
Esta amenaza se suma a otras recientes sobre el mismo cuerpo. Y a una vergonzosa intervención disruptiva y poco colaborativa sobre los documentos internacionales consensuados en distintos organismos -como la Agenda 2030 y el Pacto para el Futuro-.
Con estas decisiones les damos la espalda a las democracias occidentales más sólidas y prestigiosas, en detrimento de las acciones globales para mitigar el calentamiento global, y también contra la igualdad de género y los derechos de las mujeres y las minorías sexuales.
Las consecuencias son retroceso de la reputación internacional del país, la disminución de la relevancia de la voz argentina en estos foros, y el contribuir a fortalecer las posiciones más excéntricas y disruptivas que llevarán a más aislamiento y menos colaboración internacional.