lunes 2 de junio de 2025
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¿La era de Milei?

I. La prédica de monseñor García Cuerva convocó a la unidad, al diálogo, a la sensibilidad social, a tender puentes. Fue muy claro para condenar las difamaciones, los insultos, “el terrorismo de las redes”, la guerra de las palabras y las imágenes. Sin eufemismos llamó a frenar el odio y recordó que “el que tengo a mi lado no es un ser despreciable a vencer”. Estas palabras del arzobispo de la diócesis de la ciudad de Buenos Aires se conocen. Las cito no para refrescar la memoria de nadie, sino para ponerlas en escena, es decir en contraste con el principal feligrés de la ceremonia religiosa sentado en la primera fila, es decir Javier Milei. Notable. Cada una de las frases de García Cuerva parecían dirigidas al presidente, justamente al señor que minutos antes de iniciarse la misa, como para confirmar las palabras de monseñor, le negó el saludo a Jorge Macri y a Victoria Villarruel. Macri es el jefe político de la ciudad de Buenos Aires, Villarruel es la vicepresidente. Con un gesto digno de su estirpe, Milei insultó a ambas investiduras. “Un político nunca debe cometer acciones irreparables”, dijo alguna vez Julio Roca, que algo sabía de política y de los entripados del poder.

II. No soy creyente, no asisto a misa, siempre he defendido la separación de la Iglesia del estado, pero me siento muy representado por las palabras de García Cuerva. Mi evaluación sobre el sermón del arzobispo es secular. Dejo para teólogos y doctores  deliberar acerca de los alcances religiosos de esas palabras, o si monseñor habla de las delicias del cielo o de las miserias de la tierra. En todos los casos, y para lo que importa, son las palabras de un sacerdote, no la de un dirigente político, pero esas palabras expresan, representan la agenda ciudadana de millones de argentinos. Y en todos los casos, el Tedeum fue además la puesta en escena entre un arzobispo cuyas opiniones parecían dirigidas directamente al presidente de la nación. Lo siento por él, pero mientras la iglesia católica sea iglesia católica sus sacerdotes se preocuparán por la pobreza y los derechos plenos de los ciudadanos. Por lo menos desde León XIII, el Papa de la Rerum Novarum a la fecha, parece ser así. Por si alguna duda queda respecto de las intenciones de los ministros religiosos, el Papa se llama León XIV.

III. Un argumento de amplia circulación que pretende disculpar a Milei de sus evidentes groserías, vulgaridades y violencias verbales es el que distingue entre formas y contenidos. Milei en los temas de fondo es excelente, pero no siempre sus formas son las adecuadas. El argumento es refutable, pero además no es nuevo y, para escándalo de los moderados y prudentes mileístas, los autores de esta creación verbal pertenecen a la izquierda y a la izquierda dura, a la que rechazaba a la democracia por ser una formalidad burguesa y adhería a los contenidos “reales” de la democracia. Dejemos de un lado por el momento los objetivos de aquella izquierda y prestemos atención al principio fundante: hay una democracia formal y una democracia de contenidos. ¿Es muy diferente a quienes consideran que las formalidades carecen de importancia porque los sagrados principios de la inflación baja, el superávit fiscal y el dólar bajo, son los que importan, es más, es lo único que importa.

IV. Por supuesto, no todo se agota en los escupitajos políticos de Milei. Mientras la retórica libra su tarea el señor Adorni establece controles, límites y exigencias destempladas a los periodistas destacados en Cara Rosada a “los que no se está odiando lo suficiente”. Mientras tanto, la policía de Patricia Bullrich parece dedicarse a herir, golpear y humillar periodistas gráficos. Hugo Alconada Mon, uno de los periodistas más honorables y talentosos del país, es perseguido, hackeado y difamado por los perros cimarrones del presidente porque tuvo la mala ocurrencia de denunciar las peligrosas ambigüedades de un Plan de Inteligencia Nacional. ¿Curioso no? Se ajusta en salud, educación, cultura, pero para los Servicios de Inteligencia siempre hay plata. No terminan allí las inquietudes. Desde un canal de televisión estatal se ha programado una serie que adoctrina a los niños en los valores irredentos del liberalismo libertario. Para maravillarse. Quien vino a destruir el estado recurre a los métodos de publicidad y propaganda estatales que hubieran despertado la envidia de Alejandro Apold y los colaboradores “pedagógicos” que nos enseñaban a los niños de entonces que la palabra Evita era superior a la palabra “mamá”.

V. Lo siento por Milei, pero sigo creyendo como periodista que nuestra labor no es la de ser un empleado del gobierno, sino un crítico otorgándole a la palabra “crítica” el alcance que merece. Todo es materia de deliberación, pero desde ya adelanto que no me gusta lo que está pasando en el Hospital Garrahan, el centro pediátrico más importante del país; no me gusta lo que pasa con el INTA, institución que cumple una función estratégica en el país y así lo ha probado desde hace más de seis décadas; no me gusta que Argentina se retire de la Organización Mundial de la Salud; no me gusta que en nombre del estado mínimo se recele, se fiscalice y se humille a niños con discapacidades o problemas oncológicos; no me gusta como funcionan las escuelas, los colegios y las universidades. Y desprecio cuando la palabra justificatoria de estas miserias políticas es la mención de un ñoqui, como si no se supiera que hasta en las instituciones más serias hay carencias, irregularidades, carencias e irregularidades que no se arreglan barriendo con todo, arrojando de la tinaja el agua sucia con el bebé.

VI. A la hora de calificar estos tiempos, los argentinos vacilamos entre designarlos como la era Milei, el ciclo Milei, la temporada Milei o los días de Milei. Las categorías temporales no son un simple juego de palabras porque nunca en política los juegos son inocentes. Traducido al rigor de los hechos, pareciera que nos diferenciamos entre los que creen que Milei significa algo así como una revolución, el portador de un cambio sin retorno y el inicio de una nueva era y, en la vereda de enfrente, los que consideran que Milei es un malentendido en el que nos hemos enredado los argentinos; en el mejor de los casos, la respuesta vacilante a una crisis, una respuesta que favorece a los ricos y perjudica a los pobres. Expresado en términos más callejeros, están los que dicen que hay Milei para rato y los que aseguran que en un tiempo relativamente breve estalla la economía y se va todo al demonio. Entre ambos extremos hay matices, variaciones, pero estas parecen ser las divisorias predominantes. Desde un realismo descarnado, lo que se impone es que hoy Milei está bien plantado en el centro de la política con la curiosidad que los mayores contratiempos que ha padecido el gobierno de La Libertad Avanza, se los ha infligido ella misma. Los desequilibrios de Milei y las torpezas y groserías de sus colaboradores e incondicionales. Milei ha respondido hasta la fecha a las expectativas electorales que despertó. Inflación, superávit fiscal, control de la calle, desregulaciones, son algunos de los logros más destacados y más propagandizados.  En ese plano, la fórmula económica Milei-Sturzenegger funciona a pleno.

VII. La pregunta a hacerse es si, de aquí a fin de año, estos logros alcanzan o si la sociedad en algún momento va a reclamar algo más que la normalización de la macroeconomía. Lo seguro es que por ahora su posición en el gobierno es fuerte y un aporte decisivo a esa fortaleza se lo brinda la ausencia de una oposición creíble. Tal como se presentan las cosas todas las cartas parecen ser favorables a Milei. Esto será así mientras no haya oposición real o mientras la única voz opositora sea la de Cristina Kirchner. Y no exagero. Si miramos el panorama político la única dirigente opositora que dispone de una representatividad superior a los dos dígitos es Cristina. Alguien con buena voluntad agregaría a Mauricio Macri. Yo no estaría tan convencido. Los demás políticos con cierta adhesión social son oficialistas: Patricia Bullrich y Victoria Villarruel. Axel Kicillof es apenas una promesa y pará de contar. En ese contexto, Milei está cómodo. No sabemos si esa comodidad durará poco o mucho, pero mientras tanto, una Cristina Kirchner como vocera de la oposición es la mejor noticia para el gobierno nacional.

Publicado en El Litoral el 30 de mayo de 2025.

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