viernes 26 de julio de 2024
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La desconcertante mutación de lo político

Byung-Chul Han, el filósofo coreano que hace tiempo describe en sus cortos ensayos el estado actual del modelo de dominación occidental, estará encantado con un caso que exhibe con brutalidad la gran mutación del estado de lo político, protagonizado por una candidata demócrata por Virginia, en los Estos Unidos.

Este nuevo paradigma de dominación, está determinado por el uso de las nuevas tecnologías de la información que fragmenta el antiguo modelo centralizado de dominación instrumentado por los medios de comunicación tradicionales y el discurso, en una estructura rizomática del Smartphones y la mera información. Ese estado, importa un fuerte deterioro de la democracia debido a la pérdida del espacio y el tiempo consagrados a la deliberación y a la construcción de sentido a través del diálogo político, en los que se despliega el razonamiento.

La enfermera profesional Susanna Gibson, de quien se trata, es una candidata a diputada por el partido demócrata que acaba de introducir, en la línea del filósofo coreano, un nivel más. El Washington Post informó, esta semana, que ella y su esposo habían realizado actos sexuales en el foro en línea conocido como Chaturbate, ante la atenta audiencia de sus 5770 seguidores, habilitados para “pedir” tal o cual pose a cambio de unos dólares.

El hecho no sólo pone bajo los reflectores de la opinión pública de Virginia a la figura política, sino que trasciende al ámbito nacional, e incluso internacional, por lo que ese acto privado se transforma en un moderno acto de campaña política, al más puro estilo de la Infocracia que describe Han y en la que Gibson se cosifica.

Porque no se trata de un acto de transgresión que demuestra rebeldía antisitémica, sino de una acción convertida en llamador para captar la atención de los votantes. En el pasado, la vida privada de los políticos debía ser cuidada, acorde a las normas sociales, aunque sabemos que eso ha sido casi siempre una impostura hipócrita. Lo cierto es que esa norma buscaba que los asuntos privados no introdujeran “ruido” en los asuntos públicos. Hoy eso se invierte porque el discurso político, largo, argumentado que interpela a otro similar ha sido erradicado por los 140 caracteres de X, los memes, los likes y demás brevedades que prescinden del espíritu crítico para desembocar en el hombre entretenido y plácido de la sociedad de la información.

Ya no importa que un candidato se acueste con su hermana, o que un presidente pague a una prostituta porque la sociedad, además, ha recorrido un camino de liberación sexual y de derechos individuales. El asunto es cuando esas prácticas privadas pasan a formar parte de la campaña (a favor) del candidato, cuando la posibilidad de estar en el “espacio de aparición” – ya bastante distinto al ágora de Arendt – es a costa de la exposición de los últimos límites de la intimidad.

La prueba de la intencionalidad de Gibson es que, en vez de avergonzarse y abandonar la candidatura, argumentó una disparatada “filtración” del acto sexual y explorando territorio legal previamente no descubierto al calificar la distribución de los videos como “una invasión ilegal” de su vida privada y un “crimen sexual” contra ella.

Todos argumentos tan endebles como las propuestas políticas de Gibson de las cuales no tendremos noticia – salvo que comenzó a incursionar en la política luego del fallo de la Corte en contra de Roe – porque no importan en tiempos de Infocracia. ¿Acaso los partidos presentan plataformas como antaño o, aunque sea cuatro ideas rectoras? Nada de eso, en vez, reinan los agravios, los memes, todo aquello que pueda hacerse “viral” para influir, ya no en el raciocinio de los votantes sino en su humor.

Al votante hay que enquistarlo contra el otro presentado como causante de su malestar, porque el bien más preciado de la Infocracia es el bienestar y el entretenimiento. Detrás de esa escenografía montada por los algoritmos, el sistema de dominación sigue intacto y perfeccionándose en forma acelerada.

Veremos si en noviembre el voto acompaña a la candidata que está sumida en el escándalo y ocupando espacio de medios, no precisamente por sus propuestas legislativas. Y si logra ser elegida, tal vez, los electores pretendan que como en Chaturbate cumplan con sus deseos, a cambio de una propina.

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