viernes 26 de julio de 2024
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La crisis con España, primera muestra de los grandes costos que tendrá la “batalla cultural” de Milei

Javier Milei está muy contento con el impacto que tuvieron sus palabras en el acto organizado por Vox en Madrid. Lo revelan sus eufóricos tuits luego de que estallara el escándalo. 

Es que cuando decidió tomarse el trabajo de viajar hasta allá, seguramente resolvió también que no iba a hacerlo para pasar desapercibido, tenía que aprovechar al máximo la oportunidad que se le brindaba para seguir instalándose como referente global de la derecha dura, “nueva derecha”, ultraderecha o como se la quiera llamar. Para lo cual lo más sencillo y seguro era insultar a alguien importante, y los que estaban más a mano eran, claro, Pedro Sánchez y su mujer. Con eso y poco más podría garantizarse ser una vez más trending topic global. 

Lo consiguió con la ayuda, no es un dato menor, del propio Sánchez: porque también a él y a su deslucido gobierno les conviene una batahola internacional, en la que aparecen defendiendo el honor nacional y enfrentados a la nueva bête noire de la política mundial, el leoncito ultraderechista de las pampas. 

¿Le importa a Milei si en este derrotero el Estado argentino, nuestra economía y nuestra reputación internacional sufren algunos daños, tienen que pagar costos innecesarios? Parece que no. 

Aunque para no dejar este desinterés del todo a la vista, su gobierno se está ocupando de negar que tales costos y daños existan. 

Lo primero que han dicho es que todo este lío lo empezaron los socialistas españoles, con un spot apoyando a Massa protagonizado por el propio Sánchez y declaraciones agresivas y descalificatorias de su ministro de transporte, así que son ellos los culpables del entrevero, agregando que “Milei ni siquiera mencionó al jefe de gobierno español ni a su mujer”, por lo que Argentina y su presidente deben ser vistos como las víctimas, no la parte agresora. Un alegato pueril e inconducente, pero que apela a la muy extendida y tradicional costumbre de victimizarnos. 

También han dicho que el retiro de la embajadora en Buenos Aires por parte de Madrid es una sobreactuación intrascendente, que nada serio va a suceder. Por caso, ninguna empresa española dejará de invertir en nuestro país por ese hecho. Lo que, según el Gobierno argentino, se podría constatar por la concurrencia de numerosos directivos de firmas importantes a la charla brindada por Milei en la embajada argentina antes de concurrir al acto de Vox. 

Es importante destacar, de todos modos, que a esa charla no asistió ningún número uno: las empresas que aceptaron participar mandaron a ejecutivos de segundas y terceras líneas. Puede que haya influido en ello el apuro con que se organizó el encuentro, dirigido simplemente a desmentir que el viaje presidencial persiguiera solo fines partidarios y personales, de modo de hacer pasar como legítimo el gasto que significó para el erario público, sometido a un durísimo ajuste. Aunque también seguramente influyó lo que las empresas españolas anticiparon sucedería pocas horas después: debieron saber que Milei no se iba a querer volver de Madrid con las manos vacías, que sin falta provocaría un escándalo aún mayor que los anteriores con el gobierno de su país, y les convenía entonces no quedar pegados avalándolo, frente a autoridades que tal vez también a ellas les despierten muchas críticas, pero con las que van a tener que seguir conviviendo un tiempo más. 

Tan es así, que esas mismas firmas, más unas cuantas otras que ni concurrieron al convite en nuestra sede diplomática, no tardaron ni un minuto en rechazar públicamente, con declaraciones formales que sí comprometen a sus número uno, las palabras de Milei: es que en su brutalidad, el líder libertario fue más allá de lo que podía esperarse. 

Ahora él y sus colaboradores han quedado en un brete. Porque no pueden retroceder y pedir disculpas, como les exigen desde Madrid, sin perder la cara, quedar expuestos en su palmaria debilidad y extraviar el prestigio ganado en los últimos tiempos entre los fanáticos devotos de sus ideas extremistas aquí y en todo el mundo. Pero tampoco pueden seguir escalando el conflicto a la espera que los otros cedan o acepten dejarlo en el olvido, porque se está viendo que, en este caso a diferencia de lo sucedido con el colombiano Petro meses atrás, o con Lula un poco antes, el adversario sí está sacando claras ventajas del mismo. 

Conclusión: lo más probable es que la embajadora española siga en su casa, como anticipó el canciller de su país, “sine die”, hasta nuevo aviso, y la cancillería argentina tenga que hacer un gran esfuerzo, durante un buen tiempo, para convencerla de volver a Buenos Aires. Mientras tanto, Milei seguirá muy contento contando sus retuits, arrullado por el coro entusiasta de sus fieles, más o menos como viene haciendo Kicillof cada vez que se habla de los muertos que nos dejó en YPF. Y las empresas españolas, tal vez también las de otras latitudes, se lo piensen más de dos veces antes de emprender una nueva inversión en estos pagos, frente a alternativas disponibles en otros países, cuyas autoridades no anden dando cátedra por el mundo, no aspiren a ser “faros de occidente”, ni pretendan usar ninguna batalla cultural para distraerlas del escaso control que ejercen sobre las principales variables de sus economías. 

Publicado en www.tn.com.ar el 20 de mayo de 2024.

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