jueves 28 de marzo de 2024
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La COP27 otro escenario de la batalla entre China y los EE.UU.

Paradójicamente, los dos mayores emisores de gases de efecto invernadero se disputan en la cumbre mundial por el clima el liderazgo de las acciones a seguir.

Los jefes de Estado y ministros, junto con activistas climáticos, alcaldes, representantes de la sociedad civil y directores ejecutivos, se reunirán del 6 al 18 de noviembre en la ciudad costera egipcia de Sharm el-Sheikh para el encuentro anual más importante sobre cambio climático. El cónclave, fue abierto por el secretario general de la ONU Antonio Guterres, quien dejó una frase inaugural lapidaria: “Estamos en una autopista hacia el infierno climático con el pie en el acelerador”, dijo parafraseando a ACDC.

China ocupa el primer lugar como contaminante del aire, pero tiene sobre su rival la ventaja de avanzar de forma amplia sobre desarrollos en energías renovables y autos eléctricos. En la cumbre, Joe Biden anunciará los ambiciosos planes de su país, comenzando por los cientos de miles de millones de dólares en inversiones en fuentes de energía limpia incluidas en la Ley de Reducción de la Inflación, para tomar la delantera en ese rubro, perdida luego de cuatro años en los que la administración de Donald Trump no hizo nada en ese plano.

También bajará el tono beligerante con China y se hará hincapié en la colaboración: “No hay solución al problema del cambio climático sin China”, dijo el miércoles el enviado climático de la Casa Blanca, John Kerry. “Estamos listos para sentarnos con China sobre el tema climático y trabajar juntos para resolver lo que no es un problema bilateral, sino un problema universal, global y existencial”.

Por su parte, Xi Jinping, que no asistirá a la Cumbre – sí lo hará Biden – ya anunció en 2015 la creación de un fondo de 3.100 millones de dólares para ayudar a los países en desarrollo a mitigar los efectos del cambio climático. El viceministro de Relaciones Exteriores de China, Xie Feng, inauguró en abril una instalación con sede en China dedicada a impulsar la capacidad de los países insulares del Pacífico para adaptarse al aumento del nivel del mar. Y ese es otro punto central de la cumbre. La intención de los EE.UU. de contrarrestar la influencia de China en los países en desarrollo, ofreciendo financiamiento y programas para recuperar el terreno perdido a manos del gigante asiático. “Estamos haciendo un gran esfuerzo con respecto a proporcionar nueva financiación para el clima”, dijo Kerry. Eso prepara el escenario para que Biden aumente los 11 mil millones de dólares en fondos anuales que comprometió en 2021 o avance su desembolso antes de la fecha límite de 2024.

Las elecciones de medio término, que pondrán en jaque la ya débil institucionalidad democrática estadounidense, también influirán en este tema. Los republicanos posan sus ojos “halcones” sobre la política exterior de Biden. El diputado tejano Michael McCaul, miembro de alto rango del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes, ya advirtió que los miembros del Partido Republicano seguirán de cerca el desempeño de Biden en la COP27 “para ver si vende a Estados Unidos por una charla políticamente correcta con la dictadura de Xi”.

Por su parte, el recientemente reelecto por tercera vez en el cargo, Xi, puede mostrar sus autos eléctricos y sus proyectos de energías limpias, pero está lejos de cumplir siquiera con compromiso ya asumidos en materia de medio ambiente. Sin ir más lejos, anunció el mes pasado que aumentará la producción de combustibles fósiles.

Xi se comprometió en 2020 a alcanzar un máximo de emisiones de carbono de China para 2030 y alcanzar la neutralidad de carbono para 2060. Pero no proporcionó una hoja de ruta detallada ni un cronograma sobre cómo China cumplirá esos objetivos. El Banco Mundial estimó recientemente que China necesitaría invertir hasta 17 billones de dólares – solo en los sectores de transporte y energía- para alcanzar la neutralidad de carbono. Aunque Xi prometió el año pasado comenzar a reducir la dependencia de China del carbón en 2026, un aumento en la construcción de plantas que funcionan con carbón en China hace que sea poco probable que logre ese objetivo.

Es cierto que la guerra entre Rusia y Ucrania ha echado atrás la reducción del uso de combustibles fósiles, al punto de que este invierno, en Europa, habrá que quemar todo lo haya a mano para sortearlo con éxito.

 Antes de la apertura de la Conferencia, la Organización Meteorológica Mundial acaba de publicar su informe anual sobre el clima y las conclusiones son dramáticas.

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