El aislamiento obligatorio se prolongará un tiempo más. Esta medida exitosa nos permitió ganar tiempo para preparar mejor el sistema de salud, con capacidad limitada para responder a la epidemia si esta se desbordara. Pero el aplastamiento de la curva epidemiológica está también “aplastando” la economía.
Pareciera que el gobierno se enamoró de la cuarentena, sobre todo porque no parece haber un plan de salida. Sabemos que para salir bien tenemos que ampliar los testeos, segmentar las medidas con criterios geográficos y demográficos, proteger a la población vulnerable y mantener el distanciamiento social.
De lo contrario, es probable que la velocidad de propagación del virus (R0) aumente, con un terrible saldo de hospitalizaciones y muertes. Para peor, esto ocurriría con la llegada del invierno, donde el virus podría aumentar su contagiosidad, encontrándose con la gripe estacional que afecta a la misma población.
¿Qué medidas tomar entonces para salir de la cuarentena y mantener un R0? Para poder reducir la brecha entre casos reportados y casos reales, hay cada vez más evidencia de que es necesario realizar las pruebas a muchas más personas que sólo las que tienen síntomas.
En todos los países que han controlado la epidemia, el nivel de positividad de las pruebas es de 1-3%. En Argentina es de 8-9%. Entonces para alcanzar 3% de positivos habría que hacer 33 veces más pruebas que casos detectados. Si en la última semana hubieron cerca de 150 casos diarios, y hoy hacemos 2.000 test diarios, necesitamos llegar a 5.000 por día, calibrando este número según los casos para que siempre se mantenga ese mínimo de 3%.
Pero además debemos testear a las poblaciones de mayor riesgo en cárceles, geriátricos, villas y asentamientos, y sobre todo a los trabajadores de la salud, cuidadores y personal de seguridad en contacto con pacientes, ancianos institucionalizados o reclusos. Finalmente, testear con pruebas rápidas para estimar la seroprevalencia y el porcentaje de la población que va adquiriendo la infección, muchos de ellos en forma asintomática.
¿Qué necesitamos para aumentar la efectividad en la detección de casos y contactos? Dadas las limitaciones que tenemos para hacer un despliegue tecnológico como China, Corea o Taiwán, una opción es crear en cada distrito equipos de “trazadores”, responsables de rastrear todos los contactos de un caso lo antes posible. Como más de 50% de los contagios son por personas asintomáticas, es muy importante la detección inmediata. Si una persona infectada, habitualmente tiene un contacto estrecho con otras 30 personas en las 2 semanas previas, estos equipos debieran identificar al menos 50% de los contactos en menos de 3 días para aislarlos y bajar el R Si para fin de mayo tuviéramos 1.000 casos nuevos reales por día, necesitaríamos 12.000 trazadores. Con 2.400 equipos podríamos cubrir todos los casos en 3 días, que es el mínimo que se necesita. Si en lugar de 1.000 casos reales por día tuviéramos el doble, necesitaríamos 4.800 equipos con 24,000 trazadores al inicio. Como el AMBA sigue siendo el epicentro de la epidemia, 70% de los equipos debieran desplegarse en esta región. Con una rápida capacitación epidemiológica, podríamos movilizar a nuestros médicos y enfermeros, estudiantes de último año y agentes sanitarios para formar estos equipos.
¿Podemos hacerlo? Sin duda, pero hay que preparar las cosas con tiempo. En resumen, es crítico aislar rápidamente al 60% de los pacientes con síntomas antes de que infecten a otra persona y diagnosticar rápidamente a > 50% de sus contactos. Si a esto le agregamos el uso de barbijos y las medidas de distanciamiento físico, es posible controlar la propagación de la epidemia sin necesidad del aislamiento obligatorio y comenzar a abrir la economía. El costo de esta intervención es marginal porque mucho de este recurso humano está hoy subutilizado por la cuarentena, pero aun cuando haya que afrontarlo, será muchísimo menor que el costo de la parálisis económica.
Finalmente, asumiendo la incertidumbre de esta situación inédita, habrá que apelar a un “esquema valvular intermitente” que en función de algunos indicadores objetivos como la tasa de ocupación de camas de cuidados intensivos y la tasa de duplicación de casos y muertes, nos permita periódicamente endurecer o relajar las intervenciones, así hasta que llegue la vacuna.
El comportamiento de los argentinos ha mostrado mucha responsabilidad a pesar del enorme impacto económico y psico-social. Por eso, es necesario comenzar a ensayar estrategias de flexibilización, sabiendo que es probable que tengamos que avanzar y retroceder en esta “nueva normalidad” que sobrevendrá. No convirtamos la victoria que hemos obtenido en el combate al virus, en una victoria pírrica.
Publicada en Clarín el 4 de mayo de 2020.
Link https://www.clarin.com/opinion/clave-salir-cuarentena_0_xxLgnOTP9.html