viernes 18 de octubre de 2024
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La alegría no es sólo brasilera

El apellido de Kamala deriva del griego Charis y significa “gracia, amabilidad y vida”, algo que la candidata demócrata destila en cada una de sus apariciones públicas y contrastante con la amargura, aburrimiento y fastidio que despliega su rival, Donald Trump en sus actos salpicados de agresión y humoradas de dudoso gusto, aureolados ahora por haber sobrevivido al atentado que se llevó parte de su oreja.

Fiel a las lecciones de George Lakoff, en lo que va de una campaña que dio un brinco inesperado para Trump, Kamala Harris no contesta las agresiones y diatribas del blondo inmobiliario que hace rato se “quedó” con el partido republicano.

En estas primeras semanas de campaña y nominación junto al otro sonriente Tim Walz, Harris está entre 2 y 4 puntos por encima de su rival en las encuestas, una diferencia que no dice mucho, salvo que su ingreso desde el banco le ha dado un espaldarazo al partido que venía sin saber cómo desembarazarse de Joe Biden luego del fatídico debate presidencial en el que sus titubeos eclipsaron la sarta de necedades y medias verdades típicas del discurso de Trump.

La vicepresidenta Harris ha esquivado todos los dardos de Trump. En su discurso de nominación abordó la historia de inmigración de su familia y sus vínculos con los derechos civiles, pero no se detuvo en el tema racial, siendo la primera mujer negra candidata presidencial de un partido importante, dejando en el vacío el discurso del ex presidente republicano que cuestionó su inteligencia y pronunciaba mal su nombre. Incluso, la campaña republicana publicó recientemente un mensaje que sugería que una presidencia de Harris convertiría los suburbios blancos en lugares invadidos por inmigrantes de África.

En lugar de responder a estas diatribas, Harris les recodó a sus compatriotas que la historia de inmigración de su familia (su padre nació en Jamaica, su madre en la India) es muy parecida a la de muchos de ellos.

Su discurso en la convención demócrata fue más ambicioso que confrontativo, más universal que localista, y se refirió a una educación birracial que celebraba el Movimiento por los Derechos Civiles y el jazz interpretado por artistas negros como ejemplos de un camino de inclusión social. Esta celebración es una forma de enfatizar algo en lo que la mayoría de los estadounidenses están de acuerdo, una respuesta con altura a las críticas de barricada de Trump.

La hora posterior al discurso de la vicepresidenta Harris en la convención fue la mejor hora de recaudación de fondos de la campaña desde el día del lanzamiento, dijo la presidenta de la campaña de Harris-Walz, Jen O’Malley Dillon. La campaña ha recaudado 540 millones de dólares desde que Harris lanzó su candidatura hace 35 días, lo que representa “la mayor cantidad jamás recaudada para cualquier campaña presidencial en este lapso de tiempo”.

No cabe duda que los demócratas están exultantes con Kamala y Tim, pero ¿Alcanzará para vencer? ¿Para obtener los electores de esos distritos difíciles? ¿Es la “alegría” la llave de la elección? Patrick Healey del NYT dice que no, que “la alegría no puede ser una estrategia política”. En tanto que Lakoff asegura que si, que las emociones son muy importantes y que la alegría es más poderosa que el odio y el resentimiento que exuda Trump.

No cabe duda que los sentimientos juegan un papel importante en las elecciones. Salvando todas las distancias, Raúl Alfonsín logró volcarlos a su favor en 1983 con “Somos la vida, somos la paz”, “con la democracia se come, se cura y se educa”, todos mensajes esperanzadores a la salida de una noche horrible. O el mismo Javier Milei, seguramente despertó sentimientos de compasión en el auditorio que vio como Sergio Massa lo destrozaba sin piedad en el último debate presidencial.

Nadie muy racional hubiera creído en las propiedades mágicas de la democracia, ni en las afirmaciones de Milei del tenor: “especialista en crecimiento con y sin dinero”.

Y hablando de debate, ahora queda el debate entre Kamala y Donald, sobre el que los equipos están discutiendo si los micrófonos se apagarán – como ocurrió en el debate fatídico para Biden – cuando habla uno de los dos, o quedarán abiertos para que haya oportunidad de interrumpir y generar el barullo al que Trump le cuesta sustraerse. El equipo de Kamala quiere que esta vez vuelvan a estar abiertos para exponerlo a los exabruptos. ¿Será solvente Kamala en el enfrentamiento? ¿Tendrá la “Istamina” que Trump decía que a Hillary Clinton le faltaba? Hasta aquí no se ha enfrentado a paneles inquisidores ni a auditorios exigentes.

Veremos que sucede el 10 de septiembre, si es que hay debate.

Publicado en Relato mata dato el 28 de agosto de 2024.

Link https://relatomatadato.blogspot.com/2024/08/la-alegria-no-es-solo-brasilera-el.html

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