El gobierno de Javier Milei presentó las nominaciones de Ariel Lijo y Manuel José García Mansilla para integrar la Corte Suprema de Justicia, ante la futura jubilación del ministro Juan Carlos Maqueda – en diciembre- y la cobertura del cargo vacante que dejó la renuncia de Helena Highton de Nolasco.
El juez federal Ariel Lijo cuenta con antecedentes relacionados con su función en los Tribunales de Comodoro Py. Por su despacho pasaron causas resonantes, como la investigación por supuestas irregularidades en la investigación del atentado a la AMIA, por la cual envió a juicio al expresidente Carlos Menem, al extitular de la SIDE Hugo Anzorreguy y al ex juez Juan José Galeano; y la causa Ciccone Calcográfica que tuvo como involucrado al entonces vicepresidente Amado Boudou, en pleno ejercicio del cargo, al considerar que aquel se interesó por la venta de la empresa, que concluyó con una condena.
Por su parte García Mansilla es constitucionalista, actual decano de la Universidad Austral, de la que también emergió el vicepresidente del máximo tribunal, Carlos Rosenkrantz.
La decisión del Gobierno nacional generó repercusiones diferentes y una de ellas está relacionada con la falta de consideración de un espacio destinado a las mujeres.
La diputada nacional de la UCR, Karina Banfi, sostuvo que “desde que las mujeres pudimos ir a la Facultad de Derecho entendimos y trabajamos para tener las mismas oportunidades que cualquier otro a integrar la Corte Suprema de Justicia. Queremos que se proponga una mujer entre los miles de excelentes juristas que tenemos en nuestro país”.
No solo coincidió con la Asociación de Mujeres Jueces de Argentina, que en un comunicado reclamó por la inclusión de mujeres en el alto tribunal, sosteniendo que no es normal cuando existen cientos de excelentes juristas femeninas en Argentina. “Algún problema hay”, expresó.