José Rucci y la vigencia de su figura. Análisis de una carta a Agustín Tosco.
Cada vez que se acerca la fecha 25 de septiembre, son varias las reminiscencias que uno puede leer respecto a la figura del sindicalista José Ignacio Rucci, quien fuera asesinado esta fecha en 1973 por un comando, supuestamente, Montonero.
Rucci, el hombre mas leal a Perón como se lo denominaba, asesinado justamente por esa lealtad, ostentaba los títulos de Secretario General de la CGT, delegado de la UOM y representante en las 62 Organizaciones. El mismo Perón, ante su muerte, manifestó: “Me cortaron las patas” y “me mataron a un hijo”.
Son varias las aristas desarrolladas los últimos años sobre la figura de Rucci. Las mismas van desde la consideración de su crimen como de lesa humanidad, del análisis sobre terrorismo de la organización Montoneros en gobierno democrático, por el significado de los derechos humanos en la era kirchnerista y la reivindicación del “setentismo”, por la división que genera en las vertientes peronistas y por su obra dentro del movimiento justicialista.
También, en los últimos tiempos, fue revivido un intercambio televisivo (febrero de 1973) a modo debate que tuvo con el dirigente gremial Agustín Tosco. El mencionado, fue un peso pesado de la CGT de los Argentinos, desde su participación en el sindicato Luz y Fuerza de Córdoba, y activo participante en lo que resultó el “Cordobazo” que asestó un golpe mortal al “onganiato”.
En ellos se encarna el clima de época de la mejor manera. Sobre todo, respecto al mundo del trabajo, la organización sindical y la acción política de los trabajadores frente a los gobiernos de facto. Rucci, cercano a la derecha peronista y vertical con la estructura de mando. Tosco, reivindicaba al marxismo y en especial al socialismo revolucionario. Éste último, tenía vínculos con la izquierda peronista y conciliaba estrategias; pero su límite era el “sindicalismo burócrata” que arreglaba con los gobiernos no populares. Aquí, según Tosco, entraban Rucci y otros “participacioncitas” en contraposición con las bases obreras.
Hubo entre ambos varios cruces de solicitadas. Las acusaciones de intereses perseguidos eran el punto crucial de la extrema discordancia. El rol de la CGT, de las 62 organizaciones y la relación a tener con un gobierno ni democrático ni popular, fueron las cuestiones que enfrentaron a éstos en la convulsionada escena política nacional.
En su carta abierta a Agustín Tosco (28 de septiembre de 1972), Rucci contesta una vasta cantidad de críticas que su adversario le acumulaba. Es de nuestro interés, aquí, resumir y rescatar el límite al que llegó el líder de la CGT con la disputa, especialmente porque Tosco fue más prolifero en sus solicitadas, notas y escritos; por esto es que nos focalizamos en esta carta:
Los dos sabemos perfectamente que en el Congreso de la CGT del año 1957, en que el movimiento obrero se aferraba en su lucha para recuperar la central Obrera de manos del marino Patrón Laplacette, usted como hoy, especulaba y coqueteaba con los comunistas desde su cargo en la Federación de Luz y Fuerza, entre ellos, Marischi, Iscaro, Zárate, etc. y lo hacía a contramano de lo que querían auténticamente las bases obreras.
Usted participó en aquellos momentos de las “62 Organizaciones”, pero ayer como hoy alentaba a los mismos propósitos, colocar a esa fuerza sindical al servicio de ideologías extrañas a nuestro ser.
usted en nefasta complicidad con los comunistas y al no poder colocar al movimiento obrero representado por las “62 Organizaciones” al servicio de esos intereses espurios que usted tan dignamente representa, optó por imponer la separación de la Federación de Luz y Fuerza de las “62 Organizaciones”.
Yo soy peronista; he sido peronista; y seré eternamente peronista. Peronista es la inmensa mayoría del Pueblo Argentino. Se trata de una filosofía política que se ampara y reconoce únicamente nuestra enseña Patria, la bandera azul y blanca. Usted no es peronista; lo cual no implica ningún cargo; porque hay gente que no lo es pero que igualmente posee valores positivos que los hacen respetables y dignos de nuestra consideración. Lo grave es que usted es antiperonista; siempre lo fue y esgrimió para llevar a cabo permanentes tensiones de caballo de Troya metiéndose en nuestras filas para dividir al movimiento obrero de tal manera que éste sea fácil presa de los intereses de la reacción que dice combatir, cuando en realidad usted es el instrumento de esa reacción y juega como factor pernicioso a la unidad orgánica de los trabajadores.
La CGT no tiene dueño, pertenece a todos los trabajadores y si usted se considera un trabajador y un dirigente digno, tiene las puertas abiertas, pelee dentro de ellas por sus ideales, que si éstos se ajustan a los intereses que nos son comunes a todos, su verdad será nuestra verdad. Pero usted ya hace rato que ha elegido el otro camino, el de la perturbación, el de la desunión, el de la discordia, el de la anarquía, es el camino de los bolches y de los amarillos que ante el fracaso de sus prédicas se ofrecen generosamente como el anticuerpo de las fuerzas que nos sojuzgan.
En estas breves líneas de Rucci seleccionadas, podemos ver la heterogeneidad en la concepción de lo que debía ser el accionar sindical, la importancia del movimiento peronista dentro de éste; y en consecuencia, las visiones de la economía, del sistema capitalista y la diferencia política entre buscar una “patria peronista” o una “patria socialista”. Para Rucci, Tosco era un comunista al servicio de intereses ajenos al trabajador argentino y un antiperonista perturbador del movimiento obrero.
Últimamente, como comentamos, volvió el análisis de la disputa Rucci-Tosco expresada por distintos actores del arco político, en especial peronistas. Dependiendo su tendencia, las expresiones van para un polo o para otro, no sin dejar polémicas en el camino.