sábado 20 de abril de 2024
spot_img

Joe Biden y los demócratas se hunden

A pocos meses de su asunción como presidente, sus índices de aprobación son exiguos. La tapa de The Economist de este fin de semana, ha sido elocuente: Biden apenas emerge de un hoyo negro. Los tiempos son muy difíciles.

Venció a Donald Trump por más del 10 por ciento de los votos y fue el candidato más votado de la historia norteamericana. Lanzó medidas “populistas” que ya había utilizado su antecesor y, sin embargo, los demócratas acaban de perder una importante elección en Virginia, tal vez un anticipo de lo que serán las elecciones de medio término en las que los demócratas podrían perder sus débiles mayorías en el Congreso.

Además de la agresividad de los republicanos que aún sostienen el liderazgo de Trump, el primer problema para Biden es que los demócratas en el legislativo están divididos. Luego de lograr aprobar el gran plan de estímulo económico basado en la construcción de infraestructura, los desacuerdos estallaron en torno al proyecto de ley de gasto social y clima por valor de 1,7 billones de dólares durante diez años. La discusión es en torno a quién va a financiar ese plan y en ese punto el aumento de impuestos – sobre todo a los ricos – es un tema que divide las aguas entre progresistas y conservadores demócratas. No hay que olvidar que Biden ganó las primarias como representante de esta última facción y en contra del “socialista” Bernie Sanders.

Acicateado por derecha por aquellos que no quieren más impuestos y no comulgan con las ayudas estatales, Biden también recibe el embate del ala izquierda de los demócratas que critican que aún no se haya cambiado las políticas fronterizas de Trump, o que su impulso a desfinanciar la policía haya caído en saco roto.

Es que esa mayoría ruidosa que nace en las luchas sociales que enarbolan el feminismo, la discriminación racial y sexual, etc. Van, aparentemente, a contrapelo de lo que las mayorías piensan. Por caso, los votantes demócratas en Minneapolis – donde George Floyd fue asesinado – acaban de votar en contra de reemplazar el departamento de policía por un departamento de seguridad pública.

Con Biden como cultor del centrismo, las dos alas del Partido Demócrata amenazan con centrifugar su capital político y servirle a Trump una próxima presidencia. En la opinión pública está instalado que el presidente no logra liderar de forma efectiva su agenda económica a través del Congreso y Trump a agregado al mote de Sleepy Joe (dormilón) el de Go, Brandon (una forma de insultarlo y mandarlo al demonio).

Faiz Shakir, asesor político principal del senador Bernie Sanders, dijo que los legisladores se han aprovechado de la renuencia de Biden a hacer demandas en las negociaciones sobre su agenda y que necesitaba comenzar a desempeñar un papel más de liderazgo. “Necesitamos hablar menos y mucha más acción”, expresó Shakir.

Algunos demócratas quieren que Biden coseche victorias políticas fáciles que aliviarían rápidamente las luchas de los votantes, como la condonación de la deuda de préstamos estudiantiles, una medida que el presidente ha rechazado desde que asumió el cargo para disgusto de los miembros del partido – Sanders, Warren -, y además devolvería una imagen de liderazgo proactivo al presidente. La falta de victorias en el Congreso desde que se aprobó el proyecto de ley de alivio de Covid ha quemado un tiempo precioso y ha puesto al partido y a Biden en un patrón de espera difícil de explicar a los estadounidenses.

Por su parte los republicanos mantienen una coherencia interna propia de su historia ruda y conservadora. Su reciente triunfo en Virginia ha activado una caravana de empresarios corporativos ansiosos por financiar – a través de los tan legítimos como discutibles PAC – las carreras de sus legisladores.

Tras el motín del Capitolio el 6 de enero, muchas corporaciones importantes prometieron no donar a los legisladores republicanos que se opusieron a la certificación de la victoria del colegio electoral de Joe Biden, que incluye a miembros importantes de la Cámara. Algunas de esas empresas, como el gigante de los contratos de defensa Boeing, ya han roto esa promesa y han comenzado a donar a los miembros que se opusieron a los resultados de las elecciones. La Boeing, luego de su marcha atrás dejó en claro que “continuará evaluando cuidadosamente” sus donaciones para apoyar a los candidatos que respaldan sus prioridades.

El Covid ha dado un respiro, pero su carga de mal humor, se suma al de millones de ciudadanos que no ven un futuro cierto y eso afecta el desempeño de los oficialismos, más allá de que a los presidentes norteamericanos nunca les va bien en las elecciones de medio término. Además, son muchos los asuntos que Biden debe reparar de los destrozos causado por Trump, desde la relación con China y Europa, hasta la revitalización de la agenda climática y de energías verdes emprendidas por Barak Obama y abandonadas por Trump. Un panorama nada fácil para un solo hombre, tenga la edad que tenga.

spot_img

Veinte Manzanas

spot_img

Al Toque

Fabio Quetglas

Optimismo tóxico

Luis Quevedo

Raíces de la crisis: el verdadero significado de la “batalla cultural”

Adolfo Stubrin

El turbio corazón del DNU 70