Entre los días 9, 10 y 11 de mayo de 2025 se llevó adelante la Reunión del Comité para América Latina y el Caribe de la Internacional Socialista Ciudad de Panamá.
La IS informó que: “La Reunión del Comité para América Latina y el Caribe de la Internacional Socialista, celebrada del 9 al 11 de mayo de 2025 en la ciudad de Panamá, se desarrolló en un contexto regional e internacional de gran complejidad y trascendencia histórica. Con el Partido Revolucionario Democrático (PRD) como anfitrión y una gran presencia de casi todos los partidos miembros, esta cita constituyó un punto de convergencia entre partidos socialdemócratas de la región, liderazgos progresistas, organizaciones multilaterales y voces autorizadas del pensamiento democrático continental. El evento estuvo marcado por una profunda reflexión colectiva sobre los desafíos estructurales que afectan a las democracias de la región y por un firme compromiso con la articulación de una agenda transformadora para el siglo XXI”.
Los temas estratégicos debatidos fueron:
“1. Populismo autoritario y retrocesos democráticos: Se expresó profunda preocupación por los regímenes que, bajo retórica antiélite, vulneran derechos, concentran poder y criminalizan la oposición. El Comité alertó sobre las estrategias de captura institucional (congresos, cortes, órganos electorales) y la cooptación de sectores vulnerables mediante medidas asistencialistas como mecanismos de control social.
2. Relaciones con Estados Unidos: Se hizo un llamado a reconstruir la relación birregional sobre bases de respeto mutuo, cooperación económica justa, derechos humanos y no injerencia. Se propuso fortalecer la CELAC, la UNASUR y la CAN como espacios de concertación soberana, evitando la subordinación diplomática o comercial.
3. Inteligencia artificial y brecha digital: Se reconoció el poder transformador de la IA, pero también se advirtió sobre su uso excluyente, vigilante o antidemocrático. Se propuso trabajar en marcos normativos comunes, alfabetización digital para poblaciones vulnerables y soberanía tecnológica en manos públicas.”
Fruto del análisis de la realidad sociopolítica del continente, el análisis de la proliferación de populismos, el capítulo americano de la organización internacional que nuclea a los partidos socialdemócratas del mundo emitió varias declaraciones que advierten sobre los peligros de determinados gobiernos de la región, y se emitieron, entre otras, resoluciones sobre Venezuela, Haití y Nicaragua.
Sobre Venezuela el Comité reiteró su compromiso con la defensa de los derechos democráticos del pueblo venezolano. Se subrayó la importancia de garantizar elecciones libres, transparentes y competitivas como base de cualquier proceso de salida a la crisis. Se rechazó con firmeza la represión, la inhabilitación de candidaturas, la censura y la persecución contra actores políticos y sociales. Particular atención se dio a la judicialización de los partidos y a la criminalización de los defensores de derechos humanos, lo que vulnera de forma sistemática los principios constitucionales y los tratados internacionales suscritos por el Estado venezolano. Se hizo un llamado a retomar canales de diálogo inclusivo, con garantías, mediación internacional y base en el respeto a la soberanía popular.
Para el caso de Nicaragua la resolución fue categórica al repudiar la reforma constitucional aprobada el 19 de noviembre de 2024, que formaliza un modelo dinástico y autoritario. Se alertó sobre la consolidación de un régimen que ha eliminado la autonomía municipal, subordinado los poderes del Estado a la familia gobernante y suprimido los derechos civiles fundamentales. El Comité apeló a la actuación urgente de organismos regionales y globales como la OEA y la ONU, para activar mecanismos multilaterales de presión, documentación y sanciones, que contribuyan a la restauración de la democracia en Nicaragua.
La resolución sobre Haití fue una de las más contundentes del encuentro. Se manifestó una profunda preocupación por el colapso institucional, el agravamiento de la violencia armada y la ausencia de gobernabilidad efectiva. Se condenó la indiferencia prolongada de la comunidad internacional, que ha fallado en responder de manera coherente y respetuosa de la soberanía haitiana. El Comité exigió una acción regional coordinada, no tutelar ni intervencionista, orientada a reconstruir el Estado de derecho, desmantelar las estructuras armadas ilegales y restablecer los servicios públicos esenciales. Se propuso la creación de un Fondo Regional de Reconstrucción y Apoyo a Haití, gestionado con transparencia y con participación haitiana, para canalizar recursos financieros y asistencia técnica sin condicionalidades unilaterales.
También se hizo lugar para tratar el caso del Canal de Panamá, advirtiendo sobre los riesgos crecientes de injerencia extranjera, a través de acuerdos opacos y memorandos de entendimiento firmados sin debate ciudadano. Se reafirmó el derecho soberano de la República de Panamá sobre la administración, operación y desarrollo de esta infraestructura crítica para el comercio global y la cooperación hemisférica. Se expresó respaldo al modelo de gestión profesional y autónomo implementado por las autoridades panameñas desde la reversión en 1999, destacando su eficiencia, transparencia y compromiso con el desarrollo nacional.
Declaración de Panamá.
La reunión concluyó con la adopción solemne de la Declaración de Panamá, documento que sintetiza el pensamiento político-estratégico del Comité para América Latina y el Caribe de la Internacional Socialista ante los grandes desafíos del presente regional e internacional. Esta declaración fue producto de un proceso de deliberación colectivo, alimentado por las intervenciones, diagnósticos y propuestas discutidas a lo largo de las jornadas del 10 y 11 de mayo, y representa una hoja de ruta orientadora para la acción de los partidos miembros en el corto y mediano plazo.
El documento se estructura en torno a tres ejes fundamentales:
1. La preocupación por el avance del autoritarismo y el debilitamiento institucional en la región: La declaración alerta sobre la proliferación de regímenes con tendencias autoritarias, populistas o iliberales, que utilizan mecanismos democráticos para acumular poder, desmantelar contrapesos institucionales y restringir libertades fundamentales. En muchos casos, estos gobiernos han logrado cooptar los poderes legislativo y judicial, controlar los órganos electorales y manipular la opinión pública mediante medios estatales o alineados con el poder. Frente a esta realidad, la declaración llama a reinventar los partidos políticos progresistas como espacios de representación real, de participación ciudadana y de elaboración de políticas públicas inclusivas, efectivas y basadas en evidencia. Se exhorta a los partidos miembros a renovar sus liderazgos, democratizar su vida interna, apostar por la transparencia y reconectarse con las demandas urgentes de sus pueblos.
2. La necesidad de redefinir las relaciones entre América Latina y el Caribe y los Estados Unidos: La Declaración de Panamá aboga por una nueva arquitectura de relacionamiento interamericano, basada en principios de igualdad soberana, integración regional, respeto mutuo y cooperación solidaria. Se rechaza la visión unilateral o hegemónica que ha caracterizado muchas de las interacciones entre Estados Unidos y la región. En su lugar, se propone avanzar hacia una relación más horizontal, orientada al desarrollo sostenible, a la justicia climática, al fortalecimiento de las democracias, y a la construcción de economías resilientes y más igualitarias. En ese marco, se reconoce el rol que debe jugar América Latina y el Caribe como bloque con voz propia, con capacidad de incidir en el nuevo orden mundial y de posicionarse como un actor de paz, inclusión y justicia global.
3. El compromiso con una inteligencia artificial al servicio del bien común: El documento reconoce que la transformación digital acelerada está reconfigurando las economías, los sistemas de producción, los marcos regulatorios y las formas de relación entre Estado y ciudadanía. La inteligencia artificial, en particular, representa una herramienta de inmenso potencial, pero también encierra riesgos significativos si no se regula y orienta desde una óptica ética, inclusiva y democrática. La declaración llama a desarrollar marcos normativos regionales, impulsar la alfabetización digital desde una perspectiva de equidad, y garantizar el acceso abierto a la tecnología para todos los sectores de la población, evitando la concentración del conocimiento en manos de unos pocos actores globales. Se plantea la necesidad de avanzar hacia una soberanía tecnológica latinoamericana, con inversión pública en ciencia, innovación y gobernanza de datos.
La Declaración de Panamá concluye con un llamado firme y esperanzador a todas las fuerzas democráticas y progresistas de la región para que impulsen un nuevo pacto regional del siglo XXI, fundado en los valores de la democracia sustantiva, la justicia social, el multilateralismo eficaz y la defensa activa del planeta. El documento reafirma que, ante los desafíos globales, la región debe apostar por la cooperación solidaria, la integración soberana y la construcción de un destino compartido entre los pueblos de América Latina y el Caribe.
Conclusiones
El Comité destacó el papel de los partidos socialdemócratas como actores clave en la regeneración del tejido político y social latinoamericano. Se subrayó la necesidad de revitalizar sus estructuras internas, abrirse a nuevas generaciones, escuchar las voces excluidas y construir alianzas sociales y territoriales que les permitan ampliar su base de legitimidad y acción. En este sentido, la reunión fue también un llamado a la autocrítica constructiva y a la innovación programática como formas de reconexión con las demandas del presente.
El evento dejó claro que la socialdemocracia no es una doctrina anacrónica ni una expresión agotada del pasado, sino una herramienta actual y necesaria para enfrentar los desafíos del siglo XXI: la concentración de la riqueza, el cambio climático, la transición tecnológica, el ascenso de los extremismos y la vulnerabilidad de las democracias. Desde la pluralidad de identidades nacionales, el Comité reafirmó una visión común que sitúa la dignidad humana en el centro de toda acción pública.
En un gesto de reconocimiento institucional, el Comité expresó su agradecimiento al Partido Revolucionario Democrático (PRD) de Panamá por su generosa hospitalidad, su impecable organización y su firme compromiso con los valores democráticos. El PRD, como partido anfitrión, garantizó un espacio de deliberación libre, plural y constructivo, contribuyendo de forma decisiva al éxito de la reunión.
Finalmente, el Comité para América Latina y el Caribe de la Internacional Socialista se comprometió a seguir trabajando con determinación por una América Latina y un Caribe más justos, democráticos, integrados y con voz propia en el concierto de naciones del siglo XXI. Se reafirmó el llamado a construir un nuevo pacto progresista regional que promueva la cooperación solidaria, la soberanía compartida y la transformación estructural de nuestras sociedades con justicia y equidad. Esta reunión, celebrada en suelo panameño, se proyecta así como un punto de partida renovado para la acción política transformadora de las fuerzas socialdemócratas de la región.
Documento Final
Ciudad de Panamá, 10 y 11 de mayo de 2025
Nosotros, representantes de los partidos miembros del Comité para América Latina y el Caribe de la Internacional Socialista, reunidos en la Ciudad de Panamá los días 10 y 11 de mayo de 2025, reafirmamos nuestro compromiso con los valores de la democracia pluralista, la justicia social, el desarrollo sostenible, los derechos humanos y la cooperación multilateral como pilares fundamentales para el progreso de nuestros pueblos.
Conscientes del momento histórico que atraviesa nuestra región —marcado por profundas transformaciones políticas, tecnológicas y geoestratégicas— hemos deliberado sobre tres temas centrales que constituyen desafíos y oportunidades de enorme trascendencia para el porvenir democrático y social de América Latina y el Caribe.
1. Sobre el auge del populismo autoritario en América Latina y el Caribe
Expresamos nuestra profunda preocupación por el resurgimiento y consolidación de corrientes políticas autoritarias, populistas y antidemocráticas que erosionan las instituciones, debilitan los partidos políticos, socavan las libertades públicas, y promueven discursos de odio, intolerancia y desinformación.
Rechazamos con firmeza cualquier forma de concentración del poder, manipulación de los procesos electorales, persecución política, cooptación de los sistemas judiciales, o vulneración de la libertad de prensa, así como los intentos por deslegitimar el pluralismo democrático.
Reafirmamos el papel insustituible de los partidos políticos como vehículos de representación ciudadana, mediadores del conflicto social y promotores de propuestas transformadoras en el marco del Estado de derecho. En ese sentido, llamamos a un proceso de renovación profunda de las organizaciones políticas progresistas, que recupere la confianza ciudadana a través de la transparencia, la participación, la eficacia institucional y la ética pública.
2. Sobre las relaciones entre América Latina y el Caribe y los Estados Unidos desde una perspectiva socialdemócrata
Reconocemos la importancia estratégica de las relaciones entre América Latina y el Caribe y los Estados Unidos en un contexto internacional complejo, caracterizado por tensiones geopolíticas, transformaciones en la economía global y la necesidad de una gobernanza más inclusiva.
Desde una perspectiva socialdemócrata, abogamos por una relación basada en el respeto mutuo, la cooperación para el desarrollo, la promoción de los derechos humanos, la justicia climática y la no injerencia en los asuntos internos de los Estados.
Llamamos a establecer una nueva arquitectura de relaciones interamericanas que supere las asimetrías históricas, promueva una visión compartida de bienestar, y articule mecanismos eficaces para abordar desafíos comunes como la migración forzada, el crimen organizado transnacional, el narcotráfico, el cambio climático, y las desigualdades estructurales.
Instamos a los Estados Unidos a acompañar los esfuerzos de integración regional, a contribuir con un intercambio comercial justo y una agenda progresista en materia de comercio justo, salud pública, educación, ciencia y tecnología.
3. Sobre los retos y oportunidades de la inteligencia artificial para el desarrollo de América Latina y el Caribe
Reconocemos el potencial transformador de la inteligencia artificial (IA) como una herramienta para el desarrollo económico, la innovación científica, la mejora de los servicios públicos y la promoción de nuevas formas de inclusión social.
Al mismo tiempo, advertimos sobre los riesgos asociados al uso no regulado de estas tecnologías, incluyendo la pérdida masiva de empleos, la profundización de brechas digitales, los sesgos algorítmicos, la vigilancia masiva, y la concentración del poder tecnológico en manos de actores privados globales.
Reafirmamos la necesidad de construir una IA ética, justa, democrática y al servicio del bien común, y proponemos:
● Desarrollar marcos normativos regionales que protejan los derechos fundamentales y garanticen la soberanía digital.
● Invertir en educación científica, formación técnica y alfabetización digital desde una perspectiva inclusiva.
● Promover el acceso equitativo a las tecnologías emergentes mediante alianzas público-privadas transparentes y centradas en el interés social.
● Establecer una gobernanza regional del desarrollo tecnológico, coordinada a través de organismos multilaterales latinoamericanos y caribeños.
Llamado Final
Desde Panamá, tierra de convergencia histórica y cultural, renovamos nuestro compromiso con una América Latina y el Caribe libre, democrática, socialmente justa y profundamente integrada. Convocamos a todas las fuerzas progresistas, sociales y democráticas de la región a un nuevo pacto para el siglo XXI que priorice el bienestar colectivo, el respeto por la diversidad y la defensa inquebrantable de la democracia.
Nos comprometemos a llevar esta agenda a todos los foros internacionales donde tengamos representación, y a construir puentes de diálogo con otros actores políticos, académicos, sindicales y sociales para consolidar una alternativa transformadora frente a los desafíos de nuestro tiempo.