domingo 13 de octubre de 2024
spot_img

Inés Brizuela y Doria: “Me parece una locura la propuesta de designar al juez Lijo para la Corte Suprema de Justicia”

La Vicepresidenta primera de la UCR a nivel nacional dijo también que Lijo “no reúne claramente las condiciones éticas” pero tampoco aquellas de carácter “técnicas” exigidas para ocupar el máximo tribunal de justicia de la Nación. 

La Vicepresidenta primera de la UCR a nivel nacional, Inés Brizuela y Doria, consideró como “una locura” la propuesta del Presidente, Javier Milei, quien impulsa la designación del juez federal, Ariel Lijo, para integrar la Corte Suprema de Justicia, y juzgó que el magistrado “no reúne claramente las condiciones éticas” pero tampoco aquellas de carácter “técnicas” para para integrar el máximo tribunal de justicia de la Nación.

En una entrevista con Nuevos Papeles, la ex intendenta de la capital de la provincia de La Rioja, abogada, de reconocida expertise constitucional, cuestionó la iniciativa de Milei que respalda a Lijo que el Senado apruebe su pliego de designación en el máximo tribunal de Justicia de la Nación, aunque también dedicó algunas definiciones acerca de la administración libertaria y, en tal sentido, reconoció que una mayoría de la población depositó en La Libertad Avanza su confianza para llevar adelante una “definida vocación de cambio” con la que la UCR se muestra proclive en acompañar algunas medidas, aunque dejó en claro las discrepancias de su partido con la concepción que tiene Presidente respecto del rol del Estado y, además, juzgó que el primer mandatario debe entender que “su principal rol en este momento es ser Presidente y no profeta libertario en el mundo”.

Hace casi cinco meses que Javier Milei asumió como Presidente y nos gustaría conocer ¿cuál su mirada sobre el curso de la gestión del gobierno libertario?

Creo que hay una profunda y definida vocación de cambio en los argentinos depositaron por distintas razones su confianza en Milei; algunos por esperanza, otros por bronca, otros por hartazgo (en las últimas elecciones presidenciales) y temo que esa clara voluntad histórica de cambio se dilapide porque advierto que hay demasiada improvisación en el gobierno en el que ni siquiera se terminan de conformar equipos; los equipos que conforman los desarman en un santiamén; el Presidente está convencido que tiene una misión superior encomendada por las fuerzas del cielo para convertirse en profeta libertario a escala mundial y se olvida que su principal tarea, en la que debería ocupar todo su tiempo, es la de administrar la cosa pública porque para eso lo han elegido los argentinos. Es como que él, partiendo de la idea de que él considera al Estado como una organización criminal, desprecia al Estado, pero un Presidente tiene la tarea de administrar justamente el Estado y entonces surge ahí ese temor de que se tire por la borda esta oportunidad histórica que tenemos como pueblo de hacer las reformas profundas que hacen falta. Veo que hay también una enorme soberbia en él, además del desprecio por el Estado, por la cosa pública y la política y lamentablemente la sociedad también está en esa sintonía poniendo a todo el mundo en el mismo nivel, en la misma bolsa, cuando es justamente la política, la buena política, la que debe resolver los problemas de los argentinos, la que debe recuperar el Estado, la que debe hacer un Estado ciertamente más chico, más eficiente, más cercano a las demandas de la ciudadanía y que de respuestas en forma transparente, rápida y eficaz. Yo soy radical y como los radicales somos reformistas y creemos en la necesidad de cambio, de progreso y de bienestar, pero eso viene de la mano solamente de la buena política y de un respeto irrestricto a la Constitución Nacional y a las instituciones que allí están contempladas y que son nuestro pacto fundante como Nación. Y también me genera ese temor el desprecio por la Constitución y las instituciones de la República que manifiesta de forma permanente en el Presidente. Creo que no podemos desaprovechar esta oportunidad histórica de una voluntad absolutamente mayoritaria de cambio y espero que el Presidente tome conciencia de la enorme responsabilidad que tiene, dimensione y ponga en primer lugar en su agenda la administración del Estado, del gobierno de la cosa pública, porque la administración del Estado no funciona sola sino que funciona con una cabeza que dirige con funcionarios con delegación de facultades suficientes por parte del Presidente como para que las cosas se hagan como debe ser. Espero que reflexione, que entienda que su principal rol en este momento histórico para la Argentina es ser Presidente y no profeta libertario en el mundo. Espero que el Presidente se deje ayudar, que entienda que el diálogo, tal como nos enseñó Raúl Alfonsín, es el único camino posible en democracia para construir consensos. La Argentina necesita consensos básicos que nos permitan avanzar, de una vez por todas, y ponernos de acuerdo en los puntos fundamentales y cómo esos puntos o esos temas se van a convertir en políticas pública que trasciendan este gobierno y que se sostengan a lo largo del tiempo; poder pensar en el mediano y largo plazo y no sólo salir de la coyuntura, de la crisis económica, de la inflación, de la recesión sino establecer las condiciones básicas para que las cosas empiecen a funcionar de una vez y para siempre

Hay muchas cosas que están mal en el Estado, muchas, hay muchos nichos de corrupción y eso es cierto y hay que romperlos a todos; no se puede admitir la corrupción ni siquiera en un mínimo nivel, y en eso estamos absolutamente de acuerdo y, a partir de ahí, sentar las bases de acuerdos y consensos básicos para echarnos a andar. Siempre tomo como ejemplo y con sana envidia el caso de Israel que pasó, en un momento de su historia, dos años sin poder formar gobierno y, sin embargo, todo siguió funcionando, no se paró la educación, no se paró la producción, no se paró la industria, no tuvieron una corrida cambiaria, no tuvieron una espiral inflacionaria ni hiperinflación. ¿Por qué?, Porque justamente tienen consensos básicos convertidos en políticas de Estado que, aún sin haber podido conformar gobierno, todo pudo funcionar con el Parlamento y con los ministros en cada cartera. Insisto en que esta clara voluntad de cambio que es histórica, en la mayoría del pueblo argentino, no puede desaprovecharse y para que podamos salir adelante el Presidente tiene que asumir su rol, tiene que dejarse ayudar, tiene que dejar ese estilo de confrontación permanente y de insulto, de denostación y desprecio al que piensa distinto y tiene que aprender a sentarse con quienes pensamos diferente y tenemos mucho para aportar para poder avanzar en esos consensos que nos permita superar este momento.

Usted no desconoce, obviamente, que el Presidente ha convertido en un leitmotiv de su discurso atacar lo que él llama la casta y con ello identifica a la oposición y sus dichos ha derivado en los más variados calificativos hacia la UCR a la que alude, pero no menciona directamente, pero está claro que su ataque está dirigido al radicalismo, a sus autoridades o sus representantes en el plano legislativo principalmente. ¿Qué piensa sobre esa actitud?

Creo que el Presidente tiene algo particular con el radicalismo.

Pero es parte de su personalidad como lo decía antes; esa parte de su personalidad que lo hace considerarse que está en un plano superior a los demás y que todo aquel que piensa diferente, tal como dijo recientemente, es un degenerado; bueno…, todo aquel que piensa diferente, para él, es un degenerado, un delincuente. Y es una enorme contradicción porque él tiene en su gabinete gente que viene de la más pura y rancia casta política, en su entorno más íntimo hay gente de la más pura y rancia casta política pero en su mente él disocia, hace como una disociación y anula esa realidad y habla sin freno inhibitorios; no tiene frenos inhibitorios, anula esa parte de la realidad que a él no le gusta, no quiere ver o en su cabeza no considera y a todo el resto lo considera casta, degenerad o delincuente, rata; es parte de esto lo que a nosotros los radicales nos hace ruido. A mí personalmente, no me preocupa que nos insulte; lo que me preocupa es lo que se genera en la sociedad, no entre los radicales, entre los ciudadanos. Porque cuando el Presidente habla construye cultura, no el cualquiera el que habla; se trata del Presidente y cuando habla, insisto, construye cultura y está construyendo una cultura que nos enfrenta más, que nos hiere más, que nos separa más, que nos fractura más como sociedad y no es eso lo que hace falta para sacar adelante a la Argentina.

También creo que hay un absoluto desconocimiento e irresponsabilidad respecto de las reglas básicas de convivencia y de buenos modales que debemos tener. En el caso del Presidente hay una cuestión institucional, de su investidura, y él debe dar ejemplo de buenos modales, de buen trato. No me hago la puritana, pero a mí no me gusta escuchar un Presidente que al hablar utilice palabras groseras y las utiliza de manera corriente en su discurso, bajando el nivel de la discusión política. Y, diría más, llevando la conversación publica a un nivel muy bajo del cual va a ser muy difícil salir. No me preocupa que nos insulte y nos maltrate a nosotros; me preocupa el insulto y el mal trato y esta forma de confrontar en general a la sociedad y me preocupan algunas de sus ideas porque nosotros compartimos la vocación de cambio, pero no compartimos la idea del anarcocapitalismo, de anular el Estado, de romper todo…

Nosotros creemos que la educación debe ser pública, gratuita, laica y de calidad; creemos que el Estado debe garantizar la seguridad, la justicia, la salud y esto es una obligación ineludible del Estado que es el mismo que debe dar las condiciones para que abran nuevas fuentes de trabajo y poder de a poco superar la recesión profunda en la que en términos históricos es terrible y no veo que haya propuestas o herramientas para eso porque la ‘Ley Bases’ no alcanza para recuperar las fuentes de trabajo que están perdiendo ni para reactivar la economía y no alcanza solamente con controlar la inflación. Eso no se va a traducir en bienestar y mejora en la calidad de vida de los argentinos sino se receptan y se trabaja en conjunto las propuestas necesarias para cuidar y mejorar las pymes, mover la economía local real.

Desde el inicio de la gestión de la administración libertaria se siente un fortísimo ajuste en el sector público que el gobierno declara que tiene por objetivo reducir drásticamente el déficit fiscal como parte del combate a la inflación que al menos en el último mes exhibió un descenso ¿Qué opinión tiene sobre las medidas que ha adoptado la administración de Milei en ese sentido?, ¿Cuál cree que es el impacto que a su criterio provocan esas medidas y que mirada tiene respecto del corto y mediano plazo de la situación porque en el medio de todo esas medidas está la población?

Partimos de la idea en que estamos de acuerdo en la necesidad de reducir el gasto público, el gasto público innecesario, aquel detrás del cual está la coima, el choreo, el afano y los quiosquitos. Compartimos absueltamente la idea del equilibrio fiscal que es absolutamente necesario para generar las condiciones para arranquemos y, por supuesto, controlar la inflación que es el peor impuesto y el que más afecta a los sectores más vulnerables, pero todo eso ‘no se puede conseguir con la gente afuera’; todo eso hay que conseguirlo con ‘la gente adentro’, con la protección de los sectores vulnerables y de la clase media que hoy ya es pobre aunque en su conciencia no lo admita.

Pero también advierto en los sectores medios y bajos de la población una voluntad de resistir y eso es innegable. La gente esta dispuesta, después de haber visto tanta corrupción, tanto despilfarro, tanta impunidad, a seguir aguantando lo que sea, a seguir reduciéndose. El problema es que hay sectores que no tienen más en qué reducirse; los jubilados con 250 mil pesos no pueden, no llegan ni al día 2 de cada mes porque no les alcanza para cubrir sus necesidades básicas, comer, comprar sus remedios, eso los coloca en una situación insostenible. Por ello, celebro la decisión del Bloque de Diputados Nacional de la UCR de avanzar en una nueva ley de movilidad jubilatoria que le otorga a los jubilados la posibilidad de que le devuelvan lo que perdieron con el pico de inflación de enero y que incluye medidas para que las jubilaciones avances no sólo en base al IPC sino también para que, en caso de que la inflación supere al salario, los haberes se acomoden a esa circunstancia.

Por eso digo, es una línea muy finita; equilibrio fiscal, déficit cero, control de la inflación, todo eso hay que lograrlo siendo muy cuidadosos de esos sectores que se han caído y se van cayendo; no abusar de la decisión de bancar que tiene la clase media porque la realidad es que el ajuste recae en la clase media y los jubilados. La clase alta, los ricos, tienen el dinero afuera del país y ¡es más!, son evasores y el Presidente celebra que sean evasores y los llama héroes, son héroes nacionales y los que le ponen el hombro al país son la clase media, el laburante, aquel que tiene el kiosco, el comercio, la pequeña fábrica, y están haciendo malabares para no despedir a sus empleados que seguramente es gente que toda la vida vivió de su trabajo, o las pymes. Creo que es un muy buen avance la sanción en Diputados del proyecto de ley de movilidad jubilatoria. Creo que también el gobierno ha ido tomando nota de esto y por eso ha frenado los aumentos que tenía previsto hacer, es decir, tiene que ir midiendo la velocidad del ajuste porque sino las consecuencias van a ser irreparables.

La llevo a una cuestión que está muy ligada a su experiencia parlamentaria, recordamos que fue Vicepresidente de la comisión de Justicia en la Cámara de Diputados en su momento y apelamos también a su condición de abogada con reconocida expertise en la cuestión institucional y constitucional. La consulta está directamente vinculada con la propuesta del Poder Ejecutivo Nacional de designar al juez federal, Ariel Lijo, sobre quien pesan numerosos cuestionamientos, como miembro de la Corte Suprema de Justicia. ¿Qué piensa usted primero sobre esto? Y también nos gustaría saber ¿qué posición tiene o tendrá el radicalismo como partido de oposición?

Primero mi posición personal. Como profesional del derecho me parece una locura la propuesta de designar a Lijo para integrar la Corte Suprema de Justicia. Es un juez que tiene severos cuestionamientos públicos referidos a su falta de ética, a su falta de transparencia e independencia en el desempeño de sus funciones como juez federal; no reúne claramente las condiciones éticas exigidas para integrar el máximo tribunal de justicia de la Nación. No hay que olvidarse que hubo una causa por enriquecimiento ilícito contra su hermano y estrechamente vinculada a su persona y a su modo de vida que fue enterrada de forma por demás ágil y sospechosa ¿no?; tiene evidentes inconsistencias patrimoniales que hacer presumir que podría haber enriquecimiento ilícito o dicho de otra manera no puede justificar razonablemente su nivel de vida con el salario que percibe como juez federal. Desde el puto de vista de su formación técnica y jurídica el juez Lijo no tiene antecedentes que lo avalen; es un abogado más, del montón. Ha sido cuestionado y creo que ha sido la nominación de un postulante que ha tenido más impugnaciones formales que se recuerde; está cuestionado por su intervención en causas resonante como la de YPF. Si él hubiera actuado en su momento ante la denuncia formulada por la Coalición Cívica no estaría ahora la Argentina teniendo que afrontar esa deuda de 16 mil millones de dólares que debe pagarse como consecuencia de la sentencia de los tribunales de los Estados Unidos. También es muy sospechoso y cuestionado su proceder en la causa Siemens en la que en Estados Unidos fueron condenados los directivos de las empresas y acá en la Argentina no hubo ninguna condena, algo que no tiene lógica, y que evidencia que, ahí, algo funcionó mal, así como la causa Ciccone, la causa de la obra sociales del personal judicial de la Nación.

Hay otro dato muy importante porque para que nuestro país funcione y tenga reglas claras, para que nuestro país sea atractivo para las inversiones, necesitamos seguridad jurídica; para seguridad jurídica necesitamos justicia independiente, ágil, eficaz y transparente. Y según un estudio realizado por el INECIP (Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales y Sociales) que revela que Lijo es el juez más ineficaz de todos los jueces federal con un 44% de casos no resueltos. Esto nos permite pensar que él ha tenido en cuenta circunstancias distintas a las procesales para acelerar o demorar determinadas causas. Es conocida la posibilidad de supuesto tráfico de influencias en el que ha estado involucrado en Comodoro Py. No sería una buena noticia ni un buen ejemplo para toda la judicatura y, mucho menos para hombres y mujeres que amamos el derecho, que creemos en el derecho como herramienta de construcción democrática y creo que, además, la Corte, especialmente para quienes vivimos en provincias, con rasgos totalitarios como nuestra provincia de La Rioja, la Corte siempre ha sido nuestro último resguardo más allá de haber obtenido sentencias favorables y otra veces no, pero hay hoy una concepto y una visión, por decirlo de alguna manera, la intangibilidad de la Corte y eso se perdería con Lijo como miembro del máximo tribunal y nos dejaría aún más desprotegidos. Y eso no es menor porque acá en La Rioja no funciona la justicia, hay un desamparo total, la justicia acá en La Rioja es un apéndice del poder políticos. Nosotros tuvimos en el año 2021 cuarenta días tomados los camiones compactadores destinados a la prestación del servicio esencial de recolección de residuos y ni un juez ni un fiscal, no el Superior Tribunal, ni siquiera el juez federal tomó carta en el asunto; miraron para otro lado, permitieron que se consumara en forma continuada durante 40 días un delito tremendo y a consecuencia de eso el daño ambiental y no hubo protección judicial, no hubo amparo. Para provincias como La Rioja donde todo funciona de acuerdo a la voluntad del poder político, tener una Corte Suprema de Justicia que sea impenetrable, incuestionable moral y éticamente, solvente jurídicamente, que aún cuando a uno no le de la razón, la Corte lo atendió y con razones fundadas rechazó o no el planteo. Esto no es menor y creo que este sentimiento lo tenemos muchos de aquellos que vivimos en provincias como La Rioja, Formosa, etc. Insisto, creemos que la posibilidad de que Lijo integre la Corte sería un retroceso y sería empañar esa intangibilidad de esta Corte que se ha ido manteniendo desde su integración hasta ahora.

Y le preguntamos sobre su eventual pronunciamiento del partido en este mismo tema de la candidatura de Lijo para integrar la Corte Suprema de Justicia….

A titulo personal creo que la conducción nacional de la UCR se tiene que expedir al respecto. Tenemos la obligación de responder a una petición firmada por cuatro diputados nacionales que nos han solicitado no sólo que nos pronunciemos, sino que impugnemos ante el Senado la postulación de Lijo. Pienso que tenemos el deber moral de pronunciarnos no sólo por la necesidad de que haya mujeres en la Corte, que no es una cuestión menor porque es muy importante la visión de la mujer en la cabeza del Poder Judicial, sino que además creo, insisto, consideró que desde el Comité Nacional de la UCR tenemos que pronunciarnos en rechazo a la candidatura de Lijo.

El radicalismo, desde su rol de oposición, y pese a los durísimos cuestionamientos que ha recibido de parte del Presidente, ha apostado a una oposición que podríamos decir se muestra como obstruccionista y eso ha generado que se los identifique a como parte de la llamada ‘oposición dialoguista’ ¿Que mirada tiene sobre el rol en el que se la ubica a la UCR ante un gobierno con el que, al menos ideológicamente, no tienen ninguna coincidencia”.

Nosotros somos oposición, pero no somos oposición, como usted dice, obstruccionista. Nuestra responsabilidad histórica es acompañar el proceso de cambio y de transformaciones profundas, pero sin alejarnos de nuestros valores, principios e ideales, interpretando la voluntad de cambio que ha manifestado la mayoría del pueblo argentino, pero desde nuestra mirada, desde nuestra concepción ideológica. No podemos acompañar con ojos cerrados o haciendo la vista gorda cualquier propuesta del gobierno. Tenemos que acompañar lo que sea razonables; tenemos la obligación de aportar para mejorar las iniciativas que provengan del gobierno y siempre desde nuestra posición, pero no por una cuestión dogmática, cerrada, sino por una cuestión de responsabilidad histórica y política. Nosotros queremos que a la Argentina le vaya bien; debemos superar este estancamiento y retroceso en el cual estamos anclados, pero no por eso podemos dejar de lado nuestros principios, nuestros valores y las ideas que hacen a la razón de ser de nuestra existencia como partido.

Y entonces: ¿Qué visión tiene respecto del rol que tiene que jugar el radicalismo de cara al futuro desde este presente?

Nosotros tenemos que mantenernos en nuestro rol de oposición seria, responsable, con aportes, con ideas, con visión de cambio y de futuro y, de a poco, a futuro, pero a futuro no pensando en una elección sino pensando en las próximas generaciones de argentinos, construir una alternativa de centro que nos permita recoger y profundizar los cambios y las transformaciones para avanzar hacia esa Argentina que le queremos dejar a nuestros hijos.

spot_img
spot_img

Veinte Manzanas

spot_img

Al Toque

Alejandro J. Lomuto

Entre Lula y Bolsonaro, vuelve a hacerse fuerte el amplio centro en Brasil

Alejandro Garvie

Postales del fin del trabajo conocido

Julián Álvarez Sansone

Aumentó la pobreza: ¿Qué estuvo haciendo Pettovello?